Entrevista a Jordi Renom i Sotorra, director de la División de Gestión de Residuos de la Agència de Residus de Catalunya
8 de octubre de 2010
En síntesis, ¿cuáles son los rasgos que definen y diferencian el modelo de gestión de residuos en Catalunya, respecto del resto de comunidades autónomas? ¿Cree que este modelo sigue el patrón de otros países, por ejemplo Alemania, en sintonía con la Directiva Marco 2008/98/CE?
Básicamente, los rasgos fundamentales que definen el modelo de gestión de residuos de Cataluña en relación a otras comunidades autónomas son la recogida selectiva de la materia orgánica domiciliaria y comercial en origen (además de las fracciones de vidrio, papel/cartón y envases), así como el tratamiento de cualquier flujo de residuo previo a su eliminación (vertido o incineración).
En cuanto a la segunda pregunta, el modelo sigue el patrón de los países más avanzados del centro y norte de Europa. En estos momentos, estamos trabajando con el Ministerio de Medio Ambiente para la transposición de la Directiva Marco a la nueva Ley de Residuos. En base a ello y al propio desarrollo de la Directiva Marco valoraremos algunos aspectos como la consideración de valorización o eliminación de la incineración, la definición de subproducto, y los protocolos para establecer el fin de vida del residuo.
Una de las características del modelo catalán de gestión de residuos municipales es la existencia de plantas de fracción ‘resto’. Es decir, los residuos no llegan a los vertederos o a las incineradoras sin haber pasado por un proceso de tratamiento previo. En concreto, ¿cómo contribuye la normativa catalana a ello?
La normativa catalana, aprobada por unanimidad en el Parlament de Catalunya, establece que los residuos municipales no se pueden gestionar en las instalaciones finalistas (vertederos o incineradoras) sin antes haber pasado por un proceso de tratamiento que asegure su máxima recuperación material y energética. Por ello, en el marco del Plan territorial sectorial de infraestructuras de residuos municipales que promovemos, construimos plantas específicas para tratar la fracción ‘resto’, que aún contiene materiales valorizables. Así, garantizamos el máximo aprovechamiento de los residuos compatibles a nivel técnico, ambiental y económico, reduciendo aquello que llevamos a destino final.
En general, ¿la separación de las fracciones 'resto' de los desechos que no se pueden recuperar se lleva a cabo de forma correcta en Cataluña? De no ser así, ¿cómo se podría mejorar?
En Cataluña, el tratamiento de la fracción ‘resto’ se hace, de forma adecuada, en distintas instalaciones que funcionan, algunas de ellas desde hace tiempo, como es el caso de los Ecoparc del ámbito metropolitano de Barcelona. Por su parte, en el marco de la ejecución de la planificación de infraestructuras, estamos construyendo instalaciones de nueva generación para hacer este proceso, implantando la mejor tecnología disponible y adaptándolas a la composición de los residuos que les llegan y a los distintos ámbitos territoriales en los que operan. Al igual que en cualquier otro ámbito, en la gestión de los residuos, es indispensable la innovación, el desarrollo y estar atentos a los avances tecnológicos, intentado disponer de los mejores instrumentos para valorizar y tratar el material. Esto es lo que llevamos a cabo en la construcción de las nuevas infraestructuras.
En su opinión, ¿cree que existe suficiente mercado, infraestructuras e información acerca de la valorización material de residuos en la comunidad autónoma?
En relación a las infraestructuras, el gobierno de Cataluña ha planificado cuáles son las necesidades en los distintos ámbitos territoriales que garanticen la suficiencia en la gestión de residuos municipales, con criterios de proximidad y suficiencia. Esto supone, en las distintas fases de ejecución de las instalaciones programadas, una inversión pública alrededor de los 1.000 millones de euros y la creación de unos 5.000 puestos de trabajo durante la ejecución y de 2.5000 puestos más (directos e indirectos) en la fase de explotación de las instalaciones.
Asimismo, en Cataluña existe un sector de los gestores de residuos maduro y consolidado, formado por más de 700 empresas que operan tanto en el campo de los residuos municipales como en el de los industriales y de la construcción. Existe, pues, un mercado en este sentido, que creemos seguirá evolucionando en los próximos años, en la línea de las políticas impulsadas por la Unión Europea que habla de convertir a Europa en la sociedad del reciclaje. Esto supone, por tanto, dinamizar también un mercado del reciclaje, en el cual intervienen distintos agentes (administraciones, sector productivo y empresarial y ciudadanía).
Cataluña cuenta con cuatro de las 10 incineradoras para valorización energética en funcionamiento del país. ¿Se trata de una alternativa emergente, especialmente en procesos como la digestión anaeróbica? En caso contrario, ¿a qué se debe?
