De Obi-Wan Kenobi al Whisper XL
La década de los 70 trajo a nosotros la Guerra de las Galaxias, que sentó las bases de una visión del futuro extraordinariamente fantástica. Obi-Wan Kenobi era un sabio y respetado Caballero Jedi. En muchos hogares prepararon la habitación para acoger a R2-D2 o a algún hermano gemelo suyo que le pasara la aspiradora, limpiara los baños e hiciera las camas. El futuro era entonces de los robots pero hoy, en aquel futuro, lo más lejos que ha llegado el ser humano es a robotizar a sus congéneres, desproveerles de iniciativa propia y del más mínimo gusto por la improvisación, el riesgo o la inquietud por salirse de la norma. Hoy, en aquel futuro, R2-D2 sería de un plástico de propiedades inauditas, Chewbacca tendría pelo sintético y quién sabe, incluso tal vez a prueba de ataques mortíferamente modernos como los de los Pokemon. Hoy, en este futuro en el que estamos ahora, llevamos tanto plástico encima que si nos quemaran estaríamos días ardiendo. ¿Alguna vez han descuartizado su teléfono móvil? Líense a hachazos con el frigorífico y verán, verán lo que tiene dentro. O miren su automóvil... Sí, es cierto, los plásticos todavía no han logrado que tres años después de haber pasado el coche por un túnel de lavado haya vuelto a ensuciarse, pero es que ya nada es para siempre. Incluso aceptando estas carencias de los plásticos, su futuro está garantizado. El que haya estado en la feria K en el mes de octubre habrá visto cosas sorprendentes. Una de ellas es la gigantesca máquina de Krauss Maffei moldeando por inyección un interior de puerta de automóvil completo en un proceso que incluye la reacción del poliuretano. No supera, técnicamente, al Whisper XL, pero así, a ojo, era de la misma talla, XL, y seguro que en el futuro, en otro futuro, formará tanto parte de nuestras vidas que no sabremos vivir sin ella.