La mujer, esa gran desconocida
25 de marzo de 2011
Siguen saliendo estudios empeñados en demostrar las diferencias. Recientemente, un experto en neuromarketing señala que los cerebros de hombres y mujeres son muy diferentes, ya que los femeninos desarrollan la empatía, mientras que los masculinos luchan por encontrar su sitio en la jerarquía. Nunca he sido partidario de discutir con expertos en neuromarketing, así que vamos a aceptar la premisa.
Profundicemos en la diferencia. Resulta que según un estudio elaborado conjuntamente por Edenred y la Escuela de Negocios de IESE los empleados españoles prefieren tener jefas. Pero aporta datos aún más interesantes. Los empleados valoran peor a sus jefes si son del sexo contrario y es a partir de los 35 años cuando los subordinados son más críticos con sus superiores.
En otras palabras, que si eres hombre y tienes más de 35, no soportas que tu jefe sea jefa, mientras que si eres mujer de más de 35 no soportas que tu jefe sea jefe. También cabe la posibilidad de que si eres humano y has superado las 35 primaveras, no soportes a ningún jefe y se han dado casos en los que ese tipo de humanos no soportan ni siquiera a ningún compañero ni compañera. A partir de los 35, entonces, uno acude cada mañana al ring de combate, a luchar contra sus contrarios. La misma expresión le lleva a uno por el camino del desencuentro. ¡El sexo contrario! ¿Contrario a qué? Pues al otro sexo, está claro. Chicos y chicas nos queremos para lo que nos queremos, pero desde luego no para tenernos como jefes. Entre los varones abunda el no saber uno a qué atenerse cuando la jefa muestra signos de ir a por sus contrarios. ¿Será que no me pega la corbata con la camisa? ¿Será que el chiste sobre mujeres no le ha hecho gracia? Para nosotros, queridas amigas, todo es muy desconcertante. Incluso nos desconcierta la estadística esa que dice que las mujeres cobran menos. Pero ¿por qué cobráis menos? Seguro que cuando esto ocurre es porque el jefe es contrario, o sea, del otro sexo, y aplica lo de “al enemigo, ni agua”.
Más datos desconcertantes: sólo el 15% de los artículos de Wikipedia están escritos por mujeres. ¿No sois solidarias y no queréis compartir vuestros conocimientos? No, esa no puede ser la respuesta. Hemos quedado en que sois más dadas a mirar por el prójimo que nosotros, que no sólo somos todos iguales sino que sólo buscamos un hueco en la jerarquía. ¿Entonces? Pues entonces nada. Esto, como tantas otras cosas, como por ejemplo que sean minoría las mujeres amantes del fútbol, queda en ese recodo del cerebro donde los hombres apartamos las cosas difíciles de comprender. No nos cuesta nada. No lo entendemos, lo aparcamos. De la diferente manera de aparcar de hombres y mujeres, ya hablaremos en otra ocasión.