Entrevista a Santiago González García, arquitecto de NAOS 04 Arquitectos, S.L.P.

En general el camino de las nuevas tendencias en arquitectura de piscinas se basa en temas de sostenibilidad. Los elevados costes de mantenimiento de las piscinas hacen que se busquen sistemas en los que la eficiencia energética sea máxima con el fin de minimizar el impacto ambiental y los costes. Con este criterio se tienen en cuenta medidas pasivas que afectan directamente al diseño arquitectónico (aislamientos, orientaciones, protecciones solares) y medidas activas (energías alternativas, aprovechamiento energético).

La investigación y evolución va a orientarse hacia ecoedificios, basándose en los diversos sellos verdes que actualmente existen para la baremación de edificios (Certificación Energética, LEED, BREEAM). En ese sentido estas certificaciones afectan al edificio desde el inicio del diseño arquitectónico pasando por todo el proceso constructivo hasta el sistema de gestión del edificio. Dentro de esta filosofía y referido al mundo de la piscina existe por ejemplo el criterio de que el agua salga del edificio más limpia de lo que entra, lo que llevará al máximo aprovechamiento de las aguas grises y de depuración, y posiblemente a la sustitución de los sistemas de cloración por otras tecnologías ecológicamente más limpias.

Los fabricantes de materiales han iniciado un proceso orientado a que los materiales sean 100% reciclables tecnológicamente o bien compostables, es decir, que el propio material vuelve a utilizarse como origen de otros materiales. Según esta filosofía, que tiene su base en el ‘cradle to cradle’ (de la cuna a la cuna), están homologando sus nuevos materiales los fabricantes de cerámica, vidrios, carpinterías, etc. Desaparecerán materiales como el PVC que son imposibles de reciclar para ser sustituidos por otros tipos de plásticos, y en esa línea se abre un nuevo mundo de investigación.

Probablemente en menos de 5 años existirá una legislación que regule que el impacto de un edificio sobre el entorno sea positivo, en lugar del criterio de minimizar el impacto negativo, que es con el que está redactada la legislación actual.

La cultura y la práctica deportiva en España, aunque se encuentra a un muy buen nivel, todavía está en proceso de desarrollo, por lo que evidentemente todavía es un buen mercado de futuro. Sólo tenemos que ver a países que van por delante de nosotros en este sector como puede ser Alemania, para apreciar el camino que todavía nos queda por recorrer.

En cualquier caso ahora empieza a existir, además del mercado de las nuevas instalaciones deportivas, el de la renovación y sustitución de las ya existentes que han completado su ciclo de vida y necesitan nuevas actuaciones que las vuelvan a poner en uso.

En los últimos 15 años ha sido un mercado creciente aunque se ha visto parado en estos dos últimos años por la crisis.

Hay que tener en cuenta que el deporte desde el punto de vista social y político no es un factor básico a la hora de elaborar unos presupuestos públicos, como prioridades están la sanidad o la educación, por lo que los presupuestos hacia instalaciones deportivas se ven muy reducidos.

La crisis también afecta a la construcción de centros deportivos de iniciativa privada, ya que es mucho más difícil encontrar financiación bancaria que poye las inversiones.

Sí, soy visitante asiduo al Salón de la Piscina. El planteamiento es muy bueno ya que los profesionales del sector podemos ver y contrastar las últimas novedades y la evolución de las empresas involucradas en el mundo del agua. Aunque en las últimas ediciones la crisis ha hecho que se reduzca el número de empresas participantes, espero que el Salón de la Piscina remonte el vuelo ya que el mercado español necesita un evento de este tipo para mantener su competitividad.