¿Son apariencias o realidades fiables?
Cierto es que los últimos dos años se ha percibido una ligera mejora en relación a nuestro mercado inmobiliario. Y el país, su gente, sus empresas, sus bancos, parece que se hayan olvidado de lo que hemos sufrido desde el 2008.
¿Caeremos de nuevo en el mismo error?
La recuperación tenía que ser lenta, y me da la sensación que nos estamos lanzando de nuevo. ¿No ha sido suficiente el ‘patacazo‘?
Por lo que vemos se vuelven a abrir agencias inmobiliarias a pie de calle, se amplían de nuevo los departamentos comerciales de las agencias inmobiliarias; los bancos vuelven a tasar inmuebles concediendo casi el 100% del valor de los mismos, sobre todo en el ámbito residencial. De nuevo se ven grúas en los cascos urbanos de las ciudades.
Tenemos un problema de disponibilidad de inmuebles. Las empresas que siguen activamente trabajando, ya sea produciendo o distribuyendo servicios, han llenado los buenos espacios y las buenas localizaciones. Escasean las naves logísticas, así como las de pequeña superficie modular y aptas para pymes nuevas o de las ya existentes.
Las naves obsoletas o viejas se destinan a otros usos, y se mezclan las industrias con espacios deportivos, lúdicos, o incluso de culto.
Se necesitan más industrias, más fábricas. Empresas con más de 10 empleados. Es entonces, llegado el momento, cuando estaremos en condiciones de afirmar que arrancamos.
Por lo que he ido contrastando el 2015 no ha sido malo, más bien diré que para unos muchos ha estado bien.
Para NCI el segundo semestre del año ha sido mucho más positivo que el primero, aunque muchas de las buenas operaciones realizadas se han firmado después de algunos meses negociando.
El 2016
En mi opinión, pase lo que pase políticamente hablando, y sea el país que sea, la vida sigue. Yo no creo que nadie pueda mover a su empresa tan fácilmente; no es sencillo. Y si lo hicieran, otros ocuparían su lugar.
Dicho esto, y analizado lo vivido últimamente, creo que el próximo ejercicio va a continuar en la misma línea, sin altos ni bajos. Por una parte la economía posiblemente se verá favorecida; los bancos abren puertas poco a poco. La inversión, los emprendedores, los autónomos y las pymes que han sobrevivido se consolidarán algo más. La empresas de nueva creación cada día son más. A pesar de esto, pensamos que la promoción y desarrollo de nuevas áreas industriales no va a ser tal. Por consiguiente, preveo una falta de inmuebles, aumentando cada vez más las carteras de naves industriales obsoletas, y de difícil uso para las actividades que solicitan.
La solución pasa por el derribo de dichas naves, y la construcción de nuevas; pero esta vez con más, mucha más cautela. Poco a poco, sin aventurarse y animarse de forma desmesurada. Para eso es necesario que los que prestan dinero lo hagan en su justa medida. Y esto, en nuestro país y con nuestra cultura, lo veo prácticamente imposible.
Aunque es pronto, me atrevería a afirmar que volveremos a sufrir otra burbuja inmobiliaria. Nuestra condición humana es así.
Consecuentemente, el que quiera seguir laborando y participando para colaborar en mantener la economía del bien estar del país, no tiene otra solución que la de hacer las cosas como hay que hacerlas, sin dejarse llevar por una falsa euforia y bonanza que algunos nos dicen que existe.
Un país no crece si no hay quien lo haga crecer; pero también es verdad que a un país lo hunde la gente del propio país, además de factores externos que les ayudan a ello.
Intentemos no tropezar dos veces con la misma piedra.