Arla produce más de mil millones de envases sostenibles en Europa
A finales de año Arla habrá producido 600 millones de cajas de leche fresca y 560 millones de botes de yogurt reciclables en seis países, reduciendo así 7.330 toneladas de carbono.
“Queremos ayudar a las personas a vivir una vida más sostenible y sentirnos bien con lo que hay en sus neveras. La leche fresca y los yogures se disfrutan a diario en la mayoría de los hogares de nuestros principales mercados y, además, también son claves para nuestros clientes minoristas. Por ello, estos artículos encabezaron nuestra lista de packagings que mejorar desde una perspectiva de sostenibilidad y nuestra presencia paneuropea nos permite aprovechar nuestra escala e impactar en varios mercados simultáneamente", afirma Peter Giørtz-Carlsen, director de Arla en Europa.
Se trata del primer gran paso en la nueva estrategia de empaquetado sostenible de Arla, la cual pretende alcanzar una reducción del 30% de CO2 en 2030, comprometiéndose inicialmente a disminuir las emisiones de sus envases en 8.000 toneladas de CO2 cada año aproximadamente hasta ese momento. El objetivo final es que todo su catálogo produzca cero emisiones en 2050, en consonancia con su ambición climática general de convertirse en cero neto de carbono en 2050 -anunciada el mes pasado.
El nuevo embalaje estará disponible para los consumidores en los seis mercados europeos principales de Arla: Suecia, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Alemania y Reino Unido.
De este modo, el cambio del plástico a base de fósiles al plástico biológico, elaborado a partir de caña de azúcar o residuos forestales, en los 600 millones de cartones de leche Arla hace los envases 100% renovables. Así mismo, también contribuyen con un 25% menos de dióxido de carbono a la atmósfera, en comparación con los packagings anteriores.
Respecto a los envases de yogur, el cambio al plástico reciclable significa que se les puede dar una segunda vida si los sistemas de reciclaje en los mercados lo permiten.
Amplio catálogo de respaldo
“Tenemos un amplio catálogo de acciones que han mejorado nuestro packaging para que fuera más respetuoso con el medio ambiente a lo largo de los años. Pero, sin duda, la conversión del embalaje de más de mil millones de productos de este año es una de las más grandes. Esto, junto con algunas otras iniciativas más pequeñas, significa que vamos a alcanzar nuestro objetivo de reducción de CO2 para los envases en 2019. Pero tenemos que alcanzarlo todos en cada ejercicio, por lo que ya estamos desarrollando planes para la reducción del próximo año", sostiene Peter Giørtz-Carlsen.
Las iniciativas anteriores han incluido la reducción de peso, el cambio a plásticos de base biológica, la incorporación de materiales reciclados y la sustitución de materiales que producen gases de efecto invernadero. Desde 2005, Arla ha reducido el impacto del CO2 de sus envases en un 25%, lo que equivale a 123.000 toneladas de CO2 desviadas de la atmosfera.
Hacer que el packaging sea más sostenible conlleva muchos dilemas, por ejemplo, tiene que proteger los alimentos al mismo tiempo que mantiene su calidad y frescura, para evitar el desperdicio del producto. Así mismo, también hay que tener en cuenta los desarrollos tecnológicos, la disponibilidad de material y los sistemas establecidos para permitir un flujo de plástico más circular en la sociedad.
“Más del 90% de los consumidores piensa que los envases deben diseñarse para facilitar el reciclaje y desean poder hacerlo en sus sistemas de reciclaje locales. Este ha sido un impulso clave a estas iniciativas. Actualmente, alrededor del 90% de nuestros envases se pueden reciclar en uno de nuestros mercados principales, pero queremos que en 2025 sea posible reciclar todos nuestros envases en todos nuestros mercados centrales. Dependemos de que los sistemas de reciclaje en los mercados estén completamente desarrollados y, cuando lo estén, queremos estar preparados, por ello estamos poniendo a punto nuestros embalajes”, sentencia Peter Giørtz-Carlsen.