La tecnología en la industria de obra pública
La gran oferta de soluciones tecnológicas está mitigando los riesgos y agilizando los procesos de producción, y este impulso de la productividad de la construcción puede tener un profundo impacto en el gasto público y privado.
Tras los últimos años de pandemia, la inversión en infraestructura ha visto un gran crecimiento y el sector público representa una parte importante del mismo. El gasto en construcción de infraestructura pública (por ejemplo, salud, educación y transporte) ha registrado un aumento remarcable en los estados europeos y de otras regiones y es poco probable que veamos una disminución muy pronto. El aumento de la urbanización está creando demanda de proyectos que respalden a las zonas de población más densas con transporte, energía y alcantarillado. El deterioro de la infraestructura pública existente es un frente que debe abordarse con urgencia.
En medio de esta creciente necesidad, los proyectos públicos han buscado mantener los costos y plazos de construcción dentro de las proyecciones originales, siendo la adopción de la tecnología digital por parte del sector lo que ayuda a que los proyectos de construcción se ejecuten de manera más inteligente en un momento en que la forma en que todos trabajamos está cambiando.
Los primeros usuarios ya han comenzado a probar nuevas tecnologías para mejorar los resultados del proyecto. Las plataformas digitales como BIM (Building Information Modelling) e innovaciones como los drones brindan soporte en múltiples flujos de trabajo y facilitan el acceso remoto a los sitios. Ambos permiten que los proyectos continúen en un momento en que, de otro modo, podrían haberse detenido.
A pesar de las visibles ventajas, muchas empresas se resisten a experimentar con las nuevas tecnologías. Esto es comprensible ya que la inversión de capital y la reputación de las empresas están en riesgo con estos proyectos y no se pueden permitir un margen de error. Esta puede resultar, sin embargo, una excelente oportunidad para que los gobiernos tomen la iniciativa y rompan la inercia que impide que la industria de la construcción ingrese a la era digital.
El sector público está bien posicionado para catalizar el cambio: su poder adquisitivo impacta directamente a la industria de la construcción, mientras que su poder regulatorio le permite establecer estándares que se cumplen más rigurosamente utilizando nuevas tecnologías o incluso pautando y ordenando su uso. Por ejemplo, se podrían establecer objetivos claros para el uso de componentes prefabricados o modulares, apoyo al trabajo a través de la digitalización, así como de maquinaria que cuenta con tecnologías que reducen el impacto de carbono en la atmósfera.
- Público y privado
Los gastos públicos representan una parte significativa de los proyectos de construcción de uso público no residencial. Dichos proyectos abarcan una amplia gama de infraestructuras, desde carreteras hasta edificios y sistemas de alcantarillado. Para ejecutar estos complejos proyectos, los gobiernos trabajan en estrecha colaboración con empresas privadas de todos los tamaños.
Dada la importancia de los proyectos del sector público, los gobiernos se encuentran en la posición de articular las estrategias para la adopción y el uso de tecnología en ellos. Además de aumentar la conciencia, estas estrategias públicas refuerzan la importancia otorgada al desarrollo de una industria de la construcción más eficiente y respetuosa con el medio ambiente a través de una aplicación cada vez más contundente de nuevas tecnologías.
Las empresas, por su parte, deben incorporar los avances con rapidez y decisión para poder mantenerse competitivas en el mercado y responder con flexibilidad a los nuevos requerimientos tecnológicos tanto en sus organizaciones como en las tareas concretas en los sitios de construcción.
- Conclusión
El crecimiento de la construcción en el sector público se ve auspiciado por las nuevas tecnologías que permiten a las empresas de construcción ofrecer una mayor eficiencia, transparencia y cuidado medioambiental.
Si bien puede resultar difícil para el sector privado la incorporación de algunos avances tecnológicos, el sector público constituye un gran catalizador para estos cambios, haciendo mayor énfasis en la necesidad de estas nuevas aplicaciones, estableciendo y pautando su uso por parte de las empresas que contratan para realizar los trabajos en las obras públicas.
Para la adquisición de nuevas obras, es fundamental que las empresas de construcción incorporen las nuevas tecnologías que le permitan ofrecer un servicio competitivo en todos los aspectos y así poder constituirse, también, en prestadoras de servicios para el creciente sector público.