Ventanas de madera: la especialidad de la casa
20 de abril de 2010
Zuhaizki, S.A. se constituye en el año 1985 con las aportaciones de cinco socios. Dedicada desde su fundación a la elaboración de trabajos de carpintería mecanizada, tres años después la compañía se traslada a una nave de 650 metros cuadrados en Itsasondo, donde superó la cifra de 20 operarios.
En 1997, Zuhaizki llega a su actual emplazamiento de 3.000 metros cuadrados y 33 trabajadores en Leaburu, “desde el inicio, hemos reinvertido los beneficios en la propia empresa —señala José Ramón Esnaola, gerente de la firma guipuzcoana—. Actualmente estamos trabajando muy bien en el campo de la ventana y los miradores, gracias a las ayudas fiscales que están a disposición del consumidor, las normativas municipales subsidiarias que exigen madera en el cerramiento y a la mayor eficiencia energética que se persigue en las viviendas”.
Zuhaizki trabaja principalmente con madera tropical (iroko, sapeli, cerejeira y elondo) y también emplea roble y pino, en macizo y laminado. Muy conocida en Guipúzcoa y sur de Francia por la calidad de su trabajo y servicio, la empresa ha iniciado sólo con el ‘boca a boca’ una lenta pero firme expansión hacia La Rioja y Castilla y León.
Especialistas en ventana de madera
Zuhaizki fabrica sus ventanas con perfiles laminados de madera, obteniendo así una estabilidad ideal y una alta resistencia del conjunto del cerramiento. Con la madera laminada consigue un cierre hermético y evita posibles pérdidas de calor.
Con las ventanas de madera de Zuhaizki se ahorra energía. Cidemco (Centro de Investigación de la Madera) ha calculado el valor de transmitancia térmica ‘U’ del perfil de sus ventanas en 1,6 W/m²k. Los cerramientos de Zuhaizki incorporan el marcado CE y disponen de un exclusivo sistema de ventilación: además de la posición oscilo-batiente habitual, una postura de la oscilo separa la hoja solo 10 milímetros del marco, con lo que se consigue una adecuada ventilación de la estancia. En cuanto a la condensación, el calor permanece en la misma, y la ventana queda protegida de la humedad por la baja termoconductividad de la madera.
Cada hueco presenta unas medidas distintas, con lo que Zuhaizki trabaja prácticamente a pedido unitario. “Nos hemos preparado para realizar una fabricación versátil y flexible —explica José Ramón Esnaola—. Con la madera somos artesanos, y el taller responde con calidad y rapidez gracias a una tecnología pensada para fabricar muchos lotes únicos”.
Desde sus comienzos, Zuhaizki ha venido apostando por la renovación tecnológica. El nuevo taladro clavijador punto a punto CNC de Omal, comprado recientemente por Zuhaizki a Maesma, responde al perfil de la maquinaria flexible, de cambios sencillos y fácil mantenimiento. “Aunque ahora realiza sobre todo la función de espigado de perfiles para ventanas, eventualmente nos sirve para unir piezas de premarcos, escaleras y puertas –—comenta José Ramón Esnaola—. Reparte la cola de forma homogénea, limpia y eficaz, y se ha adaptado perfectamente al software Klaes que hemos adquirido recientemente para optimizar el diseño, cálculo de costes y fabricación de nuestras ventanas”.