La colaboración ciudadana, clave del éxito de la gestión de residuos

El reglamento de la ley de envases iniciará su trámite parlamentario a finales del próximo mes de octubre, según las estimaciones del Gobierno. Este mes de septiembre el Ministerio de Medio Ambiente ha remitido el primer borrador a distintos interlocutores para que hagan sus sugerencias. El objetivo es enviar a las Cortes un texto lo más consensuado posible entre los partidos políticos y asociaciones del sector para que se pueda aprobar rápidamente. Mientras tanto, se ha aprobado una ley básica de residuos y un plan de residuos en la zona metropolitana de Barcelona.

El reglamento de la ley de envases es fundamental para que pueda ponerse en marcha todo el sistema de gestión de residuos de envases. La ley, pese a su dilatado proceso de elaboración y aprobación, contiene muchos puntos oscuros que el reglamento debe aclarar. Además, hasta que no esté aprobado el reglamento, las instituciones estatales, autonómicas y municipales no se sentirán obligadas a destinar los recursos necesarios para lograr los objetivos de la ley.

Poco antes de iniciarse las vacaciones, el Gobierno ultimó el primer borrador de reglamento para enviarlo a distintas instancias parlamentarias y asociaciones empresariales y medioambientales, con el fin de que den su opinión y sugieran, en su caso, modificaciones. El plan del Gobierno, según distintas fuentes consultadas, es que se pueda iniciar el trámite parlamentario a finales de octubre, lo cual supone que los comentarios al reglamento deberían estar terminados a primeros del mes de octubre.

De momento, sin embargo, no ha trascendido prácticamente nada de los planes gubernamentales del Gobierno respecto al reglamento. Uno de los puntos importantes para calibrar el coste del sistema de gestión de los residuos de envases es la tarifa que se fije para el punto verde, es decir, el cobrecoste pagado por el consumidor en el precio de los productos envasados que aún es objeto de estudio por parte de Ecoembalajes, a través de comisiones técnicas de materiales creadas a tal efecto.

La hipótesis que se maneja como la más sencilla de aplicar es la de fijar una tarifa de punto verde común a todos los envases, independientemente del material utilizado. Aunque no se duda que esto supone el perjuicio de unos materiales en favor de otros, el menor coste de gestión de todo el sistema es visto por sus partidarios como una ventaja esencial. En cualquier caso, éste, como otros puntos importantes, aún están sometidos a discusión.

Ley básica de residuos

El pasado 1 de agosto, en el último Consejo de Ministros, se aprobó una ley básica de residuos, cuyo objetivo es concienciar a los consumidores de que es preciso reincorporar los residuos a la naturaleza con el mínimo daño posible.

El tratamiento de la ley es muy genérico y apenas se fijan objetivos, aunque existe el compromiso de que en cinco años todos los municipios con más de 5.000 habitantes deberán tener un sistema de recogida selectiva de basuras. La ley, de todos modos, no cuenta con ninguna provisión de fondos medioambientales, pese a que se estudia su inclusión en la ley de acompañamiento de los Presupuestos Generales para 1998.


Figura 1 El sector de los envases requiere una solución para sus residuos de plásticos

La ley deposita en los productores y gestores medioambientales la responsabilidad del tratamiento, reciclado, valorización y almacenamiento de residuos. Las organizaciones ecologistas, en especial Greenpeace, Cama o Coda, se apresuraron a calificar el texto aprobado de insuficiente y se mostraron muy alarmados porque, en su opinión, se favorece la incineración de los residuos.

La anterior secretaria de Estado de Medio Ambiente y actual portavoz parlamentaria en temas de medio ambiente, Cristina Narbona, considera que se trata de una ley de mínimos que ha renunciado a los impuestos medioambientales y no absorba con energía los problemas del deficiente control en la generación y tratamiento de residuos, según publica el periódico El País haciéndose eco de sus declaraciones.

En opinión de Narbona, el Ministerio de Medio Ambiente debería proponer a las Comunidades Autónomas una serie de fórmulas de cooperación que permitan ampliar la red autonómica de inspectores y complementar la vigilancia con los cuerpos nacionales de inspectores de empresa. Greenpeace asegura, por su parte, que la ley permite trasladar residuos entre comunidades autónomas, con lo que se favorece el desplazamiento de desechos de zonas ricas a pobres.

