Salvar vidas. La importancia de instalar detectores de humo en el hogar

Una medida de protección en el hogar, que en muchos países es ya obligatoria, es un pequeño aparato electrónico, el detector de humos, y el más común de ellos en vivienda es el detector de autónomo alimentado mediante pila.

Un detector de humos autónomo es un dispositivo, que colocado en el techo en la zona del comedor y/o del distribuidor de las habitaciones (la cantidad de detectores y su correcta ubicación dependerá del tipo de vivienda) nos va a alertar mediante un fuerte sonido, mediante su sirena interior, y de una forma casi inmediata, de la presencia de humo en la vivienda. La finalidad de este aparato es reaccionar a tiempo, lo antes posible, para poner a salvo a las personas que hubiera en la vivienda. Y si es posible y tenemos los conocimientos y las herramientas adecuadas, intentar apagarlo (extintor, manta ignifuga, trapos húmedos, etc.), minimizando los posibles destrozos que ocasionaría si ese incendio fuera a mayores.

La mayoría de los incendios que se produce en viviendas son los incendios en las cocinas.

Recordemos que en España mueren al año más de 140 personas en incendios en vivienda, según los últimos datos publicados por APTB y Fundación Mapfre, sin contabilizar las personas que han sufrido daños por quemaduras o problemas respiratorios debido al humo. Siendo el humo el que causa más número de fallecidos. También en muchos casos hay el desalojo de la vivienda y/o del edificio, ya que puede haber quedado afectada la estructura de este.

Según datos facilitados por Unespa (Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras), cada año el seguro desembolsa 525 millones de euros para reparar los daños ocasionados por incendios en algún tipo de inmueble, siendo un 71,4% de los incidentes analizados los que se produjeron en viviendas. El resto se repartió entre comunidades de propietarios (11,4%), comercios (8,5%) e industrias (7,2%).

De estos 525 millones, los daños en viviendas pasaron a ser el 50% de la factura (265,5 millones, casi 22 millones de euros al mes).

En los países donde se ha regulado el uso haciendo obligatorio la instalación de detectores de humos en las viviendas, tanto los fallecidos, como los heridos y los daños materiales, han sufrido un notable descenso inmediato después a su aplicación. Aunque lo primero y para lo que está pensado un detector de humos es proteger y poner a salvo la vida de las personas, alertando lo antes posible de esa presencia de humo.

La prevención es siempre muy importante, no solamente para evitar incendios, sino en general. Conocer cuáles son las causas habituales que pueden provocar un incendio en una vivienda y estar atentos a que esas causas no se den en la nuestra, puede ser el primer paso. También la formación es importantísima, que hacer y qué no hacer en caso de que ocurra un incendio. Y finalmente, si ocurriera un incendio, una alerta precoz de ese conato de incendio, para actuar en consecuencia, será lo que faltaría para cerrar el círculo de seguridad. Esa alerta temprana solo la podemos tener mediante los detectores que vigilan las 24 horas del día por nosotros.

En España la obligatoriedad de estos aparatos electrónicos en vivienda aún no está regulado. El RIPCI (Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios) nos indica que: "Los detectores con fuente de alimentación autónoma deberán llevar el marcado CE, de conformidad con la norma UNE-EN 14604”. Es decir, el RIPCI nos indica, si usamos detectores autónomos, qué regulación deben de cumplir.

La obligatoriedad de instalar estos dispositivos en las viviendas podría pasar, por ejemplo, para una aplicación a nivel general, hacer una modificación en el CTE (Código Técnico de la Edificación) o por reglamentaciones a nivel autonómico, como ya se ha realizado en otros países europeos. Pero sin que sea obligatorio, nosotros, para proteger la vida de nuestros hijos, la de nuestros mayores o la de nosotros mismos, podemos instalarnos detectores en nuestras viviendas. Nadie nos lo impide.

En el mercado se encuentran muchos tipos de detectores autónomos y de muchos precios, pero ¿todos ofrecen lo mismo y con la misma confiabilidad?

La tendencia del mercado es colocar detectores autónomos que ya dispongan de pilas de duración de 10 años, no extraíbles. De hecho, en el estado de Nueva York, a partir del mes de abril de 2019, se ha prohibido la venta de los detectores autónomos que tengan pilas extraíbles y que la duración de la pila no sea de 10 años (la misma vida útil del detector) o los que no sean cableados (alimentación mediante la red eléctrica).

