David Arnal, fotógrafo de grandes colecciones de peluquería
Las grandes colecciones de peluquería son el resultado del trabajo de un equipo formado por peluqueros, maquilladores, modelos, diseñadores, interioristas, expertos en moda, retocadores y fotógrafos… David Arnal ha testigo privilegiado de la evolución de la peluquería española en estos últimos años. A modo de ejemplo, ha fotografiado tres de las colecciones premiadas en los últimos AIPP: Bloom de Raffel Pagès ganadora en la categoría de Peluquería Femenina, Love de Hair&More Premium Salon liderado por Pablo Pérez, primera en el apartado de mejor vídeo y Nuba de Identity Peluqueros de Christian Vendrell que ha sido tercera en la misma categoría, la cual además es finalista de los premios Fígaro. Por ello, desde Planetlook hemos decidido entrevistar a quien forma parte por méritos propios del sector.
¿Por qué se hizo profesional de la fotografía?
Me aburría mucho en la Universidad. Me inicié de forma autodidacta en la fotografía y supe cual sería mi futuro.
¿Cómo entra en contacto con la peluquería un fotógrafo profesional?
Sinceramente me incliné a trabajar en peluquería por el trato personal con el cliente final. Empecé en el mundo de la moda donde todo es muy frío y no me sentía cómodo. Todo empezó por la oportunidad y la enseñanza de uno de los grandes. Sin duda siempre seré quien soy gracias a Tono Sanmartín.
¿Cómo era la peluquería española de entonces?
Vale me llamáis viejo, ¿no? Bromas aparte sí es cierto que ya llevo 20 años en esta profesión. Antes cuando no había digital era todo más artesanal, también teníamos nuestros trucos para crear imágenes impactantes. El peluquero no tenía armas de retoque digital y todo era más lento. No obstante, creo que hace 20 años cualquier profesión era mucho más artesanal.
¿Conocen sus clientes el mundo de la fotografía?
Podría decir que cada vez más conocen mejor el mundo de la fotografía o al menos se interesan por el concepto de imagen que desean ofrecer.
¿Cuál es el papel de la fotografía en el mundo de la peluquería?
Siempre digo que el trabajo de un peluquero afortunadamente es efímero porque una vez tu cliente se va del salón ya no lo vuelves a ver tal cual lo terminaste y el cliente debe volver para se pueda hacer de nuevo otro. La fotografía justamente es lo contrario: una imagen retiene el trabajo del peluquero para toda una vida.
¿Qué consejos da a sus clientes cuando le llaman porque quieren hacer una colección?
Lo primero que pregunto es para qué y por qué. En mi opinión, resulta imprescindible conocer las necesidades del cliente. De esta forma es mucho más fácil conectar y realizar una buena sesión.
Una buena fotografía puede revalorizar un trabajo de peluquería, ¿cómo debe ser la relación entre peluquero-fotógrafo?
Afortunadamente mi trabajo no es con clientes sino con amigos. El peluquero y el fotógrafo debemos tener la misma conexión. En el momento que esta no exista, es fácil saber que no eres la persona indicada para aportar el valor que necesita el peluquero.
¿De qué manera consigue captar el mensaje que quiere transmitir el estilista y plasmarlo en una imagen?
Una buena foto depende de muchos factores: modelos, estilistas, maquilladores, retocadores, directores de arte y sobre todo peluqueros. El truco es rodearse de un buen equipo de profesionales que sepan ejercer y conectar su parcela artística con el resto y saber compensarla.
¿Nos puede explicar ese proceso creativo junto al estilista?
Cada caso es un mundo. Lo bueno de mi profesión es poderse adaptar a las necesidades de cada uno; la monotonía no es lo mío.
¿Cuál ha sido la evolución de la peluquería española desde que empezó a trabajar en este sector?
Vivimos en un mundo en el que consumimos imágenes constantemente. Antes una colección era observada y admirada y se mantenía en el tiempo. Ahora estamos condenados a superarnos mucho más rápido y a hacer colecciones para cada temporada.
Usted que también realiza trabajos fotográficos para profesionales de otros sectores, ¿qué valoración le merece los grandes estilistas con los que habitualmente colabora?
La misma. Afortunadamente en otros sectores puedo contratar a mi equipo y sigo trabajando con ellos fuera del sector.
¿Qué piensa de la peluquería actual?
Considero que está creciendo a un gran ritmo. En este momento, hay gente desconocida para el gran sector está empezando a subir el listón de una forma muy notable.
¿Cómo ha vivido el resurgir de la barbería?
Me parece genial. Han vivido unos años buenísimos. Esperemos que sepan adaptarse a los nuevos tiempos y sigan disfrutando del éxito que tanto se merecen.
A voz de pronto, ¿cuál es el trabajo de peluquería más arriesgado que ha fotografiado?
Seguramente el de mañana. Es decir el que no he disparado aún. El riesgo está en innovar en seguir realizando y creciendo.
¿Qué colección recuerda con mayor cariño?
Todas las que hice con Tono Sanmartín. La primera vez que trabaje para Rizos, Raffel Pagés y Llongueras. Cuando empecé eran como mis grandes ídolos y ahora puedo decir que somos grandes amigos.
¿Cuál ha sido su trabajo más premiado?
Ninguno. Nunca he ganado un premio. Sin embargo, he ayudado junto con mi equipo a conseguir que muchos peluqueros ganen muchos premios. No debemos olvidar que los peluqueros contratan y pagan para poder conseguir sus propósitos.
En su opinión, ¿qué importancia tienen en el desarrollo de una carrera profesional de un peluquero los medios de comunicación y las redes sociales: Facebook, Instagram, Web, Blogs…?
Viviendo en la época en la que estamos, podría decir que la “buena” comunicación es la mejor arma que existe y encima es gratis.
¿Cuál es el futuro de la peluquería y de la barbería desde su punto de vista?
No soy adivino la verdad. No obstante, sí es cierto que cada día tenemos mejores profesionales que saben comunicar. Cada día son más jóvenes y sin miedo al fracaso. Eso hace que el sector sea más competitivo y mucho más divertido.
Por Maite Aldazabal, directora editorial C&C Magazine