El arquitecto Richard Rogers se ha encargado del proyecto
La madera protagoniza la ampliación de la emblemática bodega Protos
Las cinco bóvedas parabólicas, concebidas por el ilustre arquitecto Richard Rogers, se han puesto en funcionamiento para ampliar las instalaciones de la emblemática bodega de Ribera de Duero, Protos y producir vinos muy cuidados, modernos y equilibrados.
Tras tres años de obras y una inversión de 36 millones de euros, Protos, la célebre bodega de Ribera del Duero, ha recibido su primera vendimia en las obras de ampliación diseñadas por el estudio internacional Rogers Stirk Harbour + Partners en colaboración con el estudio catalán Alonso Balaguer.
Cinco bóvedas parabólicas interconectadas están soportadas por grandes arcos de madera laminada y revestidas con piezas de terracota de gran formato
El proyecto ha supuesto tres años de obras y una inversión de 36 millones de euros.
Unidas por un túnel, la nueva bodega añade a las instalaciones originarias de 1927 dos plantas de 12.000 metros cada una. Son cinco bóvedas parabólicas interconectadas, soportadas por grandes arcos de madera laminada y revestidas con piezas de terracota de gran formato. En conjunto, una estructura ligera y articulada con amplios espacios para funciones sociales (catas, eventos y presentaciones) que la señalan ya como uno de los atractivos enoturísticos con más tirón de la zona.
Estructura ligera y articulada con amplios espacios para funciones sociales.
La puesta en marcha de las cinco bóvedas parabólicas va a suponer un antes y un después en la trayectoria de la emblemática bodega. Las instalaciones cuentan con todos los adelantos técnicos, como depósitos troncocónicos, rigurosa selección de uva y seguimiento analítico que controla la calidad de la uva, mediante un programa que actúa con infrarrojos. Aquí es donde se van a elaborar las uvas de los mejores pagos. La idea es iniciar la elaboración de un nuevo estilo de vinos que, sin abandonar la línea clásica que tantos éxitos les ha reportado, lleven menos madera y más fruta. En ese sentido, la bodega ha ido, a lo largo del tiempo, incorporando roble francés, en detrimento del todopoderoso roble americano, omnipresente en el parque de barricas de Protos hasta el año 2000. El roble francés, que aporta esos toques de vainilla que tanto gustan al consumidor, en la actualidad significa ya la mitad del parque de barricas.
El nuevo edificio también está concebido para aprovechar al máximo los recursos energéticos del entorno, respetando la tendencia actual de sostenibilidad. Así, para la conservación del vino se aprovecha la inercia térmica del subsuelo, mientras que la fachada sur está protegida por aleros para evitar la radiación solar directa. Las aguas subterráneas contribuyen al intercambio calorífico, y un sistema de ventilación mixto permite usar el aire exterior como fuente de refrigeración, sin consumo energético en las noches de verano y durante todo el día en primavera y otoño.
El arquitecto Richard Rogers.