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La transformación digital no tiene quién le escriba

Felipe Rebollo Gómez y Guillermo Rebollo de Garay20/11/2019

La aparición de este artículo celebra el aniversario de su predecesor hace ahora aproximadamente 1 año titulado ‘Mis manzanos no creen en la transformación digital’. Fue este, en definitiva, el inicio de una serie de artículos publicados por el grupo de comunicación Interempresas a lo largo del 2018 y 2019 que enlazaron el Sistema de Producción Toyota (Lean) con la Transformación Digital (TD). Ambas son, a su modo, verdaderas revoluciones.

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Este artículo es además nuestro especial modo de celebrar el aniversario de una gesta que luego otros siguieron. Fue un hecho trasformador. Fue un viaje revelador y lleno de héroes, que quizás nuestros tiempos de TD también necesitan.

Estamos perdidos y a veces solo sabemos que nos tenemos que ir de donde estamos, sin saber de verdad hacia dónde. ¡Juan Sebastian Elcano, nosotros sí te escribimos!

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Cuaderno de bitácora

Diario de a bordo de la nao Minerva. Mandada por el Capitán Aparejo.

Dia 3.655 de navegación. Hace 1.389 días que nos abandonó nuestro capitán. Partimos en tu busca amada y anhelada Transformación Digital desde Puerto Esperanza en compañía de otras cientos de naves. Pocas jornadas después de nuestra partida perdimos de vista al resto de la flota. Fue imposible mantener un rumbo consensuado sin saber, cómo a la fecha tampoco sabemos, donde estás para encontrarte. Cada capitán pensaba seguir sus propias rutas y por intuición también sus herramientas. Las mismas recetas que habían seguido en tantas otras exitosas travesías, pero que esta vez no sirvieron.

Pronto nos sucedieron hechos sorprendentes: tormentas sin lluvia, vientos que no levantaban olas ni llenaba el velamen, pájaros silenciosos que no se alimentaban, delfines que cantaban cual monjes del císter. Todos nos vimos sorprendidos por todo esto. Algunos de nosotros pronto empezamos a notar los primeros síntomas de abatimiento. Nos habían avisado que encontrarte iba a ser difícil, pero creo que no yerro al decir, que nadie pensaba que ibas a ser tan complicada de localizar.

Narraré desde nuestra partida todos los hechos que nos acontecieron a bordo de la nao porque con ellos dejaré dicho lo sucedido a mayor gloria de nuestro capitán.

Partimos un primer día de la semana, día de San Animoso, del año I de nuestra gloriosa era digital. Íbamos llenos todos de euforia e ilusión por hacer realidad esta tan grande empresa. Fuimos en tu busca 24 oficiales, 22 suboficiales, 146 marineros y 5 asesores civiles que se embarcaron junto con provisiones para 1.000 jornadas junto a 8 arcones de metal conteniendo las 8 tecnologías de la Industria 4.0. Con ellas nos habían prometido que íbamos a poder sacarte el máximo partido al localizarte. Nunca, creo, tuvimos la oportunidad de usarlas. Navegar por este árduo mar en tu busca lo hemos hecho a la antigua, como sabíamos, con el uso del sextante, el astrolabio, jugando con las velas y el viento.

Nos hemos alimentado de lo que pescábamos cuando el Mar así tenía a bien, porque durante muchas millas no había ni proyectos interesantes, ni peces, ni pájaros, y a veces, ni agua. Las jornadas iniciales de paz absoluta fueron sucedidas por tormentas imposibles de aguantar para muchas de las naves que salieron a ambas bandas de nuestra nao. No hemos visto ni sirenas, ni tiburones, ni más enemigo que nosotros mismos. Hemos sido testigos mudos de algunos hechos asombrosos, también es verdad.

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Suerte, muy buena suerte tuvimos de disponer de una tripulación que aprendía con rapidez de los acontecimientos diarios y disponer durante 1.125 días de su sabiduría y experiencia de Mar. ¿Cuántas de aquellas naves seguirán en tu busca?, ¿Seremos solo nosotros los que te perseguimos? ¿Seguirás allí en el horizonte cada atardecer, imposible de tocar jornada tras jornada? Con toda seguridad, así sucederá.

Relataré a continuación uno de los hechos sucedidos más extraordinarios: la desaparición de nuestro respetado y querido capitán. Era ya de buena mañana con el Sol alto, que nuestro capitán estaba estudiando las cartas marinas y las órdenes lacradas cuando, súbitamente, empezamos a escuchar unos extraños sonidos, parecidos a los gorjeos de los petirrojos. Se oían claramente. Ni se veían aves ni la Tierra firme de la que pensamos procedían. Nos tapamos los oídos, pero era imposible detenerlo. Tal ruido nos impedía pensar con claridad y hacer nuestras tareas. Sacamos todas las herramientas de las cajas de metal que embarcamos, por ver si, con suerte, con alguna de ellas éramos capaces de hacer frente a tal ruido. Ninguna sirvió para nada. Malgastamos las herramientas pensando que alguna nos permitiría saber descifrar lo que tal sonido nos quería revelar. Todo fue en vano.

Los días transcurrían con una monotonía desesperante solo rota por un sonido aterrador: “Preparaos, Preparaos la Transformación Digital está cerca”. La rutina diaria nos servía a sobrellevar todo ello. Los alimentos se acababan, el ruido no cesaba y la Transformación Digital no aparecía. Días y días en los que era imposible descansar, comer o hacer nuestras tareas cotidianas. Ya un tiempo después nos dimos cuenta de que eran unas de las barreras a la Transformación Digital sobre las que nos pusieron en guardia en puerto: adaptación al cambio.

No desfallecimos. Resistimos. Algunos, los más débiles de ánimo, pronto lanzaron la toalla por la borda. Entonces sobrevino el accidente. El palo mayor se rompió sin viento. Las velas se hincharon de repente y así se mantuvieron durante solamente unos segundos para desinflarse con la misma rapidez, como si estuvieran construidas de metal. La nao ni se movió. Fue algo sorprendente. Súbitamente tras ello, el palo mayor cedió. Los marineros que se encontraban bajo suyo y nuestro capitán perecieron. En memoria de todos ellos no volvimos a repararlo y navegamos desde entonces solo con el palo de mesana.

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Pero nosotros seguimos persistiendo en la tarea encomendada. Y seguiremos buscándote, hasta dar contigo y ver de todo lo que eres capaz.

Imaginamos que nadie te escribe por ello es por lo que desde la nao Minerva dejamos este testimonio para que les sirva a los que lo encuentren y a todos los que nos sucedan.

Te seguiremos buscando con la esperanza de que todo lo que los buhoneros nos dijeron se pueda hacer realidad: eficiencia, valor, enfoque al cliente.

Yo, el piloto, firmo este testimonio que es cierto. Rubrica el segundo al mando. Es copia del Cuaderno de Bitácora.

¿Seguiremos transformando?

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