Los motivos de esta decisión son varios, y la determinación vino a raíz del análisis de multitud de incendios domésticos en los que encontraron en la vivienda siniestrada, que sí tenían detectores de humos instalados, estos detectores habían tenido algunas incidencias. Las más generalizadas fueron pila agotada, o detector sin la pila.

Es cierto que, en el caso de pila agotada, estos detectores autónomos emiten un sonido avisando de esta incidencia, pero se detectó en muchas intervenciones de bomberos, en el análisis posterior, que muchos usuarios no habían realizado el cambio de estas pilas, o que las habían quitado, probablemente para usarlas para otros dispositivos, o simplemente las quitaban por que habían tenido varias falsas alarmas, y el sonido de alarma del detector les había molestado.
Estas viviendas, aun teniendo detector, pero realmente no estaban protegidos, resultado es falsa sensación de seguridad. También había un índice de llamadas a los servicios de bomberos porque usuarios confundían los pitidos de baja pila con la de presencia de humo en el detector. Con los detectores con pilas a 10 años, esto podría volver a ocurrir, pero menos frecuentemente y mas dilatado en el tiempo, si tenemos en cuenta que la mayoría d ellos detectores vendidos hasta ahora eran con pilas de corta duración, de uno dos o tres años.

Teniendo en cuenta estos datos, algunos distribuidores en España ya han incorporado familias de detectores autónomos con batería de 10 años de duración (detectores de humo, térmicos, de monóxido de carbono), y algunos incluso van más allá, incorporando detectores para vivienda, que pueden estar interconectados entre sí, y que cuando un detector detecta humo y entra en alarma, el resto de detectores de esa vivienda también se ponen en alarma, ya que una de las premisas para que un detector sea útil es que su sonido sea audible en toda la vivienda.

La respuesta es la de siempre: Depende.

Depende del tipo de vivienda y la cantidad de habitaciones que puede uno tener, distribución de las habitaciones, donde están los riegos de incendio, etc.

La mayoría de los incendios que se produce en viviendas son los incendios en las cocinas. Estos suelen producirse durante el día, cuando se preparan las comidas, que es cuando estamos despiertos, pero curiosamente este tipo de incendios no son los que generan más número muertes en vivienda. Por otro lado, según el informe/estudio de víctimas de incendios en España de APTB (Asociación profesional de Técnicos de Bomberos) publicado por Fundación Mapfre, la mayoría de los incendios con fallecidos, son incendios que se inician en la sala de estar o comedor, seguido de las habitaciones, y en horario nocturno y la causa más habitual del fallecimiento es por la inhalación de humo. Como dato adicional destacaríamos que el año del último estudio (2017), aumentaron los incendios vinculados a temas eléctricos, sobrecargas eléctricas en cableado en mal estado.

Según datos facilitados por Unespa, cada año el seguro desembolsa 525 millones de euros para reparar los daños ocasionados por incendios en algún tipo de inmueble.

Siguiendo el sentido común y basándonos en este informe, la ubicación de los detectores en vivienda deberíamos de cubrir la zona de comedor/sala de estar y habitaciones o el distribuidor que lleva a estas habitaciones.

Un criterio podría ser uno por cada habitación en la que hubiera algún riesgo de incendio. Si no se puede cumplir este criterio, nos basaríamos en colocar un detector de humos en la sala de estar/comedor y a poder ser otro en la zona de distribución de las habitaciones, de forma que cuando un detector entre en alarma, esta sea audible des de cualquier habitación de la vivienda.

Si la vivienda dispone de varias plantas, una recomendación seria poner mínimo un detector por planta.

En este tipo de viviendas, al tener unas dimensiones mayores que las de un piso, si se produce un incendio, por ejemplo, en el comedor, y estamos con todas las puertas cerradas, es muy probable que el pitido del detector sea no oído por la gente que está durmiendo.

La tecnología ya solventa esta circunstancia, como he explicado anteriormente, ya que los fabricantes mas avanzados disponen de productos con tecnología vía radio que hace que cuando un detector entra en alarma, entran en alarma todos los detectores de esa vivienda, activándose las sirenas que disponen esos detectores. Incluso existen soluciones para avisar a personas con dificultad auditiva o sordas cuando están dormidas.

Lo importante de todas formas es que cojamos conciencia de que con un detector de humos en nuestra vivienda podemos hacer nuestra casa mas segura ante un posible conato de incendio y poder así tener mas probabilidad de salvar la vida de nuestros mayores, nuestros hijos o incluso la nuestra en nuestra propia casa.

Los equipos y la tecnología están ahí, no esperemos a que haya una ley o una norma que nos obligue a proteger nuestras viviendas con detectores, quizás sea demasiado tarde.