Es tiempo de revertir el fiasco
Ya en el año 2021, la Asociación Española de la Carretera (AEC) puso de manifiesto la necesidad de incorporar la carretera de manera prioritaria, como infraestructura base de la movilidad, a la evolución digital y ecológica que promueven los principios de recuperación, transformación y resiliencia de los Fondos Next Generation EU. 'Carreteras Seguras, Verdes y Conectadas' es el nombre de una propuesta de PERTE desarrollada por el Área Técnica de la AEC, el cual, en las sucesivas manifestaciones de interés, fue remitido al Gobierno de España.
Dos años después, y con los plazos para la utilización del mayor paquete de recursos europeos de la historia más que avanzados, la situación solo puede tacharse de fiasco para la carretera. Si bien se han puesto en marcha iniciativas interesantes, como la adecuación de los túneles a la Directiva Europea de Seguridad, la humanización de las travesías, el arranque de los procesos de digitalización en la red principal o las mejoras de sostenibilidad en los métodos productivos, lo cierto es que se ha dejado pasar una excelente ocasión para pisar el acelerador de la verdadera transformación digital y ecológica de la carretera en su conjunto, más allá de la titularidad de las distintas redes.
No quiero obviar en esta reflexión las iniciativas de máximo interés que se han llevado a cabo en la red de carreteras del Estado y que son, sin duda, fundamentales para la mejora de la competitividad del país y para una movilidad segura, sostenible y conectada, por citar algunas de sus múltiples ventajas. Y también deseo reconocer el esfuerzo que se ha hecho para mejorar la movilidad en los entornos urbanos: fomento de la movilidad ciclista y peatonal, flotas de transporte, zonas de bajas emisiones, etc. Pero ¿qué ocurre con todo el entramado viario que se encuentra entre estos dos universos? Los recursos, las mejoras y las reformas no han llegado con la misma intensidad –tan siquiera parecida– a las redes autonómicas, cuya participación en la financiación europea ha sido casi testimonial. Mención aparte merecen las diputaciones forales, diputaciones provinciales, cabildos y consells, que han quedado, salvo contadísimas excepciones, completamente fuera de cualquier posibilidad de conseguir recursos para comenzar o continuar con la transformación digital y ecológica de sus redes viarias.
Estábamos ante el momento justo para allegar el cambio del modo viario, para dar pasos contundentes hacia una movilidad más segura y sostenible, adecuada a las necesidades de los ciudadanos de hoy y acorde con los compromisos climáticos, ambientales, sociales, etc. de nuestro país. Al final del proceso habremos mejorado, sí, pero con una transformación a dos velocidades en la que, inevitablemente, una parte muy importante de la red se habrá quedado atrás.
Información de primera mano conocida en el seno de la Mesa de Directores Generales de Carreteras de Comunidades Autónomas y Diputaciones Forales, y del Foro de Gestores de Carreteras de Diputaciones Provinciales, Cabildos y Consells -ambos coordinados por la Asociación que presido- me permite afirmar con pleno conocimiento que estas administraciones están en una situación óptima para absorber recursos en proyectos maduros que ayudarían a la mencionada transformación viaria. En este sentido, cabe recordar que el informe recientemente presentado por el Observatorio de la Inversión en Obra Pública del Colegio de Ingenieros de Caminos[1] pone el acento en un preocupante dato: Quince comunidades autónomas muestran un grado de ejecución presupuestaria inferior al 10% respecto a las convocatorias de los Fondos Europeos Next Generation EU.
Por eso, desde estas páginas hago un llamamiento a la sensatez para que, si todavía estamos a tiempo, contemos con la carretera en su conjunto para canalizar los fondos europeos de la reconstrucción postpandemia. Los sectores público y privado españoles tienen una amplia experiencia en la ejecución de proyectos en un corto espacio de tiempo y, sin ninguna duda, podrán revertir esa situación y traducir esta financiación en mejoras para la sociedad.
Solo así estaremos en disposición de hablar, de manera más clara, de recursos que se materializan llegando a las empresas y a los ciudadanos, generando empleo y contribuyendo al progreso, dejando atrás el difuso concepto de “recursos movilizados” en el que llevamos navegando una temporada que se nos antoja ya demasiado larga.
Es el momento de revertir el fiasco, mirar hacia delante y aprender del pasado.
[1] Informe de situación de los fondos europeos Next Generation en 2022. Observatorio de la inversión en Obra Pública. 18 de abril de 2023. Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.