Mantenimiento preventivo de puertas automáticas: AEPA informa de las claves para prolongar su vida útil
Llevar a cabo un mantenimiento preventivo de las puertas automáticas es la única manera de garantizar la seguridad de cualquier usuario que entre o abandone un espacio, ya sea comercial o residencial, así como de conseguir importantes ahorros en reparaciones
Las puertas automáticas se han consolidado como un elemento fundamental en multitud de edificaciones gracias a su capacidad de aumentar la comodidad, seguridad, accesibilidad e, incluso, eficiencia energética de cualquier espacio, tanto comercial como residencial. Sin embargo, a la hora de garantizar un funcionamiento óptimo, así como de prolongar su vida útil, es crucial llevar a cabo un mantenimiento regular.
Planificar su mantenimiento es la única manera de evitar reparaciones costosas, prevenir accidentes y eliminar las incomodidades asociadas a los fallos en su uso. En las instalaciones de puertas automáticas más antiguas, por ejemplo, es común que se produzcan fallos en las alfombrillas con sensor, mientras que otras vicisitudes, como tropiezos con los felpudos, fallos de los sensores y puertas que se cierran demasiado rápido, son comunes en instalaciones de todo tipo que no han sido correctamente evaluadas a lo largo de su vida útil.
Al descuidar las comprobaciones de seguridad recomendadas y no mantener un programa de mantenimiento actualizado, es posible que se esté poniendo en peligro negocios, edificaciones y personas. Una puerta defectuosa supone un grave peligro para la salud y la seguridad tanto de los empleados como de los visitantes; sobre todo si tenemos en cuenta que el acceso automático suele ser necesario para las personas discapacitadas.
Cómo llevar a cabo un correcto mantenimiento en las puertas automáticas
Por todo ello, a la hora de llevar a cabo un mantenimiento que se ajuste a las necesidades específicas de cada instalación, es fundamental tener en cuenta unos factores que van desde la cantidad de tráfico a la antigüedad de las puertas.
De esta manera, pese a que las exigencias a las que está sometida la entrada a un comercio en una gran superficie, nunca serán las mismas que las que se enfrenta a diario una puerta en un bloque de apartamentos. Sigue siendo imprescindible llevar a cabo una serie de revisiones y acciones de manera regular – con una frecuencia nunca superior a los seis meses – con el fin de mantener en condiciones óptimas cualquier puerta automática:
- Comprobación visual de las puertas: una comprobación diaria de la seguridad de una puerta corredera automática debe incluir la inspección de los siguientes elementos:
- Sensores: acercándose a la puerta a paso moderado para así comprobar que esta se abre cuando nos acercamos a unos metros de distancia y que se desliza suavemente y se detiene sin impacto. Por lo general, el sensor debe activar la puerta a no más de metro y medio de distancia y a no menos de un metro de la puerta. Después de salir de la zona del sensor, la puerta debe permanecer abierta durante al menos 1,5 segundos.
- Velocidad de cierre: situándose directamente entre las puertas se ha de comprobar que estas permanecen abiertas. Observando que la puerta se abra completamente si está cerrada; mientras que, si está abierta, debe permanecer en dicho estado durante al menos 1,5 segundos después de mover la mano. Además, la puerta debe ajustarse para que se cierre a la velocidad marcada por el fabricante, sensiblemente más lenta a medida que se acerca a su posición de cierre total.
- Puerta/Herrajes de la puerta: comprobar si el felpudo (si lo hay) y el umbral están bien sujetos, prestando especial atención a que no haya cristales rotos o agrietados en todos los paneles de la puerta.
- Comprobación del área general que rodea a la puerta automática, prestando especial atención a los siguientes elementos:
- Alfombrillas: pisando la alfombrilla de apertura, la puerta debe abrirse suavemente sin quedar atrapada o ser golpeada por el felpudo. En este caso, se recomienda que el felpudo sea casi tan ancho como la abertura de la puerta, dejando un espacio de cinco pulgadas a cada lado. Tras bajarse, la puerta debe tardar al menos 1,5 segundos en cerrarse.
- Espacio libre: la zona de la puerta debe estar libre de expositores u otras atracciones donde la puerta pueda golpear a las personas.
- Condiciones meteorológicas: es importante mantenerse informado de las inclemencias del tiempo y de los problemas que puedan causar. Se debe prestar atención a que las guías del suelo se mantienen limpias y libres de residuos que puedan impedir que la puerta se deslice. Además, es esencial revisar que la exposición a los rayos UV, lluvia helada, nieve y hielo, no hayan provocado que las alfombrillas se vuelvan quebradizas, tengan problemas de contacto y se deshagan. Si esto ocurre, la puerta automática no se abrirá, no permanecerá abierta o reaccionará de forma errática al pisarla; lo que puede suponer un problema de seguridad.
- Bloquear el funcionamiento de la puerta si se dieran situaciones potencialmente peligrosas: si durante estas inspecciones se llegase a observar que alguno de los elementos no reúne las mínimas condiciones de seguridad anteriormente mencionadas, es imprescindible dejar fuera de servicio la puerta. Hay que tener en cuenta que el propietario de la puerta siempre será responsable del buen funcionamiento de la misma, y así será tratado en caso de que una negligencia en su uso produjese daños a personas o bienes.
Inspecciones y mantenimiento periódicos
Más allá de estas acciones para las que no se necesita la intervención de personal especializado, realizar una revisión anual por parte de un técnico cualificado es lo mínimo para garantizar la tranquilidad de propietarios y usuarios, siendo las revisiones semestrales la mejor manera lograr un funcionamiento óptimo.
Según la legislación vigente, el mantenimiento de puertas automáticas es obligatorio al ser una parte intrínseca de los lugares de trabajo y, como tales, se encuentran sujetas a las normas mínimas de seguridad y salud en el trabajo - Real Decreto 486/1997, anexo II punto 4. Aunque la frecuencia con la que deben realizarse las labores de mantenimiento viene marcada por las recomendaciones de cada fabricante, de manera general, la norma UNE 85635:2012 establece varias periodicidades recomendadas que varían entre 4 y 12 meses en el caso de las puertas industriales; mientras que, en el caso de puertas peatonales automáticas, la norma UNE 85121:2018, recomienda revisiones cada 3 o 6 meses dependiendo de la intensidad de su utilización.
Por último, para facilitar y asegurar un mantenimiento eficaz, es recomendable utilizar el ANTIGUO PROTOCOLO DE AEPA para la inspección de puertas Industriales, Comerciales y de Garaje, revisión 2.017. Este protocolo detalla todas las partes principales que deben examinarse durante las revisiones de mantenimiento, constituyendo el mejor check list elaborado hasta el momento.