La valorización energética, una solución necesaria en tiempos de incertidumbre

Un entorno global en el que Aeversu, Asociación de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos, continúa con su trabajo para que las plantas de valorización energética sean reconocidas como fuente de energía limpia y queden integradas en la infraestructura para 2035 (esta producción de energía es de aproximadamente un 50% renovable, sustituyendo así a los combustibles fósiles).

De acuerdo a recientes datos de Eurostat (correspondientes al segundo trimestre de 2022), las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la economía de la UE alcanzaron los 905 millones de toneladas equivalentes de CO₂, una reducción de casi un 10,5% interanual, pero con un 3% de incremento respecto al primer trimestre. De este total, el apartado ‘gestión de residuos y actividades de suministro de agua, alcantarillado y descontaminación’, supuso un 4% (37 millones de toneladas).

En todo caso, los países escandinavos continúan siendo una referencia a la hora de reaccionar ante este empeño global, como sucede con su intención de eliminar el impuesto sobre la incineración. El gobierno sueco, por ejemplo, ha presentado una propuesta para eliminar la tasa con el fin de crear mejores condiciones para producir más electricidad y no depender de los combustibles fósiles, mientras que Noruega ha pedido eliminar este impuesto aprobado a principios de 2022 (unos 20 euros por tonelada de CO₂, o unos 10 euros por tonelada de residuos que se incineran). Datos esperanzadores frente a una realidad, la del continente europeo, que debe mejorar: de las 130 plantas de valorización energética de residuos que se pusieron en marcha en 2021 en todo el mundo, diez entraron en operación en Europa.

Aeversu apoya la visión de los países escandinavos para eliminar los impuestos directos sobre la incineración de residuos como parte sustancial de la solución al problema de los vertederos y, al mismo tiempo, como vía de generación energía que se aprovecha para viviendas e industria. No dudamos de que la eliminación de estas tasas tendrá un efecto global positivo sobre el medio ambiente y estamos convencidos de que, a largo plazo, se reducirá el vertido porque será más barato utilizar más residuos para su recuperación energética en las instalaciones más eficientes de Europa, en lugar de enviarlos a un agujero con las consecuencias medioambientales que eso conlleva.

El camino escogido por Suecia o Noruega (eliminar la tasa mientras se mantiene o sube la propia del vertido) debe ser el elegido por España, donde, de momento, se está implantado excluyendo solo a la coincineración, que consume combustibles fósiles. Mantener solo la tasa para el vertedero para fomentar el reciclaje y la valorización energética, al menos durante la actual crisis de precios de la energía, es el mejor camino para generar una energía barata, autóctona y fiable. Opciones a las que hay que añadir ejemplos como los de Francia, donde cerca del 50% de la red de calefacción urbana de París se abastece de las tres plantas de conversión de residuos en energía de la ciudad, que suministra a todos los hospitales de la ciudad y a la mayoría de sus museos. O Alemania, donde los residuos municipales tratados en la instalación de Wuppertal se utilizan para generar hidrógeno para alimentar los autobuses de transporte público.

Como país de la Unión Europea que destina más residuos a enterramiento en vertedero (más de 11,8 millones de toneladas al año), no podemos dejar de lado el importante potencial de la valorización energética para solucionar la crisis energética. En el caso español, y de acuerdo a cálculos realizados por Aeversu, el precio medio de la energía en 2022 ha sido de 232,46 €/MWh, ello supondría que el valor de mercado de esa energía que se desperdicia en los vertederos sería de aproximadamente 1.808 M€/año. Si cerca de 12 millones de toneladas van a vertedero, la energía que se podría obtener de estos residuos sería, aproximadamente, de unos 7.800 GWh/año, el equivalente a las necesidades de 2,25 millones de hogares o al consumo de 5,5 millones de personas.

Por ello, desde la asociación reclamamos la atención sobre esta incongruencia que afecta directamente al medio ambiente: enterramos (literalmente) la posibilidad de generar millones de KWh de esta energía barata, autóctona, fiable y neutra (y, a cambio, compramos energía a precios muy elevados, externa y fósil). En este contexto, España debe hacer una moratoria a la tasa de incineración y mantener solo la de vertido, para aprovechar la energía que estamos desperdiciando.

Desde nuestra condición de miembros de CEWEP (Confederación de Plantas Europeas de Residuos de Energía), asociación que agrupa a los operadores de plantas de residuos de energía, representados en 450 plantas de 23 países, Aeversu está alineada con los objetivos marcados en las ‘hojas de ruta’ de la Unión Europea, en los que la valorización energética es uno de los puntos clave para mitigar los efectos del cambio climático y una solución más a activar para paliar los efectos de la crisis energética.

En este sentido, FEAD, la Asociación Europea de Gestión de Residuos, ha manifestado recientemente que el sector está en condiciones de contribuir a cumplir los objetivos de la UE porque las operaciones de reciclaje y recuperación ahorran recursos materiales, energía y emisiones de CO₂ al evitar la extracción, el procesamiento y el uso de materias primas vírgenes y combustibles fósiles. En este sentido, indica que, actualmente, las plantas europeas de valorización energética tienen la capacidad de suministrar electricidad a 18 millones de habitantes y calor a 15,2 millones.

De cara a este año, y en línea con el Programa de Trabajo 2023 de la Comisión Europea, Aeversu, continuará trabajando para propiciar el avance de la economía circular, que mejore datos como los suministrados este año por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, que indicaban cómo el 53,4% de los residuos urbanos tuvieron como destino final el vertedero, el 35% se reciclaron y solo el 11,6% restante de residuos se valorizaron energéticamente.

El aumento del reciclaje y el descenso al mínimo de los vertidos se mantiene como compromiso irrenunciable para continuar reduciendo las emisiones de GEI. Como ejemplo de nuestro trabajo, doce plantas de valorización energética que forman parte de Aeversu tratan, de media, unas 2.300.000 toneladas de residuos no reciclables al año, con lo que producen, aproximadamente, 1.600.000 MWh de energía, evitando así la emisión a la atmósfera de 224 kilos de CO₂ por tonelada de residuo urbano que se habría producido en el caso de que esos residuos hubieran acabado en vertederos.

Las necesidades son tales que el incremento de nuevas instalaciones se debe duplicar, en línea con las estimaciones de la Unión Europea, con 40 millones de toneladas/año de capacidad para cumplir con los objetivos fijados para 2035. En el caso de España, las cantidades máximas de residuos urbanos que pueden llegar al vertedero serían de, aproximadamente, 2,3 millones de toneladas/año para 2035 (si el 65% de los residuos urbanos deben ser reciclados, se debe llegar a, al menos, un 25% de tratamiento de estos en plantas de valorización energética).

Si queremos cumplir con las directrices, debemos ponernos en marcha cuanto antes. El futuro es ya y ahora. Debemos apostar por este sector porque, además de ser una actividad favorable para el medio ambiente, también lo es por generar empleo y de calidad, como un modelo de negocio eficiente que supone un claro ejemplo de transferencia tecnológica a la sociedad.

“Aeversu continúa con su trabajo para que las plantas de valorización energética sean reconocidas como fuente de energía limpia y queden integradas en la infraestructura para 2035”