La luz como eje del ser humano

Las nuevas tecnologías asociadas al sector de la iluminación, no sólo están contribuyendo a crear hogares más sostenibles, sino que se da un paso al frente pensando en la salud y el ciclo de vida de las personas, para posicionarse al nivel de la luz natural. Es lo que se conoce como Human Centric Lighting, cuyas soluciones se analizaron en la pasada edición de Rebuild 2022.

Depende del momento del día, nuestra actividad aumenta o disminuye. Forma parte del reloj biológico interno, en el que, indudablemente, la luz natural juega un papel importante. Hasta ahora, la iluminación no se había parado a conocer estos ciclos circadianos ni había investigado sobre el efecto que las células fotoreceptoras tienen en los seres vivos.

El desarrollo de nuevas soluciones tecnológicas, en especial el desarrollo del LED, ha abierto un amplio espectro de posibilidades que contribuyen a generar una luz lo más natural posible, para simular el ciclo del día y convertirse en el regulador del cuerpo humano. Éste fue uno de los temas que se analizaron en la mesa redonda ‘Luz y Naturaleza: Soluciones Human Centric Lighting’, en la pasada edición de Rebuild 2022, que contó con la participación de Julio Giménez, director general de Zennio; Jordi Ballesta, director de Diseño de Anoche iluminación arquitectónica; y Óscar Lodeiro, especialista en iluminación interior de Simon.

Las nuevas tendencias en el sector persiguen, precisamente, equiparar lo máximo posible la luz artificial a la luz natural con el objetivo de mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas, en especial, en entornos profesionales y en el propio hogar. No cabe duda que la luz influye en muchos momentos del ciclo vital, desde el sueño hasta en el trabajo mejorando aspectos como la concentración o la eficiencia laboral.

La luz provoca un efecto en los seres humanos y, dependiendo de la intensidad y el color, puede incidir en nuestro estado de ánimo.

Es lo que se conoce como Human Centric Lighting y se posiciona como un nuevo concepto de iluminación centrado en el ser humano. “Es lo que se ha llamado la luz del bienestar, basado en una percepción biológica, como son las métricas circadianas. Se está trabajando en sistemas que se adecuen a este ciclo solar, que es el que influye de forma subjetiva y biológica en el estado de ánimo, no sólo de los seres humanos”, reconoció Óscar Lodeiro de Simon.

En este sentido, Julio Giménez de Zennio expuso el concepto del Mood Lighting y el impacto que genera en los procesos biológicos la luz donde “las tecnologías se deben adaptar a la forma dinámica de los espacios iluminados, para controlar tanto la intensidad como el color, provocando el efecto cambiante que hace la propia luz natural”.

Es innegable reconocer que todos los seres vivos necesitan luz y oscuridad. Por ello, existe un ciclo diurno con un mayor índice de actividad y otro periodo en el que, por motivos de salud, se debe descansar, para la recuperación. En este sentido, la tecnología LED permite un control independiente en las tres dimensiones que son clave para la iluminación, centrada en el ser humano: la intensidad, la temperatura de color y la dirección de la luz.

La luz de alta intensidad y una temperatura de color más fría contribuye a mantener esta actividad, mejorando, a su vez, el rendimiento. Si bien este tipo de iluminación es beneficiosa durante las horas centrales del día, por el contrario, cuando cae la tarde, se requiere una luz suave y con temperatura de color cálida, gracias a su efecto calmante y, para no alterar el sueño, es preciso usarla en las horas finales del día.

Hacia esta misma dirección apuntó Jordi Ballesta de Anoche Iluminación y, en especial, qué color de luz emplear en cada momento del día, atendiendo a parámetros como productividad, relajación… “Hay que humanizar la cota de luz empleada en cada momento, en especial, en entorno arquitectónicos y espacios de trabajo. Actualmente, está más extendido el uso de la luz azul, que es la empleada para mejorar el rendimiento y la productividad en los espacios de trabajo, pero es inviable que podamos estar con el mismo estado de ánimo todo el día. De ahí la importancia de adaptarnos al ciclo de luz natural, apostando por iniciativas lo más saludables posibles que, a corto plazo, van a obtener un mejor rendimiento".

En definitiva, los proyectos arquitectónicos también pueden analizarse en términos de iluminación, que contribuyan a ganar en salud y cumplir, a partir de la personalización en el color y la intensidad de las lámparas, cumplir con los ciclos de sueño-vigilia.