El empoderamiento del sector agroalimentario dispara el interés de inversores ante su alta rentabilidad
Carmen Egea
Periodista agroalimentaria
24/06/2024Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a partir de las estadísticas del Banco de España, en los últimos 7 años, este endeudamiento ha crecido, superando los 20 millones de euros, significando un crecimiento del 8,4%. Es más que evidente que tanto agricultores como ganaderos han tenido que hacer frente a inversiones importantes en sus explotaciones, dentro de las nuevas exigencias normativas ambientales, laborales, de seguridad alimentaria o de bienestar animal.
Si a ello sumamos situaciones adversas que durante el 2023 han azotado el sector, como la fuerte sequía, la guerra de Ucrania, la entrada en vigor de la nueva PAC, el encarecimiento de los inputs y la energía, unido a enfermedades y plagas resistentes; se nos muestra un escenario, en el que para poder mantener la actividad en las explotaciones, las ayudas han tenido que tomarlas en la mayoría de los casos de las entidades financieras y líneas de crédito. Por contra, destaca el hecho de que la tasa de créditos dudosos en el sector agroalimentario haya caído 2,3 puntos porcentuales, situándose en el 3,6%.
“El sur de Europa es una de las pocas zonas del mundo donde se puede invertir en cultivos específicos de frutas y verduras en un entorno atractivo”.
La línea de avales inversión y circulante de SAECA, es destinada principalmente a la adquisición de tierras, suponiendo el 34% de las operaciones y el 40% del total de los importes. El 51,5% de los importes de las operaciones de inversión corresponde a jóvenes agricultores, siendo el perfil del usuario solicitante de los avales, tanto en la línea inversión y circulante como en avales MAPA-SAECA, el agricultor mayor de 40 años.
Apuesta por el suelo rústico
Héctor Rodríguez, director de Agribusiness en CBRE, contextualiza la situación, ya que “la agricultura de la península ibérica no siempre ha sido apta y visible para los grandes inversores”. Señalando que existe un empoderamiento del sector, que ha madurado y “ha alcanzado un punto crítico para facilitar la entrada de inversores institucionales”.
En los últimos 15 años el sector ha realizado numerosos cambios, adaptándose y modernizándose, “para convertirse en una oportunidad atractiva y real de inversión para inversores más sofisticados y con mayor capital”. En su opinión, como experto, Héctor Rodríguez destaca tres factores clave en el atractivo del sector. En primer lugar, que es un “activo tangible y simple” que da respuesta a algo tan básico como la alimentación humana. Para el año 2030 tendremos que aumentar la producción de alimentos en torno a un 60-70% para abastecer a una población de 9.000 millones de personas.
En segundo lugar, es un sector que ofrece “atractivas rentabilidades y brinda la posibilidad a los inversores de desarrollar portfolios diversificados, lo cual minimiza la volatilidad y reduce el ratio riesgo/retorno de sus carteras”. A lo que se suma, el tercer factor, que es que “el comportamiento del sector en las dos últimas grandes crisis -la crisis subprime de 2007 y la crisis sanitaria del covid- ha demostrado ser sólido y altamente resiliente ante ciclos económicos”.
En este último punto, Rodríguez señala que “la pandemia ha resaltado la posición estratégica de un sector, que no sólo estuvo significativamente menos afectado sino que se vio reforzado y aumentó su relevancia en la economía española”.
Esta situación -asegura- se debe en gran parte al potencial exportador de nuestro país en este ámbito, siendo el cuarto país más potente de la UE y el séptimo a nivel mundial. Esta visión global se debe a que en un negocio totalmente globalizado e interconectado, CBRE Agribusiness tiene presencia global en los principales mercados mundiales como Australia, Estados Unidos, Latam y Europa; participando en operaciones a lo largo de toda la cadena agroalimentaria y especializado en compraventa/arrendamiento de fincas rústicas; M&A; Operaciones de sale&leaseback; Asesoramiento en el crecimiento de operadores y empresas del sector.
Su último asesoramiento a Bolschare Agriculture se ha producido en la integración de Borges Agricultural & Industrial Nuts, S.A. (BAIN), la unidad de negocio de frutos secos liderada por Borges International Group (BIG). Héctor Rodríguez apunta que “desde el área de Agribusiness de CBRE también hemos asesorado este año al Grupo Llopis, empresa dedicada al sector alimentario y líder en el sector de los frutos secos, en la desinversión de sus activos en Portugal. Ejemplos de operaciones que demuestran el interés por el sector agroalimentario español y que ponen de relieve la presencia regional de CBRE y el alcance ibérico del área de Agribusiness”.