Cuando las condiciones ambientales y económicas permiten técnicamente la recuperación material (reciclaje), el balance en relación al aprovechamiento energético y de ahorro en emisiones de gases de efecto invernadero es superior al del simple aprovechamiento por combustión del contenido energético del residuo. Por esta razón, en Cataluña, en consonancia con la Directiva Marco, la prioridad en la gestión de residuos es la prevención y el reciclaje. Es decir, el aprovechamiento material. Por otro lado, la Directiva Marco establece que el siguiente eslabón en la jerarquía de gestión de residuos, después de la recuperación material, es la valorización energética. La obtención de energía mediante la digestión anaeróbica de determinados flujos de bioresiduos así como a través de la incineración de los residuos que han sido ya pretratados, son dos formas de valorización energética compatible y complementaria en nuestro modelo.
En unas jornadas sobre valorización energética en Cataluña, usted aseguraba que esta podría contribuir a disminuir la dependencia energética en la comunidad. De hecho, el Progremic 2007-2012 prevé obtener el 3% del total de energía eléctrica generada en Catalunya en las plantas de valorización de residuos. ¿Es viable alcanzar dicho porcentaje y cómo se proponen conseguirlo? ¿Qué representaría esta mayor independencia energética, mediante esta tecnología, para la comunidad autónoma?
En el contexto actual de crisis energética y de agotamiento del modelo basado en los combustibles fósiles, es imprescindible buscar nuevas fuentes alternativas y autóctonas para proveernos de energía, y luchar por reducir la dependencia de los combustibles fósiles de Cataluña, que es altísima. Para aprovechar todas las fuentes energéticas debemos apostar por una diversificación en este campo. Así evitamos, sobre todo, problemas eventuales de suministro en el futuro. Cuando ya no podemos hacer un aprovechamiento material de los residuos –no debemos olvidar que estos son un recurso–, aún cabe la posibilidad de hacer un aprovechamiento energético, tal y como establece la Directiva Marco. Desde este punto de vista, hablamos en nuestra planificación de residuos de obtener el 3% de la energía eléctrica generada en Cataluña en las plantas de residuos, que incluyen los procesos de digestión anaeróbica en algunas instalaciones y de valorización energética en las incineradoras.
La Directiva Marco 2008/98/CE establece como prioritaria la prevención de residuos. También determina la obligación para los estados miembro de efectuar planes de prevención periódicos, aunque no marca ningún objetivo cuantitativo al respecto. En su opinión, ¿cómo se puede subsanar, a la práctica, este vacío legal? ¿Qué deberían hacer los ciudadanos en materia de prevención para que los resultados fueran apreciables desde un punto de vista medioambiental?
Uno de los pilares fundamentales del modelo catalán de gestión de residuos es la prevención. Por eso, nuestra planificación (Programa de gestión de residuos municipales de Catalunya – Progremic) dispone de un Programa específico para la prevención de los residuos municipales. De hecho, nosotros sí hemos establecido unos objetivos cuantitativos y nos hemos fijado conseguir una reducción del 10% de la generación de residuos por cápita en el año 2012, en relación a los datos del año 2006.
Para reducir los residuos hay que actuar en distintos campos y eso es lo que estamos haciendo desde la Agència de Residus de Catalunya. Por un lado, damos soporte a los entes locales para realizar Planes de prevención de residuos en sus municipios, y a la vez, trabajamos con el sector productivo para que incorpore criterios de ecodiseño en sus productos, consumiendo menos materiales y energía en el proceso productivo de los bienes de consumo. También hemos impulsado el conocido Pacto por la Bolsa, con el sector de la distribución y el consumo, para reducir el consumo de bolsas de plástico de un solo uso en un 50% en el año 2012, entre otros ejemplos.
La prevención de residuos implica, muy a menudo, un cambio de hábitos y de la concepción de determinadas maneras de hacer, tanto desde el punto de vista del ciudadano/a como de la empresa. Así, debemos reflexionar acerca de lo que hacemos día a día y ver de qué manera podemos seguir disfrutando de nuestro nivel de vida pero sin generar la gran cantidad de residuos que todos producimos.
La Directiva Marco fija el 50% de reutilización y reciclaje de residuos de materias como papel, metal, plástico y vidrio con vistas al año 2020. El cumplimiento de este requisito es uno de los objetivos del Progremic 2007-2012. ¿Cuál es la situación actual en Cataluña y cómo se piensa lograr este propósito?
