Smopyc sienta las bases para el futuro
La reciente celebración de Smopyc ha puesto de manifiesto que algo empieza a moverse en el sector. Como afirmaba Rogelio Cuairán, director general de Feria de Zaragoza, “por fin vemos sonreír al sector”. Probablemente sea demasiado pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero sí es cierto que en la última celebración dela mayor feria de maquinaria de nuestro país el optimismo ha sido la nota predominante.
No obstante, la sensación generalizada entre la mayoría de participantes en la última cita de Smopyc ha sido sin duda positiva. De entrada, la imagen percibida al entrar a la feria ya invitaba al optimismo. Lejos de la imagen fría de la difícil edición de 2014, Smopyc 2017 ofrecía no sólo más expositores y una mayor superficie de exposición, sino unos espacios mucho mejor aprovechados, muchas máquinas y, en definitiva, mucho colorido. Salvo algunos tramos concretos del día, la afluencia de visitantes ha sido muy numerosa pese a la proximidad de festividades tanto el día anterior como los posteriores a la celebración –a la vista de las cifras oficiales de la Feria, con más de 55.000 visitantes, todo un éxito-. Y la siempre temida jornada del sábado finalmente se saldó con una gran cantidad de visitantes que aprovecharon el fin de semana para conocer el estado del sector y las últimas novedades presentadas.
La experiencia de cada participante en una feria es única, y la firma o no de un importante contrato puede marcar la diferencia entre una mala decisión desde el punto de vista del márketing o que la inversión en la feria haya merecido la pena.
El resultado final de una feria se mide por muchos parámetros: número visitantes, de expositores, novedades presentadas, programas de actividades paralelas y su calidad… Pero hay unos parámetros menos mesurables –aunque también se miden con las encuestas que suelen hacer las propias ferias- que consisten en la satisfacción de visitantes y expositores. Y en esta última edición, la satisfacción entre quienes participaron de la feria ha sido generalizada.
Las próximas ediciones de la feria confirmarán si finalmente esta edición 2017 ha sido el punto de inflexión que el sector necesitaba. Serán tres años en los que habrá que ver si los sectores de la construcción y la obra pública definitivamente remontan (aunque por lo que puede verse en el proyecto de presupuestos presentado por Fomento, la vuelta de la inversión pública deberá esperar). El optimismo es importante, pero las buenas voluntades no bastan para levantar la economía en ningún ámbito. Es importante que se consolide la inversión que empieza a haber en el sector privado y que la obra pública recupere los niveles de actividad e intervención mínimos necesarios. No solo para mejorar las cuentas de resultados de las empresas del sector: hay obras e infraestructuras necesarias para el país, por no hablar del mantenimiento de las ya existentes, que urge acometer cuanto antes.