Posicionamiento de España a nivel europeo e internacional
Es más que evidente que tras el crecimiento en las últimas décadas de la inversión institucional en mercados ya muy maduros como Australia y Estados Unidos, “el sur de Europa es una de las pocas zonas del mundo donde se puede invertir en cultivos específicos de frutas y verduras en un entorno atractivo”. Así, Rodríguez asegura que “Iberia es la tercera potencia agroalimentaria de Europa, y junto a Italia ofrecen un tándem único de buena rentabilidad y riesgos soportables”.
En España, la relevancia del Agribusiness también se refleja en la proporción de superficie agraria utilizada, “de las que 17 millones de hectáreas son de cultivo (76% dedicado a secano y 24% a regadío), ocupando el segundo lugar en extensión agraria de la Unión Europea”. Dentro de los cultivos más importantes se encuentra el olivar para producción de aceite de oliva, el almendro y los cítricos. Todo apunta -según CBRE- a que en los próximos años el Agribusiness se consolidará como un sector estratégico en Iberia por el clima, la variedad de cultivos, la calidad de sus tierras, su eficiencia en sistemas de regadío y el tamaño de las fincas.
Entre las zonas más interesantes para el capital privado y con más actividad son Andalucía, Extremadura, Toledo y el levante en España. Según Héctor Rodríguez, han detectado un aumento de la actividad en los últimos años en Aragón, debido principalmente a la disponibilidad de agua. Por su parte, el Alentejo y Castelo Branco en Portugal. Desde su punto de vista, “los inversores buscan grandes fincas de regadío, aptas para cultivos de alto valor (olivar, frutos secos, frutas tropicales, cítricos, etc). Entre un 20-25% de la superficie agrícola en el mundo es de regadío y produce alrededor del 50% de los alimentos. La Península Ibérica cuenta con más de 4 millones de hectáreas de regadío”.
Profesionalización del sector y nuevos modelos de cultivo
Rodríguez afirma que “en los últimos años, el sector se ha profesionalizado hasta facilitar la entrada de inversores institucionales”. Así, “el número de fondos que operan a nivel global en el sector se ha multiplicado por 15 en los últimos 15 años”. Puntualiza que “también se observa un notable crecimiento en los volúmenes de inversión recientes”. Desde 2021, la inversión institucional en el sector agroalimentario español ha crecido un 150%, pasando de los 800 millones de euros registrados en 2021 a los más de 2.000 millones de euros alcanzados en 2023.
El sector bancario y las cooperativas como soporte de financiación
Según Antonio Luque del Castillo, Sección de Crédito de la cooperativa DCOOP, las necesidades de financiación del sector por parte de los propietarios de explotaciones, si nos referimos a la tierra, “existe una casuística muy grande y puede que haya nuevos agricultores o productores que quieran ampliar o transformar su explotación”, lo que les hace recurrir a préstamos hipotecarios “soliéndose intentar negociar años de carencia”. En lo que se refiere a la financiación de las producciones, “en nuestro caso solemos ir haciendo entregas a cuenta por la producción a las cooperativas, para que éstas atiendan a los cooperativistas y puedan hacer frente a los gastos de campaña, dándole la posibilidad de financiarse en la campaña con unos intereses lo más bajos posibles”.
Asimismo, se está produciendo cierta evolución por parte de las entidades financieras a las nuevas demandas de agricultores, pues “suelen tener productos específicos para el sector agrario”, aunque “hay algunas de ellas más centradas históricamente en el campo”. En este sentido, también se percibe cierta evolución por parte de los profesionales del campo, que tienden a ser más conscientes de que la financiación es un elemento muy importante en su explotación.
En el caso concreto de las cooperativas, es una realidad que cada vez ofrecen más servicios a sus socios, “entre los que se encuentran la posibilidad de acceder a productos financieros con unas condiciones ventajosas dentro de unos límites”. Dcoop, al tratarse de una cooperativa de segundo grado con una elevada masa social, tiene la posibilidad de acceder a las entidades financieras y que éstas estudien las operaciones con condiciones más competitivas. Del mismo modo, también hay que señalar que la transformación digital ha traído al sector agrícola una serie de facilidades con su implantación, “minimizando costes y haciendo más fácil y eficiente el trabajo”. Si esta relación con la digitalización de los agricultores la trasladamos al ámbito financiero, “como otros ciudadanos, van con los tiempos, intentando adaptarse a las nuevas operativas bancarias que cada vez son más digitales”, a pesar de que “esto supone más dedicación burocrática a estos menesteres que complica muchas veces la dedicación a su trabajo”.
El sector bancario, punto de inflexión ante el nuevo panorama
Por su parte, Roberto Ruiz, responsable de negocio agrario de BBVA, señala que la producción agropecuaria presenta peculiaridades específicas que influyen en sus necesidades financieras. En concreto, “la estacionalidad de la producción provoca desfases entre los ingresos y los gastos que requieren de financiación específica y adaptada al calendario de cada producción”. Por esta razón la entidad apuesta por productos como el anticipo de ayudas o las cuentas de crédito que se adaptan especialmente a esas necesidades.
