El sector químico, el más comprometido en materia de medio ambiente
Sin embargo, la actitud de la empresa española hacia el medio ambiente sigue siendo clasificada como “reactiva”, lo que demuestra que sigue centrada en el cumplimiento de las obligaciones que el medio ambiente le impone. El avance en diez puntos con respecto a 2001 muestra que comienzan a aparecer signos de una actitud más positiva hacia el medio ambiente, en la que la corrección da paso a medidas de prevención.
Por regiones, si consideramos de forma conjunta a las empresas excelentes y proactivas, en Madrid, Andalucía, Aragón, Galicia y la Comunidad Valenciana más del 70 por ciento presentan este perfil. Los porcentajes más bajos, por el contrario, se encuentran en Asturias-Cantabria (45,3 por ciento) y Navarra-La Rioja (59 por ciento). Las empresas excelentes son más abundantes en Castilla y León-Extremadura (14,5 por ciento), Castilla La Mancha-Murcia (11,2 por ciento) y Baleares-Canarias (11,1 por ciento).
Por tipo de actividad, los sectores de fabricación de material de transporte y construcción son los que manifiestan tener una actitud más favorable hacia el medio ambiente y la sostenibilidad, ya que en ellos más del 80 por ciento de las empresas se definen como proactivas o excelentes. Por el contrario, el sector de la construcción, al igual que en el textil, cuero y calzado, no presenta ninguna empresa que manifieste tener una actitud excelente en este sentido. Éstas se encuadran preferentemente en los sectores de refino de petróleo, plásticos y energía (18,2 por ciento), químico (17,8 por ciento) y hostelero (13,6 por ciento).
No obstante, de forma global, se observa un avance en casi todos los sectores de actividad, especialmente acusados en el caso de la construcción; madera y papel; y metalurgia y productos metálicos. Los sectores químico; de refino, plásticos y energía; minero y de fabricación de productos minerales no metálicos han permanecido estancados.
El tamaño de la empresa deja de ser un limitante para la mejora ambiental: las pymes se muestran cada vez más comprometidas con su entorno y avanzan 20 puntos. De hecho, ha sido precisamente en las empresas de menor tamaño, las que facturan menos de 6.000 euros al año, en las que se ha registrado un mayor incremento del Índice Entorno Ambiental (IEA).
Compromiso ambiental
Según el IEA, los valores más altos en el compromiso ambiental de las empresas se obtienen en el País Vasco y en Navarra-La Rioja (75 y 73 por ciento, respectivamente), que han desbancado a Cataluña y Madrid (69,5 y 71 por ciento). Los crecimientos más importantes (de entorno a 15 puntos porcentuales) se han registrado en las comunidades de Castilla y León-Extremadura, Galicia y Asturias-Cantabria.
Factores motivantes
Así, la mejora de la imagen continúa ocupando el segundo lugar y su importancia se ha incrementado en los últimos dos años, de tal forma que actualmente se encuentra ya cerca de superar al factor de adaptación a la legislación como principal fuerza impulsora para el compromiso ambiental.
Mientras tanto, los factores relacionados con el mercado, tales como la ventaja frente a competidores y las exigencias del mercado, han sido, junto con el temor a sanciones por incumplimiento, los que más han incrementado su influencia sobre la decisión de las empresas para mejorar su comportamiento con el medio ambiente en los últimos dos años.
Formación ambiental
De forma global, los datos del estudio realizado apuntan a que se ha producido un ligero incremento en el número de empresas que han obtenido beneficios operacionales con motivo de la puesta en marcha de actuaciones de mejora de su comportamiento ambiental. Estas cifras se han incrementado en un 1,5 por ciento en los últimos dos años.
Inversiones
La comunidad donde se han registrado las mayores cifras de inversión es Cataluña, cuya inversión representa el 22,5 por ciento del total en el año 2000 y 25,3 por ciento en el año 2001. Esto es lógico si se tiene en cuenta la mayor presencia industrial en esta comunidad. Le siguen Andalucía, País Vasco y Valencia, comunidades donde también existe una fuerte concentración de la industria.
Por sectores, los más proactivos han sido el textil, del cuero y calzado y el químico, frente al de la construcción, con un menor porcentaje de empresa que ha invertido en medio ambiente.
Un dato sorprendente del estudio es el elevado grado de desconocimiento manifestado por las empresas en lo que se refiere a sus previsiones de inversión en materia ambiental en los próximos dos años. El porcentaje de empresas en esta situación se eleva al 44 por ciento, en el caso de inversiones en equipos integrados en el proceso, y al 48,9 por ciento para inversiones en instalaciones independientes del proceso.
Los sectores que prevén invertir más frecuentemente a lo largo del próximo bienio son el de la alimentación, bebidas y tabaco, el del textil, cuero y calzado, el de refino de petróleo, plástico y energía, el químico, el metalúrgico y de fabricación de productos metálicos, y el dedicado a la hostelería.
Políticas y estrategias
Esta circunstancia se ha unido a la creciente presión de la sociedad para impulsar la asunción por parte de las empresas de sus responsabilidades a la hora de diseñar un futuro más justo, equitativo y respetuoso con el entorno.
Algunas empresas, aún pocas, han comenzado a comprender este nuevo marco y a modificar sus estrategias de negocio orientándolas a los nuevos requerimientos y expectativas que accionistas, clientes, socios, empleados, sociedad y otras partes interesadas con las que se relaciona, han puesto sobre ellas.
Por el momento, este tipo de modelo empresarial se restringe a aquellas empresas más proactivas y fundamentalmente de mayor tamaño, ya que estas últimas son las que, en mayor medida, han percibido la presión social de forma más importante.
Aunque aún estamos en un estado muy incipiente en el que el número de empresas que participan en estas estrategias es muy limitado, es destacable la rápida evolución que se ha percibido en estos dos años, situando a España en posiciones respetables a nivel internacional.
Al intentar evaluar hacia dónde se van a dirigir las políticas y actuaciones ambientales de las empresas en los próximos años, todo apunta hacia una integración de la variable ambiental con la económica y social en el marco de un concepto más amplio, el del desarrollo sostenible. Se prevé que la presión legislativa y social ejercida sobre las empresas se intensificará en el próximo periodo, impulsando la extensión de la responsabilidad por parte de estas compañías. Este nuevo escenario favorecerá un giro hacia una gestión empresarial más transparente, ética e integradora, centrada en el concepto de generación de valor.