Adiós a los altavoces: ahora suena la pared
CONSTRUCCIÓN
Pero para que los elementos acústicos sigan sonando bien una vez empotrados en los tabiques, el techo y el suelo, y recubiertos por revocado, papel pintado o azulejos, se necesita una tecnología digital muy delicada. Cada placa –se necesitan cinco para un sonido envolvente pleno, el llamado sonido 5.1– se hace vibrar mediante actuadores acústicos situados en la cara posterior. Los actuadores reciben la señal de un procesador digital libremente programable. La cuestión central está en adaptar de forma óptima la respuesta en frecuencia –es decir, los agudos, los tonos medios y los graves– al material de superficie de la zona de la pared bajo la cual se encuentra la placa acústica.
El resultado es un sonido tridimensional convincente, que no sólo se limita a un espacio reducido, la llamada "zona óptima" como ocurre en los altavoces convencionales. El motivo de ello es el ángulo de emisión de las superficies vibrantes, casi dos veces mayor que el de los altavoces habituales. Además, cuando se utiliza un micrófono, prácticamente no se producen pitidos por acoplamiento, lo que resulta especialmente importante para presentaciones y ponencias.
Hans Bommer está convencido del éxito de esta innovación entre los amantes del buen sonido: "La primera vez que alguien oye hablar del sonido tridimensional 'pursonic' piensa que es un cuento de las mil y una noches. Pero después, cuando escuchan el sonido sin ver ningún altavoz, todos lo quieren inmediatamente". En Bayer no se descartan otras aplicaciones para la industria por ejemplo de la automoción: en el habitáculo de los automóviles haciendo que vibre y suene mientras transmite las noticias del día.