En lo que respecta a las explotaciones competitivas, “son fuertemente demandantes de financiación para la adquisición de equipos, instalaciones, tierra, ganado reproductor, etc”. Por ello, Ruiz indica que la financiación para atender estas necesidades requiere de plazos adaptados a su vida útil; “con carencia en aquellos casos en los que existen periodos de entrada en producción alargados”. Del mismo modo, los cuadros de amortización “también tienen que estar adaptados a la estacionalidad de los ingresos de agricultores y ganaderos”.
Roberto Ruiz, responsable de negocio agrario de BBVA.
Lorena Ruiz, directora de Negocio Agro en Santander España y Europa, afirma que Santander “ha apoyado al sector agroalimentario español con 4.325 millones de euros en 2023, un 3% más que el año anterior”. La financiación se ha focalizado “en la inversión en digitalización e innovación para hacer las explotaciones más eficientes y competitivas y los préstamos para la transformación de fincas a cultivos más rentables”. Todo ello, junto con las líneas de financiación a corto plazo como los anticipos PAC, créditos campaña o compra de insumos, han sido algunos de los productos más demandados por sus clientes.
Revolución con la llegada de las nuevas tecnologías
El responsable de negocio de BBVA indica que en los últimos años estamos asistiendo a una revolución en el mundo agropecuario con “la incorporación cada vez más importante de las tecnologías de la información”, siendo “una tendencia imparable la digitalización del campo, ya que proporciona soluciones apoyadas en datos de todo tipo, que aplicados a la gestión del día a día” facilitan la toma de decisiones y en la propia gestión de la finca o explotación. Así, en algunos sectores, como el regadío, o el manejo de ganado tanto intensivo como extensivo, “esta digitalización se está produciendo de manera acelerada y cada vez más relevante”. Es imprescindible por lo tanto proporcionar soluciones para poder acceder a estas nuevas tecnologías, "contribuyendo a divulgar entre nuestros clientes esas novedades tecnológicas", destaca Roberto Ruiz.
Según su experiencia, Roberto Ruiz afirma que es una realidad que hoy en día, tanto agricultores como ganaderos, “cuenten con la formación y experiencia necesaria para controlar sus finanzas”. Quienes, contando con un equipo de gestores especialistas que les facilitan las gestiones y procesos, lo que nos lleva a la conclusión de que “pocos sectores pueden considerarse tan dinámicos y en ello influye la capacidad de adaptación de agricultores y ganaderos”. Incluso la relación entre la entidad y los profesionales del campo está viviendo una revolución gracias a la facilidad y las nuevas herramientas para mejorar su salud financiera. Por lo que “cada vez más utilizan herramientas digitales, para realizar numerosas consultas y gestiones a través de app”.
La clave, para Lorena Ruiz, es adaptarse a las nuevas demandas “para poder ofrecerles el mejor servicio posible y hacer crecer sus negocios”. En Santander, un ejemplo muy representativo es el reciente lanzamiento de AVANIS. El banco se ha convertido en la primera entidad financiera española que pone en marcha una plataforma digital integral destinada a agricultores, ganaderos y al resto de empresas y participantes del sector, con el objetivo de “impulsar su competitividad y rentabilidad con modelos de negocio más eficientes y sostenibles, un ecosistema digital abierto que ayuda a crear conexiones y facilita la interacción entre todos los intervinientes de la cadena de valor agroalimentaria”.
En este camino, la transformación digital es sin duda uno de los aspectos más importantes en la evolución del sector agro actualmente. En referencia al Cuaderno de Campo Digital, “se consolida como principal eje de la labor diaria de agricultores y ganaderos, que Santander trata de facilitarles por cuarto año consecutivo". Con la tramitación de la PAC gratuita, mientras que “los clientes que hayan anticipado la PAC por importe igual o superior a 2.500 euros recibieron la suscripción a dicho Cuaderno”.
Cultura financiera del sector agro
No cabe duda de que la educación financiera es un elemento fundamental para lograr la inclusión. Por eso desde el sector bancario, “impulsamos numerosas iniciativas formativas en todos los países en los que operamos para que ningún colectivo se quede atrás”. Lorena Ruiz afirma que “queremos mejorar la comprensión de los productos, conceptos y riesgos financieros para facilitar la toma de decisiones informadas que repercutan positivamente en el bienestar financiero de las personas”.
