Este transporte se puede realizar a través de diferentes medios: terrestre, marítimo, aéreo... Cada método presenta sus propios desafíos y requerimientos de seguridad siendo el aéreo el más restrictivo

Aquí abordamos, en base a nuestra experiencia, los aspectos más importantes que las empresas químicas deben tener en cuenta para garantizar un transporte seguro y eficiente, cumpliendo con las normativas y mitigando riesgos.

La clasificación de las sustancias químicas peligrosas es el primer paso para un transporte adecuado. La normativa internacional, requiere que los productos sean clasificados según su nivel de riesgo (explosivos, gases, líquidos inflamables, etc.). Esta clasificación define el tipo de embalaje, etiquetado y contenedor que debe utilizarse.

El etiquetado es obligatorio y debe reflejar con precisión el contenido, utilizando símbolos de peligro, clases de riesgo y un número ONU que identifique la sustancia. Es importantísimo que las etiquetas sean visibles y no estén sobrepuestas, pues esto puede ocasionar retrasos. El etiquetado garantiza que todas las partes comprendan los riesgos asociados y tomen las precauciones adecuadas.

El cumplimiento de las distintas regulaciones (ADR - terrestre, IMDG - marítimo e IATA / OACI - aéreo) es fundamental. Éstas establecen requisitos específicos en cuanto al tipo de vehículos utilizados, el embalaje, etiquetado, y la formación de los operarios involucrados en la manipulación de químicos peligrosos.

Documentación como la declaración de mercancías peligrosas (DGD), la ficha de seguridad (HDS o MSDS), el manifiesto de carga, la carta de porte y certificados de formación son obligatorios para garantizar que toda la cadena logística está informada sobre y ante los peligros potenciales de los productos transportados.

Esta documentación es esencial en emergencias y durante las inspecciones de cumplimiento. Es imprescindible cumplimentarla rigurosamente y que en todos los documentos figure la misma información y no existan discrepancias.

En numerosas ocasiones se producen retrasos e incluso imposibilidad de completar operaciones logísticas por la falta o las discrepancias en la documentación solicitada, por el desconocimiento de las especificaciones de cada medio o por los requerimientos concretos de los países de destino de nuestras mercancías.

El éxito en el transporte de sustancias químicas depende de una cooperación eficiente entre los remitentes, transportistas, destinatarios y autoridades reguladoras, garantizando que cada uno cumpla con sus responsabilidades. Solo así se puede lograr una operación logística segura y eficiente en este sector.