El mal uso de las mascarillas supone un riesgo adicional para la salud
La Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (Asepal) —en su labor de difusión y divulgación de la normativa aplicable a los Equipos de Protección Individual (EPI)— pretende informar sobre la utilidad exacta de los distintos tipos de mascarilla que pueden encontrarse actualmente en el mercado.
En este sentido, la patronal recuerda que las mascarillas higiénicas y las quirúrgicas están destinadas a evitar la dispersión de las gotas respiratorias en las que se transportan patógenos como el SARS-CoV-2 mientras que las mascarillas autofiltrantes (FFP2 y FFP3) evitan la respiración de aerosoles que pueden contener los patógenos.
La mascarillas autofiltrantes evitan la inhalación de las partículas sólidas presentes en el medio que amenazan la seguridad y salud de la personas que las llevan puestas y son por tanto las únicas efectivas en espacios cerrados.
El marcado CE debe representarse sobre el propio equipo o, si resulta imposible, en su embalaje. Asimismo, los EPI deben incluir tanto los marcados, como los pictogramas y avisos obligatorios. Estos elementos informan del tipo y nivel de protección que brinda el EPI. Además, los EPI deben ir acompañados de un folleto informativo que, en España, debe comercializarse al menos en castellano. En este documento debe detallarse minuciosamente cómo ofrece protección el EPI, y los límites que tiene esta protección.
Las mascarillas quirúrgicas son un medio eficaz para reducir la emisión de agentes infecciosos a través de la nariz o de la boca, y lleva usándose con éxito durante décadas en quirófanos y otros entornos médicos. Están previstas para reducir el riesgo de propagación de infecciones en situaciones epidémicas o pandémicas. Al ser un dispositivo médico, también deben llevar el marcado CE.
Asimismo, hay mascarillas duales, que reúnen simultáneamente las características de las mascarillas autofiltrantes contra partículas y las mascarillas quirúrgica.
Por su parte, las mascarillas higiénicas complementan las medidas higiénicas en personas sanas. Al cubrir la nariz, boca y barbilla, evitan la dispersión de gotas respiratorias. No deben llevar marcado CE ya que ni son un EPI ni un dispositivo médico.
Las mascarillas artesanas no están recomendadas
Asepal desaconseja el uso de mascarillas de fabricación artesanal, ya que en muchas ocasiones “no hay garantías” de que ofrezcan una protección eficaz frente al COVID-19.
“En muchos casos, las mascarillas producidas de manera artesanal utilizan materiales que no han pasado los correspondientes procedimientos de aseguramiento de la conformidad. Por tanto, pueden crear una falsa sensación de protección”, explica el director general de ASEPAL, Luis Gil Palacios.
Respecto a la posible prohibición de usar determinado tipo de mascarillas en espacios cerrados como supermercados u oficinas -medida que ya se ha adoptado en países como Alemania-, el director general de ASEPAL insiste en que podría volver a generar problemas de desabastecimiento.
“En estos momentos, el suministro cubre la demanda de los profesionales, pero la oferta no está tan preparada como para una demanda global de toda la ciudadanía”, subraya Gil Palacios.
Factores que restan eficacia a las mascarillas
En este sentido, la patronal advierte que el tipo de mascarillas que ofrecen una mayor protección (FFP2 y FFP3) disminuyen “sensiblemente” su función si no se encuentran perfectamente ajustadas a la cara, de tal modo que forme un espacio hermético que permita que todo el aire que expira una persona sea filtrado. “La barba o una mascarilla con holguras en la nariz o en la cara hacen que sean menos seguras, ya que por estos huecos se pueden colar los patógenos que están flotando en el aire en aerosoles sin pasar por el sistema de seguridad de la mascarilla”, relata Gil Palacios.
Asimismo, es “imprescindible” seguir las indicaciones de ajuste que debe dar el fabricante en el folleto informativo. Además deben realizarse las comprobaciones de sellado que el fabricante determine, que suelen consistir en realizar respiraciones enérgicas para detectar si se producen fugas de aire, lo que indicaría un ajuste incorrecto o la elección de un producto que no se ajusta bien al rostro. En estos casos, la eficacia protectora de la mascarilla se verá “sensiblemente mermada”.
En el caso de las mascarillas quirúrgicas, el ajuste hermético no resulta un factor crítico para su eficacia aunque es importante que su colocación permita la cobertura total de la nariz, la boca y la barbilla de quien la lleve puesta.
Por otro lado, el director general de Asepal subraya que, en contra de lo que piensan muchas personas, utilizar doble mascarilla “no aporta una protección extra”, ya que dificultan ese ajuste perfecto y forman holguras.
¿Cuál es la función de una mascarilla FFP2?
Las mascarillas FFP2, tan mencionadas últimamente por diversos motivos, son un tipo de mascarilla autofiltrante que se describe en la norma armonizada europea EN 149:2001+A1:2009. En un contexto como el actual, es muy importante ser preciso con el lenguaje, ya que en ocasiones se utiliza el término FFP2 como sinónimo de toda mascarilla autofiltrante. Una mascarilla sólo será FFP2 si, en su marcado sobre la mascarilla se especifica la referencia de la norma EN 149 y la clasificación FFP2. Otras mascarillas, como las evaluadas según la PPE-R/02.075 versión 2, no se consideran FFP2, ya que no han sido evaluadas según la EN 149:2001+A1:2009.
Así, si en un entorno hay aerosoles que pueden contener un agente infeccioso, debemos hacer uso de un EPI, como una mascarilla autofiltrante, como las de la clase FFP2. El filtro de estas mascarillas en concreto, deben ser capaz de filtrar, al menos, el 94% las partículas sólidas presentes en el medio, y como máximo, deberá permitir una penetración de l a atmósfera exterior hacia el interior de la mascarilla del 11%.