La cadena agroalimentaria recupera un 4% más de excedentes alimentarios para el consumo humano
Nuestro país fue el primero de Europa en conseguir un proyecto voluntario de adhesión por el que las principales compañías de la cadena agroalimentaria se comprometían a trabajar juntas para frenar el desperdicio de alimentos que padecen todas las economías desarrolladas. Tres años después de la puesta en marcha de la iniciativa ‘La Alimentación no tiene desperdicio’, impulsada por la organización empresarial AECOC y a la que se sumaron todas las organizaciones que integran a la industria y la distribución española, los datos confirman que se avanza en buena dirección.
Las empresas adheridas a la iniciativa, más de 250 de las principales del país, han conseguido en el último año recuperar un 4% más de alimentos y redistribuirlos a entidades beneficiarias. Una buena noticia según todas las organizaciones firmantes “porque todos los esfuerzos deben encaminarse no sólo a frenar el desperdicio sino a conseguir que más personas tengan acceso a la alimentación gracias a esas acciones”.
Por ello, el sector, que la semana pasada se dio cita en el III Punto de Encuentro AECOC contra el Desperdicio Alimentario, celebra que este año se haya conseguido recuperar un 32,27% de los excedentes alimentarios y redistribuidos a entidades benéficas –el pasado año el porcentaje recuperado fue del 28,23%–. A ese 32% hay que añadir un 43,65% de excedentes que no pueden donarse puesto que son aptos para el consumo humano y, por tanto, no pueden considerarse desperdicio.
Estos datos son el resultado del trabajo ininterrumpido que toda la cadena agroalimentaria está realizando, desde finales de 2011, para buscar soluciones conjuntas a un problema de claro impacto económico, social y medioambiental. Y es que el sector es plenamente consciente de que la situación que están pasando algunas familias exige un esfuerzo solidario del conjunto de la sociedad y de los agentes empresariales, ya que no resulta aceptable que haya hogares con necesidades alimentarias en una sociedad como la nuestra que es capaz de producir alimentos seguros para toda la población.
De igual modo, hay que considerar que el desperdicio alimentario representa una ineficiencia para las propias empresas de distribución y de la producción agroalimentaria, ya que no aprovechar bien los recursos, afecta a la rentabilidad de las compañías y a los sectores implicados. Además, la pérdida de competitividad de las empresas supone un claro perjuicio para el conjunto de la economía.
Por ello, la cadena agroalimentaria invita a los responsables políticos de todos los partidos a acercarse a la problemática del desperdicio alimentario en España, para lo que les anima a profundizar y conocer las distintas experiencias llevadas a cabo en la materia en todos los eslabones de la cadena.
Asimismo, les recomienda reflexionar sobre las diferencias existentes entre los países y el nivel de compromiso y actividad de sus empresas a la hora de extrapolar propuestas y soluciones adoptadas por otras naciones como la recientemente presentada por el parlamento francés.
Finalmente, la cadena agroalimentaria invita y anima a los ciudadanos a sumarse a la causa para la prevención del desperdicio y a colaborar con las iniciativas empresariales e institucionales destinadas a este fin; sin olvidar agradecerles los esfuerzos y contribuciones que realizan a través de sus donaciones y de su colaboración en la campaña de la gran recogida, impulsada por la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL).