La encrucijada del sector de la construcción
10 de febrero de 2012
Las empresas del sector, que representan el 14% del PIB, se encuentran ante la imperiosa necesidad de reinventarse y afrontar una honesta búsqueda de nuevas alternativas. La encrucijada ante la que se encuentran es algo que, por otro lado, no es nuevo en un sector que a lo largo de estos últimos 10 años ha ido explorando nuevos mercados, nuevas soluciones y diversificando profundamente su propuesta de valor.
Este pensamiento lateral forma parte sin embargo de la genética de las empresas referentes del sector, ilustrándose por ejemplo en el hecho de que actualmente sigue siendo el sector con más certificaciones en sistemas de I+D+i basados en UNE 166001:2006 (fuente AENOR), lo que demuestra una apuesta por materializar esa metamorfosis hacia la generación de valor.
Por ello, cada vez es más habitual que las empresas cuenten en su mapa organizativo con áreas de innovación definidas, en las que desarrollan proyectos de I+D+i planificados de forma más o menos abierta, de forma individual o colaborativa, pero en cualquier caso con una visión muy cercana al negocio, desarrollando soluciones que puedan ser implantables en obra a corto plazo, para otorgarles entre otros, mayor valor añadido a los resultados, mayor eficiencia durante la ejecución, etc.
No obstante, es un hecho contrastado que la I+D+i no es patrimonio exclusivo de estas áreas bien delimitadas en las organizaciones, llegando incluso a ser osado pensar que la mayor parte de estas actividades se realizan en su interior. Por el contrario, es en las propias obras y áreas colindantes a la producción donde se realiza un significativo número de innovaciones no planificadas, como resultado de la detección de problemas y circunstancias no previstas inicialmente, y que obligan a un replanteamiento de la realidad que permita desarrollar respuestas eficaces y satisfactorias a estos retos.
La realización de este proceso provoca un salto cualitativo a nivel de conocimiento que debe ser puesto en valor, e incorporado al know-how de la empresa para poder ser difundido, y por lo tanto replicable en circunstancias similares en el futuro. A su vez, en este punto se siguen detectando oportunidades de mejora, ya que en muchos casos y de manera obvia se “reinventa la rueda” en cada obra, como consecuencia de un estancamiento o limitación en el flujo de conocimiento, al no estar sistematizado ni priorizado.
Realizar esta labor de afloramiento de esta I+D+i no planificada, debe contar con la implicación de toda la organización, puesto que es tangencial a la misma y por tanto detectable por cualquier área (producción, oficina técnica, compras, calidad, ingeniería, estudios, etc.). Sin embargo, uno de los puntos clave en la incorporación del conocimiento, es generar la documentación donde se plasme dicho know how. Dicha actividad debe estar centralizada para poder sistematizar el proceso y optimizar su gestión, pudiendo contar con asesoramiento externo especializado, evitando así sobredimensionamiento de la estructura, además de la ventaja de contar con un colaborador con conocimiento y expertise en los aspectos fiscales relacionados con esta actividad.
Como ventaja añadida a todo este proceso, se encuentra la oportunidad de poder incluir estas actividades en el marco de las deducciones fiscales por I+D+i aprobadas por el RD 4/2004, así como certificar los proyectos bajo la Norma UNE 166001:2006, algo cada vez más demandado y necesario para las empresas de este sector como herramienta de mejora competitiva, diferenciación y puerta de acceso a nuevas oportunidades, en un entorno cada vez más global y competitivo.