En cifras, Santander ha intensificado su apuesta por la educación financiera durante 2023, donde más de 440 profesionales voluntarios de la entidad han participado como formadores en los más de 1.000 talleres de educación financiera gratuitos que se imparten a través de los programas Finanzas para Mortales, ‘Tus Finanzas, tu Futuro’ o ‘Educación Financiera en las Escuelas de Cataluña’. Todo ello, además de reforzar las sesiones dirigidas al colectivo de personas mayores de 65 años, con clases centradas en el manejo de la banca digital y las principales medidas de ciberseguridad y prevención de fraudes y estafas. Además se han estrenado dos nuevas ediciones especialmente diseñadas para alumnos de primaria y para personas con discapacidad intelectual.
Cambio climático, relevo generacional y tecnificación
El impacto del cambio climático es muy remarcado y sus efectos con claros en la producción, como es el manejo del riego. También destacan las oportunidades que se presentan “en el ámbito de la descarbonización y la contribución a la preservación del llamado capital natural, no sólo por la necesidad de contribuir a la disminución de gases de efecto invernadero, o a la mejora de la biodiversidad de los sistemas agrícolas, sino también a las oportunidades que pueden presentarse en la monetización de esos esfuerzos”, destaca Roberto Ruiz. La contribución de BBVA es sin duda “facilitar a la sociedad herramientas que ayudan en la transición hacia un modelo más sostenible”. Por eso, ante la necesidad de financiar las inversiones necesarias para esa transición, así como cubrir los posibles desfases de tesorería que se produzcan en el cambio de un modelo a otro, son iniciativas fundamentales.
El responsable de negocio agrario de BBVA destaca que es muy importante el acompañamiento durante todas las fases del negocio, "desde que el emprendedor decide apostar por el sector agrícola, pasando por las fases de consolidación y expansión”. Es entonces, cuando con frecuencia, llega el momento del relevo generacional, “tras un buen asentamiento del negocio”. En ese punto -destaca-, conocer al cliente, la trayectoria vivida a su lado y el hecho de poner a su disposición un equipo especializado, facilita la tarea a quienes dan el paso de ceder su negocio a nuevas generaciones. “Ayudamos en esa transición aportando todo el expertise y nuestro trato cercano”.
Por su parte, Santander tiene muy presente que para que se produzca el relevo generacional en el mundo rural, “es necesario hacer atractivos los proyectos que las nuevas generaciones vayan a desarrollar, ya sea en el ámbito de la agricultura, la ganadería, la pesca o en otros directamente relacionados con el sector agro”.
En este sentido, posibilitar la transformación digital del sector es sin duda la mejor forma de atraer el talento de los más jóvenes. Desde hace varios años, la digitalización y la innovación constituyen uno de los ejes del modelo de negocio agro del banco. Entre las acciones más significativas destaca el que haya sido la primera entidad financiera en posibilitar a sus clientes el anticipo de la PAC mediante canales digitales y el primer banco en lanzar una app orientada al sector agroalimentario, "con información completa para cubrir las necesidades de los agricultores y ganaderos: noticias de actualidad del mundo agro, precios de las principales lonjas y mercados, subvenciones, plataforma gratuita para clientes y no clientes que quieran estar al día de las noticias relacionadas con la actividad agraria y ganadera”.
El sector bancario es un actor destacado en la transformación del mapa de cultivos en la agricultura española. La financiación de proyectos altamente tecnificados, debido a la respuesta del sector agrario a las exigencias actuales de modernización, propicia acuerdos para divulgar soluciones. Por apuntar algunos, el BBVA lo hace con 'Trinity Agtech' en lo referido a la agricultura de carbono y la reducción del impacto climático de la actividad agraria; 'Brioagro', con una solución muy avanzada para la gestión del riego optimizando la utilización de sensores en campo y combinado con otras fuentes de información, consiguiendo con todo ello notables ahorros de agua; e 'Ixorigue' con una avanzada solución para la gestión de la ganadería extensiva.
Dos polos que se encuentran con una realidad, y es que la necesidad de financiación del sector agro sigue creciendo a la vez que el interés por parte de los grandes inversores, que siguen viendo en él un gran atractivo. En algunos casos puede ser la solución a la falta de relevo generacional o de viabilidad de algunas explotaciones.
Para los principales tenedores, el sector agroalimentario es un activo real y simple basado en la tierra, el agua y el consumo básico para alimentar a una población creciente a nivel global. La modernización y profesionalización del sector en los últimos años ha favorecido el desarrollo de grandes players con diversificación de cultivos, zonas geográficas y diferentes grados de verticalización. Para Héctor Rodríguez, “la sofisticación a lo largo de toda la cadena de valor del sector y una mayor especialización son algunas de las claves del mercado; observando un aumento de la asignación de capital a la agroindustria por parte de los actores locales (por ejemplo, Family Offices), si bien cabe recordar que el sector sigue en el foco de fondos internacionales".
Desde 2021, la inversión institucional en el sector agroalimentario español ha crecido un 150%, pasando de los 800 millones de euros registrados en 2021 a los más de 2.000 millones de euros alcanzados en 2023