Inbeca profundiza en la historia y en las ventajas de la sauna finlandesa
1 de febrero de 2012
En Finlandia hay 5,1 millones de habitantes y 1,7 millones de saunas, una cada tres personas. La sauna está considerada un fenómeno típicamente finlandés, aunque no es un invento ni una propiedad privada de los finlandeses. A fines del siglo XIX en el Viejo Continente la costumbre existía en toda una región que se extendía desde el Báltico hasta el corazón de los montes Urales. La sauna también está generalizada entre otros pueblos ugrofineses de la región del Báltico (estonios, carelianos, vepsos y livones) así como entre varios pueblos eslavos, bálticos (letones y lituanos), tártaros de Turquía y ugrofineses orientales.
La sauna finlandesa tradicional es un cuarto de madera, donde los bañistas sentados en gradas arrojan agua sobre piedras calientes situadas sobre una estufa.
Sauna es la palabra finlandesa internacionalmente más difundida, aunque según los finlandeses no siempre ha conservado su significado original al ser adoptada por otras lenguas. La expresión “tomar una sauna” no significa sólo entrar en el recinto caldeado sino todo un rito compuesto por varios lapsos de transpiración al calor de la estufa y del vapor del agua que se arroja sobre las piedras. Este vapor (löyly) es justamente el espíritu de la sauna. Löyly es una palabra ugrofinesa que está en nuestro vocabulario desde hace 7.000 años.
Este tipo de baño no es exclusivo de los finlandeses. En muchas otras culturas existen construcciones y costumbres similares (los baños romanos, turcos, celtas, el sweat lodge de los indios norteamericanos, el furo de los japoneses, el bania de los rusos y el temascal mexicano). Pero los finlandeses pueden ser considerados el pueblo “saunero” por antonomasia porque han mantenido viva la tradición y la han adaptado a su modo de vida contemporáneo. Han conservado, desarrollado y transmitido la sauna, y la han difundido internacionalmente bajo la etiqueta ‘sauna finlandesa’.
Breve historia de la sauna finlandesa
La palabra sauna ya estaba en el léxico de los antiguos suomi (fineses) y sami (lapones). El núcleo de la sauna consistía en una estufa que calentaba una pila de piedras, alrededor de la cual se tomaba un baño de vapor bajo una cubierta ocasional como las de los sudaderos de los indios norteamericanos. Es posible que ya hubiera baños de transpiración como la sauna en la edad de piedra, hace unos 6.000 años: los fogones de las viviendas eran unos hoyos circulares no muy profundos en cuya base había dos o tres capas de piedras pequeñas.
Hay evidencias de que entre los siglos V y VIII ya se conocían en Finlandia las saunas de madera. Eran cabañas de troncos, de un solo cuarto, que se calentaban por dentro mediante fuego y humo (sauna de humo). Al principio la sauna se tomaba en el único cuarto de la vivienda. La tecnología finlandesa de construcción con troncos ha sido llevada por los emigrantes a todas partes en el curso de los milenios. En el Nuevo Mundo puede verse en la estructura de Pioneer House, en Nueva Inglaterra.
La sauna finlandesa original
La estufa de humo era una tosca bóveda de piedras con el fuego adentro y una cúpula redondeada sobre la que se disponían las piedras. Era el fogón de la casa y se seguía usando en las saunas de humo que servía para calentar la vivienda y la sauna, pero no para cocinar y hornear, por lo que en el siglo XI comenzó a usarse un horno con una cámara cerrada arriba y un sitio adelante para calentar recipientes. De esta manera se desarrollaron dos fogones diferentes, uno adecuado para la vivienda y el otro para la sauna, la que fue poco a poco independizándose en su función de cuarto de baño, aunque manteniendo su condición de ámbito de varias tareas domésticas.
A fines del siglo XVIII en las saunas del oeste de Finlandia comenzaron a aparecer estufas cerradas de ladrillo, más seguras que las abiertas que constituían un permanente peligro de incendios. Las nuevas estufas tenían dos o tres cámaras: abajo el fogón, en el medio las piedras, y en la de arriba se producía el humo que llenaba el cuarto.
La sauna obtiene su chimenea
La estufa con chimenea constituyó, a fines del siglo XVIII, un gran desarrollo en la historia de la sauna. Al horno de humo cerrado se le añadió un simple cañón, una estrecha continuación de la cámara superior, o sea una verdadera chimenea con su registro de tiro que conducía hasta el exterior del tejado. En el siglo XIX se generalizó una chimenea amurada, con base propia, al lado de una estufa separada de ladrillo.
