La economía circular reducirá un 26% las emisiones de CO2 y generará 3.000 nuevos empleos en Euskadi hasta 2030
El Consejero de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco, Iñaki Arriola, ha presentado al Consejo de Gobierno celebrado hoy la Estrategia de Economía Circular del País Vasco que, con un horizonte a 2030, tiene la misión de impulsar la transición de Euskadi hacia un modelo de economía circular y posicionarse como una región referente en Europa, al tiempo que “espera lograr resultados positivos para nuestro territorio en tres ámbitos: aumentar la facturación de las empresas vascas en productos más circulares hasta los 10.000 millones de euros, crear 3.000 empleos en el ámbito de la economía circular y reducir un 26% las emisiones de carbono asociadas al consumo”.
El Consejero ha explicado que “la facturación generada por productos y servicios que han aplicado criterios de economía circular en 2016 se estima en 2.852 millones de euros y representa un 28% de la facturación total de las empresas”. Las previsiones aportadas por las empresas relejan un fuerte crecimiento de las ventas de productos o servicios ecodiseñados, tanto en términos absolutos como porcentuales, que alcanzarán los 7.250 millones de euros en 2020. Las previsiones a futuro apuntan a que en 2030 se superarán los 10.000 millones de euros generados como consecuencia de innovaciones de producto, servicio o proceso, mediante las que se logrará reducir el impacto medioambiental a lo largo del ciclo de vida del producto.
La aplicación de la Estrategia de Economía Circular de Euskadi también tendrá repercusión directa en la generación de puestos de trabajo. El desarrollo de nuevos negocios y la mejora competitiva de las empresas actuales permitirá la creación de nuevos empleos, tanto en las empresas existentes en la actualidad como en nuevas compañías surgidas como fruto del cambio de modelo.
“En la actualidad, en el sector industrial de Euskadi existen 18.463 empleos relacionados con actividades de economía circular. Esto supone algo más de un 2% del total de empleos de la economía vasca”, ha apuntado Arriola. El objetivo de cara a 2030 es continuar aumentando esa cifra hasta alcanzar los 3.000 nuevos empleos.
En tercer lugar, la aplicación de la Estrategia de Economía Circular tendrá un impacto directo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. “Se espera una reducción anual de casi 1 millón de toneladas CO2 equivalentes, a sumar al resto de estrategias existentes”, ha señalado el consejero de Medio Ambiente, lo que supone una reducción del 26%. Esta reducción vendrá originada por los cambios en la gestión de residuos, es decir, el descenso en la generación de deshechos y el aumento de su reincorporación a la economía como materiales secundarios, y por la disminución de la importación de recursos.
Objetivos estratégicos
Para lograr estos resultados, la Estrategia de Economía Circular de Euskadi fija tres objetivos estratégicos:
- Aumentar en un 30% la productividad material. La productividad material permite medir la evolución de la economía hacia un modelo de producción y consumo menos dependiente de los materiales. De esta manera, una productividad material alta representa un aprovechamiento más eficiente de los recursos, un mayor valor añadido de los productos y una menor dependencia de la importación y extracción de materiales. En la actualidad, la industria vasca consume 21 millones de toneladas de materias primas al año, de las que un 77% son importadas: principalmente, combustibles fósiles, minerales metálicos, biomasa y minerales no metálicos. Aumentando la productividad material, Euskadi busca desacoplar el crecimiento económico del consumo de materiales.
- Aumentar en un 30% la tasa de uso de material circular. La tasa de uso de material circular permite medir la contribución de los materiales reciclados en el País Vasco a la demanda total de materiales y representa un elemento clave para evaluar la circularidad de la economía. Aumentar esta tasa implica no sólo rebajar la dependencia de las importaciones o la extracción de materias primas, sino reducir los residuos que, de otra manera, acabarían depositados en un vertedero. En la actualidad, la industria vasca genera el 72% del total de los residuos, de los cuales un 42% acaban en vertedero. Por otro lado, además de reducir emisiones, el aumento del uso de material circular impulsará el sector del reciclaje y la aparición de empresas ligadas a la transformación y aprovechamiento de residuos para su reutilización en otros procesos productivos.
- Reducir en un 30% la tasa de generación de residuos por unidad de PIB. Esta tasa expresa la intensidad de la actividad económica en generación de residuos y proporciona una medida de su ecoeficiencia. El cambio de modelo hacia una economía circular busca desacoplar el crecimiento económico del consumo de materiales, y para ello es igualmente importante desacoplar también ese crecimiento económico de la generación de residuos. Según los últimos datos disponibles (2016), en Euskadi se generaron 67 kg de residuos (excluidos los principales residuos minerales) por cada 1.000 euros de PIB. El objetivo a 2030 es bajar esa cifra a 47,6 kg.
Adicionalmente, la Estrategia recoge dos objetivos complementarios a este último objetivo en relación con dos de las corrientes priorizadas por la Comisión Europea, que son: reducir a la mitad la generación de desperdicios alimentarios y lograr que el 100% de los envases de plástico sean reciclables.
Instrumentos de apoyo
Para conseguir los resultados, y en línea con los tres objetivos estratégicos, la Estrategia de Economía Circular de Euskadi se despliega en 10 líneas de actuación en torno a 4 ámbitos (competitividad e innovación, producción, consumo, y gestión de residuos y materias primas secundarias), enmarcados en un Plan de Acción específico para los próximos 5 años. Dicho Plan de Acción lleva aparejado la puesta en marcha de una serie de instrumentos por parte de la Administración, que tienen que ver con desarrollo de legislación propia para determinadas corrientes de residuos; ayudas a la inversión, especialmente en infraestructuras de gestión de residuos, eficiencia productiva y nuevos negocios; ayudas para I+D+i; deducciones fiscales; tasas e impuestos ambientales; desarrollo de estándares técnicos y metodologías para facilitar la utilización de materiales secundarios; y capacitación, generación y transferencia de conocimiento, entre otras medida