Los sistemas de prevención, una apuesta de los ODS para reforzar la seguridad vial
Dionisio Martínez de Velasco, Managing Director de Dräger Iberia
06/03/2020La seguridad vial se ha convertido en uno de los focos prioritarios para garantizar el bienestar social. A la hora de promover una conducción responsable, el consumo de alcohol y las drogas continúa siendo un factor de riesgo que no hay que pasar por alto. En 2018, más del 40% de los conductores fallecidos dio positivo en la ingesta de estas sustancias nocivas, según la Memoria del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) sobre Víctimas Mortales en Accidente de Tráfico. Estas cifras nos invitan a tomar conciencia de la necesidad de tomar medidas de prevención y seguir haciendo énfasis en políticas de formación en comportamientos saludables al volante.
En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un proyecto común que llama al compromiso de entidades y ciudadanos sobre la importancia de mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas a través de 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS). La seguridad vial aparece integrada en estos objetivos como valor primordial para reducir los siniestros en carretera. Así, el punto 3.6 de los ODS busca reducir a la mitad el número muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo en 2020; mientras que el punto 11.2 aboga por proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros y accesibles y mejorar la seguridad vial desde este momento al año 2030.
El primer paso para lograr el ODS en materia de seguridad vial es apostar por la prevención, tanto para potenciar la concienciación y educación del conjunto de los ciudadanos y las instituciones, como para materializar otras acciones globales. Por su carácter preventivo, tanto los alcoholímetros que utiliza la Policía como los etilómetros que funcionan como sistemas de bloqueo, constituyen una tecnología innovadora que contribuye a reforzar la seguridad vial y a mejorar los hábitos saludables al volante. Los sistemas de bloqueo se han equipado de forma fiable para que los conductores no puedan arrancar su vehículo si han consumido alcohol, evitando de esta forma comportamientos de riesgo en carretera y ayudando a reducir los siniestros de tráfico.
Desde esta perspectiva, la tecnología debe entenderse como un mecanismo de prevención que nos ayude a alcanzar los desafíos para 2030 en materia de seguridad vial. Y este reto debe entrañar un compromiso integral del conjunto de la sociedad, las entidades y empresas privadas y las Administraciones Públicas. Estamos en el camino. En este sentido, plataformas como la Alianza para la Seguridad Vial, presentada el pasado 7 de febrero, se han conformado para convertirse en vehículo de comunicación y acción vivo y con el objetivo de propiciar iniciativas que mejoren la formación de los conductores, impulsen la renovación del parque móvil y apoyen las nuevas formas de movilidad.
Este 2020 puede convertirse en un año significativo para sentar las bases en materia de seguridad vial en las carreteras. Estamos convencidos de que se están activando los protocolos y acciones apropiados para conseguir un ecosistema vial que vele por la salud de los ciudadanos. Y uniendo la colaboración, voluntad política y el esfuerzo común, podremos lograr una adaptación de la legislación a los actuales modelos de movilidad y avanzar para alcanzar las cero muertes en carretera.