La estufa con salida de humo posibilitó la construcción de saunas en sitios donde la sauna de humo era impensable, por ejemplo en las ciudades, que tenían principalmente casas de madera con jardines propicios para instalar la casilla.
Hacia 1910 comenzó la producción en serie de estufas con carcasas metálicas. Los fabricantes se entusiasmaron con el negocio y fueron perfeccionando los modelos, hasta que en los años treinta aparece un tipo totalmente nuevo, la estufa de calefacción continua, en la que los leños arden en su propia cámara separada y ni las llamas ni el humo entran en contacto con las piedras, como sucedía en la estufa “de hornadas”. La novedad permite mantener el fuego encendido durante el baño y producir vapor mientras haya leña.
La sauna finlandesa urbana
Los nuevos modelos de estufa promovieron en los años treinta un renacimiento de la tradición finlandesa de la sauna, que había decaído en las primeras décadas del siglo con los problemas del proceso de urbanización de la sociedad agraria que la cultivaba.
La urbanización de la sociedad comenzó a fortalecerse desde la década de 1880, con la paulatina construcción de los sistemas de aguas corrientes y de cloacas, la electrificación y la edificación de casas de mampostería y edificios de pisos. El cuarto de baño y la gran novedad que trajo el siglo, la bañera, ofrecieron al finlandés destellos de un lujo europeo que hacía parecer a la sauna una costumbre anticuada y rural. Por lo menos los habitantes de los edificios de apartamentos hubieran quedado décadas sin sauna si no hubiera habido baños públicos.
Las saunas públicas tenían secciones separadas para hombres y mujeres e incluso sectores reservados, donde las familias podían contratar sus propios turnos. Los grandes establecimientos de baños ofrecían a sus clientes servicios de lavadoras, masajistas y a veces de aplicación de ventosas. Como los parroquianos concurrían regularmente a la misma sauna, allí se formaban grupos en un ambiente amistoso, sin más jerarquías ni títulos que los ganados de vez en cuando por la resistencia a las elevadas temperaturas. Las saunas públicas constituyeron una etapa histórica, especial en muchos aspectos, que duró hasta los cincuenta. Al finalizar la segunda guerra mundial funcionaban en Helsinki casi ciento cincuenta saunas públicas, pero al comenzar el siglo XXI quedaban sólo dos.
La estufa eléctrica es segura y fácil de usar, pues se basa en una resistencia que se enciende con un simple interruptor y calienta las piedras a la temperatura deseada.
Como no necesita conducto para humo, se puede instalar en sitios en los que sería imposible poner un horno de leña. La sauna ya no requiere una construcción aislada, y puede emplazarse en cualquier vivienda como una habitación más.
La estufa eléctrica solucionó definitivamente el problema de las saunas urbanas. Desde los años cincuenta en la planta baja de los edificios de pisos comenzó a construirse puntualmente la sauna del condominio para la que cada familia tiene un turno semanal. En la actualidad en vez de una sauna común, en cada apartamento se suele construir junto al cuarto de baño una sauna propia, una especialidad de la vivienda urbana finlandesa. También se han comenzado a instalar pequeñas saunas del mismo tipo en los cuartos de hotel... ¡un aporte bien finlandés a la hostelería mundial!
• Distensión Nerviosa. Relajación.
• Dilatación ramificaciones respiratorias. Oxigenación.
• Vaso dilatación periférica. Estimulación de la circulación sanguínea en extremidades.
• Elevación de la frecuencia cardíaca. Estimula el sistema circulatorio.
• Limpieza de toxinas de los poros. Glándulas sudoríparas.
• Mejora de la elasticidad del tejido muscular y articulaciones óseas.
Caldeamiento de la sauna y antiguas costumbres
Antiguamente la sauna era un lugar sagrado para los finlandeses. Estaba en el patio de la casa, hasta que a principios del siglo XX comenzaron a construirse a orillas de los lagos, siguiendo el ejemplo de las mansiones elegantes. Se solía tomar la sauna una vez a la semana, pues el caldeamiento del recinto para varios turnos, especialmente en las saunas de humo, podía llevar todo un día. La elección, colocación y añadido de los leños era todo un arte, pero lo fundamental era mantener el espíritu sereno; los expertos en caldear la sauna y confeccionar los haces de ramas de abedul sabían trabajar sin prisas, y trasmitían sus técnicas de generación en generación.
