"El hombre de los agujeros"
Empezó a trabajar a los 14 años y "fue pesadísimo". Enric Gibert se dedicaba a pulir piezas y cada vez que levantaba la vista veia el reloj del taller. "Las horas no me pasaban". Dejó la mecánica por el fotograbado y empezó a colaborar en una coral e incluso se sintió tentado por la política. Finalmente, la circunstancia apareció en la forma de un antiguo compañero que le propuso trabajar haciendo hileras. "Así empecé".
Hace siete u ocho años el Laboratorio General de Ensayos de Cataluña (LGAI), que colaboraba en la construcción del transbordador espacial, recibió el encargo de mecanizar una pieza compuesta por un material de silicio-silicio muy difícil de trabajar. Nadie pudo hacerlo y al final pidieron ayuda al departamento de trabajos externos de la firma AMP. Allí les recomendaron a Gibert. Así que un par de técnicos de el LGAI fueron a buscarle a la empresa Esteves, donde trabajaba por esa época. Antes de que los técnicos hubieran acabado de visitar la empresa, Gibert ya había taladrado el material utilizando una máquina de taladrar por electroerosión. Desde entonces en el LGAI conocen a Gibert como el hombre de los agujeros.