La salud mental en 2025: prevención y autocuidado para evitar la ansiedad y el estrés
El cuidado de la salud mental y de los riesgos psicosociales está cada vez más presente en la sociedad y volverá a ocupar un lugar relevante en la agenda de las empresas de cara a 2025, así como en la de las administraciones públicas y centros educativos como universidades, y a título individual, cada vez le prestamos más atención. El equipo de psicólogos de Affor Health, consultora especializada en bienestar psicosocial en el entorno laboral, ha identificado las siguientes claves de cara a los próximos meses:
- Más ‘burnout’, estrés, ansiedad y depresión: a lo largo de 2024 se ha registrado un incremento de estos trastornos (en ascenso desde la pandemia de COVID-19) debido a la incertidumbre económica, el aislamiento social o al acelerado ritmo de vida. Todo ello ha contribuido a que aumenten los casos de ‘burnout’, estrés, ansiedad y depresión, aspectos que seguirán estando muy vigentes en el ámbito del cuidado de la salud mental durante 2025.
- Diferencias generacionales: la convivencia entre las distintas generaciones, cada una con sus retos exclusivos vinculados a su entorno histórico, social y tecnológico, puede provocar choques tanto en el entorno laboral como en el familiar. Por ejemplo, los más jóvenes sentirán una mayor inquietud por el futuro y más presiones relacionadas con las redes sociales, mientras que los de mayor edad deberán lidiar con dificultades vinculadas con la jubilación, la soledad o la pérdida de seres queridos.
- La vida personal afecta al trabajo: casi la mitad de las actividades de intervención psicosocial registradas tiene que ver con problemas generalizados de salud, como ansiedad o sintomatología depresiva, seguidos de trastornos del estado de ánimo y problemas derivados de relaciones de pareja. Estas situaciones pueden aparecer en distintos ámbitos de la vida de las personas, pero lo hacen con mayor frecuencia en el personal y, desde ahí, pueden trasladarse al resto, lo que puede acrecentar la tensión en situaciones de estrés o crisis laboral o en el entorno universitario.
- El riesgo de amplificar los problemas laborales a los personales: a su vez, los fenómenos psicológicos observados en el entorno laboral tienden a transmitirse a la sociedad en general. Así, muchas dinámicas sociales, como la jerarquía, la competencia, la cooperación y el estrés, se reproducen en una variedad de contextos como las familias, las amistades y las comunidades. De ahí la importancia de la vigilancia de la salud mental también desde el ámbito de la seguridad e higiene en el trabajo, que verá un refuerzo de las medidas para el próximo año.
- Prevención y cuidado: para cuidar del bienestar de los trabajadores es primordial que las empresas integren en su gestión la salud mental. Para ello deben impulsar herramientas que les permitan evaluar los riesgos psicosociales en el trabajo, así como programas de acompañamiento para que los empleados puedan consultar cualquier malestar psicológico y emocional que estén experimentando, tanto dentro como fuera de las puertas de la compañía.
- Autocuidado: también es indispensable que cada uno de nosotros nos cuidemos para poder dar nuestra mejor versión no solo en nuestro desempeño diario sino en nuestra vida personal. Por eso, es fundamental priorizar el autocuidado y fortalecer las relaciones personales, cultivando vínculos saludables con nuestros seres queridos y buscando apoyo si fuera necesario. Además de hacer deporte, pasear o disfrutar de momentos de ocio con la familia y amigos, en la medida de lo posible, necesitamos dedicarnos tiempo a diario para prevenir la aparición de posibles problemas de salud mental o frenar el avance de los mismos.
- La coyuntura local y global: la actualidad es cada vez más susceptible de afectar a nuestra salud mental. Así, es probable que se puedan producir trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión, especialmente en aquellos lugares que experimenten eventos climáticos extremos, como la DANA que ha afectado a la Comunidad Valenciana, o crisis económicas prolongadas. Además, la polarización política y las desigualdades sociales pueden contribuir a un aumento del estrés y la hostilidad, lo que a su vez puede afectar negativamente la salud mental.