Movimientos automatizados
Ibon Linacisoro, Director15/04/2004
Presenciamos el momento del robot obligado. Es curioso observar cómo los robots en la industria de los plásticos se venden a un ritmo más o menos estable en nuestro país, que no acompaña desde luego los dientes de sierra de los ciclos económicos. La razón para algunos expertos es tan sencilla como que, cuando las cosas vienen mal dadas, el transformador se da más cuenta de la reducción de costes a medio plazo que un robot proporciona, entre otros, porque puede reducir la necesidad de mano de obra y porque aumenta notablemente la productividad de una línea de producción. Claro que también el ser humano sabe automatizar movimientos y son muchos los deportes en los cuales, por ejemplo, éste es un factor determinante en la forma del deportista. De la misma forma, cabe suponer que el operario también automatiza sus movimientos, rituales y hábitos, tanto para bien como para mal. Las actuales necesidades de la industria exigen unos niveles de productividad que, finalmente, reducen al coste por pieza el factor crítico a la hora de decantarse por una máquina u otra, un robot u otro. Son interesantes en este sentido las manifestaciones de un experto en robots de la empresa Husky en la entrevista que publicamos en este número.
Los mecanismos de automatización ofrecen posibilidades que algunos ni siquiera quieren. Parece como si la oferta fuera por delante de la demanda, algo que sin duda está a la orden del día en los productos de consumo. Si no, que nos expliquen para que queremos el sinfín de productos que invaden nuestros hogares desde los televisores y que, peor aún, consumimos con avidez. La industria al menos se comporta con más sentido común. En España, el aumento de la automatización es regular y todavía quedan unos años de aumento asegurado, a juzgar por lo que los más implicados auguran. Es un movimiento éste que, a base de repetirse, está ya prácticamente automatizado.