Trabajadoras sanitarias: trabajo sin descanso en hospitales y en el hogar
Umberto Cattaneo, economista, y Emanuela Pozzan, especialista senior, Servicio de Género, Igualdad y Diversidad & OITSIDA de la Organización Internacional del Trabajo
14/04/2020Es el caso de Alberta Delle Grazie. Es enfermera jefe de una Unidad de Cuidados Intensivos en un hospital del norte de Italia. Su profesión conlleva largas horas de trabajo, turnos nocturnos, y un elevado nivel de responsabilidad. “Ya era difícil antes”, señala, “pero ahora, después de tres semanas en situación de emergencia por el COVID-19, estamos exhaustos, preocupados y emocionalmente agotados. Muchos hemos contraído la enfermedad, y algunos han fallecido”.
Alberta tiene tres hijos de corta edad en casa. Solo los ve durante dos horas cada día, después del trabajo, y no ha sido fácil. “Es muy doloroso colocar el cuerpo de una persona en una bolsa y luego ir a casa y hacer como que todo va bien”, afirma.
Es un ejemplo de las presiones emocionales y mentales a las que están sometidos a diario muchos trabajadores sanitarios, tanto hombres como mujeres.
En circunstancias normales, las mujeres realizan, en promedio, 4 horas y 25 minutos de trabajo de prestación de cuidados no remunerados a diario, frente a 1 hora y 23 minutos en el caso de los hombres. La pandemia, que ha provocado el cierre de escuelas y guarderías, así como de otros centros de cuidados, ha aumentado sustancialmente el tiempo que se dedica a diario a este tipo de trabajo no remunerado.
Con frecuencia se dice que en momentos difíciles la gente hace cosas que eran antes impensables. De ahí que varios gobiernos hayan adoptado medidas para apoyar a los trabajadores, en particular los que llevan a cabo su labor en los sectores de respuesta a la situación de emergencia y en los que es más difícil trabajar desde casa.
Por ejemplo, en Italia se ha introducido una “bonificación para el cuidado de niños” de hasta 1.000 euros (1.104 dólares de EE UU), con objeto de que los trabajadores sanitarios puedan sufragar el costo de servicios de atención infantil en el hogar. En Alemania, Austria, Francia y Países Bajos, lugares en los que la mayoría de guarderías y escuelas se han cerrado, algunas instalaciones permanecen abiertas, con personal mínimo, a fin de atender a los hijos de los trabajadores que prestan servicios esenciales. En Alemania se ha facilitado a los padres con bajos ingresos el acceso a prestaciones para el cuidado de los hijos, y en Corea del Sur se han proporcionado bonos por valor de 2,4 billones de wons (2.000 millones de dólares de EE UU) a los hogares de bajos ingresos con el fin de facilitar el cuidado de los hijos en el hogar, a falta de guarderías diurnas.
Será necesario fomentar medidas similares para seguir ayudando a las trabajadoras sanitarias en su ardua labor de lucha contra el COVID-19 y cuidado de su familia en el hogar. También habrá que adoptar medidas a largo plazo.
Esta pandemia ha puesto de manifiesto la importancia del trabajo de prestación de cuidados, tanto el remunerado como el no remunerado. Es una buena oportunidad para priorizar las inversiones en los sectores sanitario y de prestación de cuidados. Políticas ineficaces de redistribución de trabajo de prestación de cuidados no remunerado entre mujeres y hombres, o entre las familias y el Estado, ya no son una alternativa viable o sostenible.
Si queremos lograr una sociedad más equitativa tras esta crisis, es necesario que las mujeres participen plenamente en el replanteamiento y la reformulación del mundo del trabajo después del COVID-19.