La sesión de sauna tiene muchas normas tradicionales. Según el refrán «la sauna, como la iglesia requiere recogimiento». Todo el mundo sabe que en la sauna está prohibido alborotar, decir groserías, chismorrear, hablar mal del prójimo, pedorrear o hacer ruido. A los niños se les enseña la etiqueta de la sauna, con sus normas y prohibiciones.
La antigua tradición finlandesa indica congruentemente que la imagen promiscua vulgarmente asociada a la cultura de la sauna finlandesa, es inexacta. Hombres y mujeres tenían en la comunidad agraria sus propios turnos, y hasta la sauna en familia es un fenómeno posterior. Antiguamente el patrón entraba primero a la sauna con los peones, después de la labranza, y luego la señora con las criadas al volver del ordeño.
La literatura finlandesa está llena de jugosas escenas de sauna, la más famosa de ellas en Los siete hermanos de Aleksis Kivi: los protagonistas toman su sauna de Navidad tumbados sobre montones de paja en su nuevo rancho caldeado por el humo, tomando una cerveza especial... ¡y la sauna se prende fuego! La literatura suele aprovechar la rica tradición popular.
La sauna está muy vinculada al calendario agrario, pues en ella se realizaban muchas labores importantes: se espadillaba el lino, se curaba la carne, se ahumaban los fiambres, se desecaban y azucaraban las maltas, se ponían a germinar las papas de siembra y se lavaba la ropa. Esas labores estacionales, que reunían durante varios días a los jóvenes y los ancianos de la familia, eran acompañadas por poemas y canciones populares: al ritmo del trabajo se cantaba (hasta coplas eróticas), se relataban historias, se contaban cuentos y se resolvían adivinanzas.
En el calendario folclórico había días especiales en los que se hacían presagios para el año venidero, para la agricultura, los futuros casamientos... En Koivisto, en el istmo de Carelia, la víspera de año nuevo en todas las casas se calentaba la sauna bien temprano antes de rayar el alba. Se aseguraba que “los trabajos se harán a tiempo todo el año y nada se atrasará si el primer día del año el vapor sube a los cielos antes que el sol”.
Los placeres de la sauna
¿Por qué los finlandeses toman su sauna? Porque es una antigua tradición y están acostumbrados desde niños. La sauna limpia y brinda salud, paz espiritual, vivencias y muchos otros placeres.
...limpieza. Antiguamente la sauna ofrecía la posibilidad de una limpieza profunda por lo menos una vez a la semana. Actualmente los modernos sanitarios de las viviendas reemplazan a la sauna en esta su función elemental, pero ésta se sigue considerando un elemento imprescindible de las casas. Una buena transpiración en la sauna, seguida de un enjuague, limpia la piel mucho mejor de lo que se supone.
...salud. El viejo refrán finlandés "si no se cura con sauna, aguardiente y alquitrán, el mal es mortal" no significa en absoluto que estos tres eficaces “remedios” deban administrarse al mismo tiempo. La gente acude a la sauna cuando siente necesidad de devolver a su estado normal un cuerpo cansado o unos músculos doloridos por el duro trabajo.
...paz espiritual. F. E. Sillanpää, nuestro premio Nobel de literatura, contaba que después de un largo período de producción había vuelto, fatigado y abatido, a descansar con sus padres en su casa natal. La misma noche de su llegada, en la cálida y silenciosa penumbra de la sauna, sintió que iban esfumándose poco a poco su angustia y su depresión. Después del baño, recuperado el sosiego y lleno de energía creadora, se sintió listo para regresar inmediatamente a sus cuartillas.
La sauna relaja, calma y devuelve la paz espiritual. Muchas veces en medio de tensas negociaciones las partes han compartido una sauna, para distenderse y arribar luego a acuerdos unánimes y provechosos.
...vivencias. A esa gente atareada, obligada a exprimir cada minuto, la paz de la sauna logra detenerlos en el tiempo. Si algo mide el reloj interno, es sólo la duración ideal de la sesión de sauna. La sauna brinda plácidas vivencias que se experimentan con todos los sentidos.
Después de una sauna no existen prisas. La mente y el humor se elevan por encima de los deberes y preocupaciones cotidianas, el cuerpo parece desentumecido, los músculos relajados y la vida más fácil.
