Los films BOPP continúan su avance imparable
La empresa Brückner —que según sus propias informaciones es líder mundial en máquinas de estirado de film, con una cuota de mercado superior al 50 por ciento— ha podido seguir creciendo en una complicada coyuntura económica global gracias al floreciente negocio de los materiales BOPP. Así, el volumen de ventas aumentó de 119 millones de euros en el año 2001 a 225 millones de euros en el año 2002, prácticamente el doble. El cliente Shuang Liang, una empresa con sede en Jiangyin, cerca de Shanghai, que cotiza en bolsa y que tiene una gama de productos muy amplia y diversificada, suministra films BOPP en espesores de 12 a 60 my. Las láminas de polipropileno estirado en dos direcciones se utilizan como film estándar para embalajes corrientes, entre otros, pero también como film especial termosellable o para cajetillas de cigarrillos. La producción se centra mayoritariamente en el mercado doméstico, que según los expertos seguirá experimentando una fuerte demanda.
El futuro de BOPP está en China
Según informaciones de PCI, el consumo mundial de films BOPP creció un 9 por ciento de media anual en el período comprendido entre 1998 y 2002. Estas cifras constituyen un crecimiento absoluto de aproximadamente 1,1 millones de toneladas al año. El servicio alemán de información sectorial “Kunststoff Information”, Bad Homburg, estima por tanto que el consumo global mundial de 2002 se situó en torno a los 3,2 millones de toneladas. Teniendo en cuenta que la capacidad instalada en todo el mundo es de 3,8 millones de toneladas al año, se puede decir que todavía existen reservas y que las líneas de producción no están explotadas al 100 por ciento. Según los pronósticos de los analistas de PCI Films Consulting Ltd., el consumo seguirá aumentando cada año aproximadamente 7,7 puntos porcentuales hasta 2007, para situarse en 4,6 millones de toneladas anuales. Más de la mitad de este aumento corresponderá a fabricantes asiáticos.
Un sinfín de ventajas
No es de extrañar, por tanto, que un producto con semejante concentración de ventajas haya tenido un ascenso tan meteórico. Según datos de la revista especializada alemana “Kunststoffe”, el consumo de films BOPP ha experimentado en un período de treinta años (1960-1990) desde su lanzamiento un crecimiento de 0 a 1 millón de toneladas. Y es que este novedoso material polimérico estirado se empezó a desarrollar a principios de los años sesenta del siglo pasado, aunque fue a mediados de los setenta cuando inició su ascenso imparable. Este desmesurado crecimiento se ha debido, además de al hecho de haber reemplazado al celofán, también a la introducción en el mercado de nuevas variantes de BOPP. En este contexto, algunas de las innovaciones más espectaculares han sido los films termosellables fabricados por coextrusión, los llamados films de condensador y los films para plastificado brillante de productos de papel como libros, cartón, etc.
Los films de polipropileno orientado han reemplazado casi por completo al popular celofán y también han desplazado masivamente a las bolsas de papel y al papel de aluminio que se utilizaban habitualmente en el pasado para envasar snacks y golosinas. Otra de las aplicaciones en auge es el film para etiquetaje. Y también es interesante su utilización en el plastificado de papel de alta calidad con nuevos elementos de seguridad, como por ejemplo billetes y títulos-valor. Por lo visto, Australia ha cambiado sus billetes de banco en papel por billetes de banco en film BOPP, y los motivos son, aparte de una mayor seguridad contra falsificaciones, una mayor higiene y vida útil.
El principio del Transrapid aplicado al BOPP
La fabricación de estos films BOPP se lleva a cabo mediante extrusión, tanto de láminas sopladas como de láminas planas. Predominan sin embargo las láminas planas, que se orientan de forma axial y circunferencial en una máquina de estirado inmediatamente después de su salida de la extrusora. Con ello, se pretende alterar la morfología de la estructura molecular del film, con el fin de optimizar las propiedades básicas del producto final: mayor transparencia y resistencia, mayor rigidez, más resistencia al frío y mejora de la impermeabilidad al vapor de agua y a los gases.
Nentwig señala que no sólo se han producido importantes avances en relación con los nuevos tipos de polipropileno —por ejemplo con nuevos catalizadores metalocénicos o mejores condiciones de transformación— sino también en el ámbito de la tecnología de equipos.
Así, por ejemplo, en la K’95 Brückner presentó la tecnología “LISIM“. Ésta permite producir un film de polipropileno biorientado con una mejor isotropía, en tanto que presenta un comportamiento de estirado longitudinal y transversal simultáneo. De ahí que el término “Linear Motor Simultaneous Stretching Technology“ (LISIM) indique todo lo que se podría alcanzar con esta tecnología: un film orientado de forma completamente homogénea en ambas dimensiones (longitudinal y transversal), caracterizado por una isotropía hasta ahora desconocida. El truco es muy similar al del tren de alta velocidad Transrapid: motores lineales que aceleran cada una de las mordazas de sujeción durante el avance de la lámina a lo largo de un tramo divergente, y que las frenan cuando retroceden. Nentwig añade que este procedimiento ofrece además una elevada eficacia, una mejor superficie, una reducción del riesgo de desgarros y la posibilidad de fabricar films todavía más delgados.
Espacio para el film soplado
A pesar de la popularidad de las láminas planas, sin embargo, el film soplado BOPP también se ha hecho con su espacio. Para el ingeniero Werner Feistkorn, director técnico durante muchos años del importante fabricante alemán de máquinas de film soplado Windmöller & Hölscher, Lengerich, la calidad que se está obteniendo ahora es la mejor de la historia de los films tubulares. La rápida automatización de la maquinaria es el factor que más ha contribuido a ello, por delante incluso de las innovaciones que se han producido en la tecnología de procesos, como por ejemplo las extrusoras con encamisado ranurado y husillos de barrera o los cabezales de extrusión tubular optimizados térmica y reológicamente. Nuevos avances técnicos como el control de peso por metro lineal, los sistemas de dosificación gravimétrica, el control de perfil, anchura y de burbujas por ultrasonidos y una larga serie de módulos de tecnología avanzada producen unos resultados que hasta hace poco eran inimaginables, o que sólo se atribuían a las láminas planas.
Sería lógico que los fabricantes de máquinas de soplado de film empezaran a reclamar en breve una parte más grande del pastel de los materiales BOPP. Quizás la K 2004 de Düsseldorf, la feria del plástico y del caucho más grande del mundo, pueda dar respuesta a esta pregunta. Y quizás también a la de si el avance imparable de los films BOPP va a continuar, como pronostican todos los expertos y analistas de mercado.