Plan metropolitano de residuos

A mediados de julio, también tuvo lugar la aprobación de un texto importante en Cataluña respecto a los residuos. Se trata del plan metropolitano de residuos, que se plantea lograr que en nueve años se recicle el 60% de la basura. El plan ha sido acogido con escepticismo por las asociaciones ecologistas y ciudadanas por la ambición de sus objetivos, que fija cuotas de reciclaje que no se dan en ningún país del mundo.

El aspecto más concreto y polémico del plan aprobado respecto a anteriores versiones es que aparca temporalmente la construcción en Barcelona de una planta incineradora de 350.000 T y, en cambio, prolonga de forma indefinida el funcionamiento de dos plantas en Montcada y Sant Adrià, en los alrededores de Barcelona. La planta de Montcada se debía cerrar en el año 2000 y la de Sant Adrià reducir su actividad. La prolongación ha motivado fuertes protestas de los alcaldes de ambas localidades.

El objetivo del plan es clausurar el vertedero del Garraf en el año 2000, donde ahora van a parar el 69% de los residuos metropolitanos. Para poder lograrlo, se quiere implantar la recogida selectiva de residuos orgánicos domésticos, con la disposición de nuevos contenedores específicos en la vía pública, e impulsar la recogida de residuos inorgánicos con más contenedores e incluso recogida puerta a puerta.


Figura 2

Pese a aparcar la construcción de una nueva incineradora, el plan prevé aumentar el actual porcentaje de residuos quemados, que es del 27%, al 33% en el año 2006, lo cual supone pasar a incinerar 424.000 T frente a las 350.000 T actuales. El programa prevé una inversión de 23.000 MPtas, que se financiará con fondos comunitarios, de la Generalitat y de la ley de Envases, y, en menor cuantía, de tasas locales.

Aparte de las dos incineradoras actuales, que se promete que se modernizarán para que no emitan dioxinas y sustancias contaminantes a la atmósfera, las instalaciones se completarán con tres depósitos controlados dentro y fuera del área metropolitana, seis plantas para fabricar compost y tres de metanización. Pero asociaciones ecologistas y expertos ambientales ven muchas incógnitas en todo el esquema diseñado, ya que aún no se ha decidido el lugar de colocación de los vertederos controlados, las plantas de compostaje requieren una separación de materiales muy precisa y la tecnología de metanización es aún muy nueva para que puedan valorarse en profundidad sus resultados.

Plagado de incógnitas

Si la eliminación de los residuos sólidos urbanos en su conjunto está repleto de incógnitas, la recogida selectiva de envases espera aún su formulación concreta, meses después de haberse aprobado la ley de envases que lo regula y tras varios años de discusiones. La ley de envases establece unos objetivos cuantitativos de reducción, reciclado y valorización para el conjunto de los residuos de envases que se generen en el mercado español, en unos plazos dados: 50% de valorización, con un mínimo del 25% de reciclado del total de residuos de envases para el año 2002 y objetivos intermedios a más corto plazo. La ley establece, asimismo, un objetivo específico por material e idéntico para todos ellos: 10% de reciclado por material para el año 2000 y 15% para el año 2001.

Para la gestión de los residuos de envases se ha creado en noviembre de 1996 la sociedad Ecoembalajes, sin ánimo. Dentro de Ecoembalajes, y centrando su ámbito de actuación en los envases plásticos, se ha constituido Cicloplast. El propósito de Cicloplast de asesorar a los organismos que, de alguna manera, se vean implicados en la gestión de los residuos de envases, parte, necesariamente, del análisis en profundidad de las actuaciones que en otros países ya llevan tiempo implantadas.

Copiar lo positivo y aprender de los fracasos de las experiencias llevadas hasta ahora a cabo en el campo de los residuos de envases es el objetivo de Cicloplast. En España, Cicloplast no pretende copiar en su totalidad ni el sistema alemán ni el francés, aunque sí intenta alcanzar el mejor de los resultados al menor coste posible para todos. La idiosincrasia propia de la población española en cuanto a modos de vida, distribución de la población en áreas rurales y urbanas, entre otros, serán factores importantes a considerar, dice Cicloplast.

La colaboración ciudadana en los programas de recogida selectiva que se implanten, así como su aportación como consumidores de productos envasados, vía punto verde, será clave para conseguir resultados óptimos en el sistema, recalca Cicloplast.