Los efectos saludables de la sauna
Antaño la gente para sanarse iba a la sauna. En ella los chamanes podían concentrarse en paz en su ciencia, y el ánimo de los pacientes también era propicio para curarse, ya que la sauna estaba vinculada a muchas creencias y a una cierta solemnidad. La fe en los poderes curativos de la sauna todavía no se ha extinguido; aunque se sabe que por sí sola no cura ni previene las dolencias crónicas, promueve el bienestar general y tiene efectos beneficiosos sobre la salud, incluso sobre los síntomas de ciertas enfermedades. En la sauna se aceleran el pulso, la respiración y la circulación, aumenta la temperatura corporal, se activa el metabolismo y la presión arterial puede descender transitoriamente.
La medicina tiene mucho respeto por los efectos de la sauna. Ésta fortalece el cuerpo y sosiega el espíritu. El manejo de la sauna era un arte especial de los curanderos, los expertos en ventosas, sangradores y ensalmadores fino-carelianos.
¿En qué se basan las propiedades curativas de la sauna? Dice la tradición chamanística que “...en la sauna te ablandarás. Cuando sientas que te duelen las venas y los huesos te aprietan, el remedio es una sauna. Cuando tengas jaquecas, debes ir a la sauna. Cuando tengas tos no podrás ir hasta que se te haya pasado. Si entras en la sauna aterido de frío, éste se refugiará en tu corazón. Primero deberás calentarte por dentro y sólo después tomar la sauna".
La sauna siempre presente en la vida
La sauna es desde siempre un lugar sagrado para los finlandeses, a donde van a purificarse el cuerpo pero ante todo el espíritu. Antiguamente era escenario de muchos momentos cruciales de la vida, desde el parto hasta el lavado del cadáver. Todos estos ritos que eran sin excepción oficiados por las mujeres de la casa. Sólo en situaciones críticas -por ejemplo cuando un recién nacido o un paciente estaban muy enfermos- se solicitaba la ayuda de una bruja, un hechicero o un curandero. Eran casos extremos, en los que se acudía a la más alta autoridad espiritual de la localidad o de la familia, una mujer o un hombre que restablecía el orden de la comunidad con sus artes curativas.
Hasta la segunda guerra, la mujer finlandesa por regla general daba a luz en la sauna. Debe recordarse que ésta era un recinto limpio y cálido, el más higiénico del hábitat rural. Las “jornadas de sauna” que precedían y seguían al parto y se conservaron hasta principios del siglo XX, estaban reservadas a las mujeres. Podían durar una semana hasta que el bebe era solemnemente llevado a la choza. Según la antigua tradición popular, sólo entonces el padre podía ver a su hijo. De acuerdo con una costumbre que imperaba en los países nórdicos en épocas precristianas, los niños adquirían su nombre cuando el varón más anciano de la familia vertía agua sobre su cabeza. La ceremonia fue después reemplazada por el bautismo.
El profundo significado de la sauna
La sauna es parte de la identidad finlandesa, una institución nacional que ha llegado viva al siglo XXI. Nos permite analizar nuestras propias tradiciones, y su comparación con los baños y las abluciones de otros pueblos nos brinda una perspectiva para apreciar los hábitos y la idiosincrasia de otras culturas. Observando al prójimo aprendemos a conocernos más profundamente a nosotros mismos. El inapi en la choza de sudar de los aborígenes norteamericanos, el furo de los japoneses y la sauna de los finlandeses tienen, pese a sus diferencias, mucho en común, especialmente a nivel espiritual. Transpirar en el vapor de la sauna o del sweat lodge, o en el baño caliente del furo, es mucho más que una limpieza del cuerpo; es un rito que relaja el cuerpo y el espíritu. La clave es la re-creación que se produce en un espíritu estimulado por el vapor o el baño.
El beneficioso efecto terapéutico de la sauna finlandesa no es inmediato, por ello las sesiones deben realizarse de forma regular.
• Ducha de agua caliente. Inicio del proceso de apertura poro.
• Secarse correctamente todo el cuerpo.
• Entrada en la cabina. No es correcto salir de la misma antes de sentir la necesidad, pero tampoco lo es permanecer en ella sintiendo esa necesidad.
• Salida de la sauna. Ducha de agua fría, empezando a rociarse por las extremidades.
• Iniciar fase 3. Fase de repetición.
• Fase de reposo. Esta fase es importante ya que complementa el proceso de relajación.
• Ducha de nuevo con agua templada, para eliminar todo el sudor.
• Si lo desea puede ingerir agua.