A lo largo del año 2006 se recogieron selectivamente en Cataluña el 31,9% de los residuos municipales que se generaron. A finales del año pasado, este índice ya se situó en el 37,5%. Es decir, los catalanes son conscientes de la importancia que tiene el gesto de separar los residuos en casa y, año tras año, cada vez recogen de manera selectiva más residuos; mientras que cada vez son menos los que van a parar a la fracción ‘resto’. Además, en Cataluña la normativa también prevé la obligación de recoger separadamente la fracción orgánica de los residuos municipales (restos de comida y restos vegetales pequeños). Durante este año, todos los municipios catalanes han elaborado un Plan de Implementación de la recogida separada de esta fracción, que muchos ya han empezado a aplicar. Esto quiere decir que, probablemente, los datos que analicemos en relación a este ejercicio supondrán un nuevo paso adelante en la recogida selectiva. Hay que destacar que el índice de recogida selectiva a nivel estatal es de un 17%, según datos del año 2008, los últimos disponibles. Así, podemos decir que en Cataluña estamos trabajando en la buena dirección. Igualmente, el objetivo que nos hemos fijado en nuestra planificación es valorizar materialmente el 48% de los residuos municipales en el año 2012. Esto nos situará en una muy buena posición para alcanzar el objetivo marcado por la Directiva Europea.
En Cataluña, las emisiones de CO2 vinculadas al transporte y la gestión de residuos son de un 4%, mientras que las relacionadas con la fabricación, distribución y consumo de productos superan el 50%, del total de emisiones. En su opinión, ¿cuáles serían las principales actuaciones para reducir estos porcentajes y a quién se deberían dirigir?
Se sabe que la incineración de residuos está excluida del comercio de emisiones y que el sector de residuos, en general, contabiliza como fuente de emisiones difusas y que su aportación es pequeña en relación al total de emisiones. Pero también es cierto que la madurez de nuestro sector tecnológico y de conocimiento del sector permite una excelente posición de partida para obtener ventaja en relación al mercado de futuro inmediato en proyectos y actuaciones de mitigación.
En cualquier caso, por un lado, debemos apostar por la prevención implantando acciones que disminuyan la generación de residuos, y por otro lado, separando los residuos en casa para contribuir a su reciclaje y reintroducción en el ciclo productivo, ahorrando energía y emisiones de CO2. Además, el tratamiento de la fracción ‘resto’ que impulsamos en Catalunya también supone que los residuos que llegan a los vertederos contengan un grado de biodegradabilidad mínimo: esto repercute en el menor número de emisiones de GEH (CO2 y metano) que se produce en los depósitos. En este ámbito, también hemos trabajo en Catalunya para dotar a los vertederos existentes de instalaciones que permitan captar el gas metano para transformarlo en energía y evitar así su emisión a la atmosfera.
El sector industrial generó unos 5,42 millones de toneladas de residuos industriales el año pasado en la comunidad autónoma. ¿Cuáles son las líneas de actuación desde la División de Gestión de Residuos?¿Y en cuanto a los producidos por el comercio, un 21% de los desechos municipales, ostentando la fracción papel-cartón el tanto por ciento más alto (45%)?
Los objetivos fundamentales del Programa de gestión de residuos industriales de Catalunya (Progric) son minimizar la generación de estos residuos y reducir su peligrosidad potenciando la adopción de las mejores tecnologías disponibles y aumentar, a nivel cuantitativo y cualitativo, la valorización de los mismos. A fin de lograrlo, trabajamos codo a codo con el sector productivo y de los gestores de residuos, promovemos la investigación y la innovación y disponemos de dos órdenes de subvención dirigidas al sector productivo. La primera, para proyectos de minimización de residuos industriales y la segunda, para promover el uso de subproductos (residuos producto de un proceso productivo que, sin ningún proceso de tratamiento, son utilizados como materia primera en otro proceso productivo diferente). También trabajamos con la intención de mejorar y aumentar la separación de los residuos en origen en la industria, sobre todo los que son asimilables a los residuos urbanos (papel y cartón, envases, etc.).
“En la época global en la que vivimos nos encontramos inmersos en una profunda crisis que tiene tres aspectos: la económica, la energética y la climática. La interrelación entre las tres es evidente y esta interrelación también nos señala que no podemos desaprovechar nada, es decir, que los residuos son recursos. Por tanto, si queremos superar el reto que, a nivel global, nos plantea la situación actual, debemos ser conscientes de cómo nuestros hábitos de consumo inciden en estos aspectos (económico, energético y climático) y de que debemos caminar hacia el desarrollo sostenible inexcusablemente”, argumenta así Jordi Renom cómo se llega a considerar recurso a un residuo, sin duda un paso más allá en la materia. Igualmente, a la pregunta de cómo se ha armonizado la normativa catalana con las nuevas disposiciones europeas en materia de gestión de residuos, nuestro interlocutor detalla este proceso. “La normativa catalana se ha redactado considerando las líneas fundamentales de la Directiva Marco y su jerarquía en la gestión, cuando esta era aun borrador de la misma. Ahora corresponde al Estado transponer la Directiva Marco a nuestro ordenamiento jurídico y de hecho, tal y como ya comentaba antes, nosotros estamos trabajando en esa transposición, haciendo aportaciones en el contenido y coordinando las propuestas de las Comunidades Autónomas en el Comité técnico de valoración de las propuestas de desarrollo de la Directiva Marco”, explica.
