La química contribuye a la eficiencia y la sostenibilidad
Los pronósticos de consumo mundial de energía apuntan a que la demanda de energía continuará aumentando de forma lineal y que el petróleo seguirá siendo la fuente de energía más importante. También se espera que crezca la importancia del gas natural. De acuerdo con los análisis de la Energy Information Agency, se prevé que la demanda de gas natural se incrementará a razón de un 2,2 por ciento al año entre 2001 y 2025, con lo que será la fuente de energía primaria de mayor crecimiento.
se encuentra en el centro de Basf
en Ludwigshafen (Alemania)
Basf está reduciendo su dependencia del precio del barril de crudo de distintas formas: desarrollando sus propias actividades petroleras y gasistas a través de su filial Wintershall, mediante procesos inteligentes y conceptos de producción integrada (verbund), y también mediante tecnologías eficientes de generación de energía.
Gestión responsable de la energía
El petróleo sigue siendo la fuente de materias primas más importante para la industria química, y el gas es la principal fuente de energía. El gas cubre aproximadamente el 70 por ciento de las necesidades de energía primaria de Basf, y se emplea para generar electricidad y vapor en sus plantas combinadas de energía eléctrica y vapor (CHP). Esta forma de suministro energético, particularmente efectiva, se conoce como cogeneración y, con una eficiencia energética del 85 por ciento, es lo más vanguardista que existe en cuanto a métodos de conversión de energía aplicables a escala industrial. Actualmente, Basf explota nueve plantas CHP en todo el mundo, y tiene otras tres en construcción.
El enfoque “verbund”
En 2003, el calor residual de los procesos de producción se utilizó para generar el 48 por ciento del vapor que Basf necesita en todo el mundo, y que totaliza 52,8 millones de toneladas métricas. Para producir electricidad y vapor se utilizaron 23,1 millones de megavatios hora de combustibles fósiles y sustitutivos, lo que equivale a casi 2 millones de toneladas métricas de crudo de petróleo. Sin embargo, sin el enfoque “verbund”, la energía total necesaria para generar la electricidad y el vapor que necesita el grupo Basf habría sido mucho mayor: unos 3,4 millones de toneladas métricas equivalentes de petróleo.
Este enfoque también permite a la compañía explotar con gran eficiencia procesos de consumo intensivo de energía, como la electrólisis cloroalcalina, que se emplea para producir cloro, hidróxido sódico de alta pureza e hidrógeno (subproducto). A su vez, este hidrógeno puede utilizarse como materia prima en otros procesos de la red de plantas de Basf.
La mayor densidad mundial de plantas electroquímicas se encuentra en el centro de Basf en Ludwigshafen (Alemania). Estas plantas tienen la ventaja de que resultan extremadamente eficientes en lo que respecta a la conversión de la energía térmica; es decir, utilizan una alta proporción de la energía que se les suministra. Esta ventaja también queda patente en un proceso acoplado de electrosíntesis orgánica, que puede emplearse para fabricar dos productos de utilidad: precursores de aromas químicos y productos fitosanitarios, sin generación de subproductos.
Mejoras en los catalizadores
Los científicos de Basf también están haciendo valer su experiencia en el área de catalizadores para contribuir al desarrollo de las células de combustible. Para que estas fuentes de energía lleguen a convertirse en artículos producidos en masa, es preciso mejorar sensiblemente una serie de pasos de reacción que se producen en la célula. En lo que respecta a las células estacionarias, que podrían ser la fuente de energía térmica y eléctrica para los hogares del futuro, es fundamental la desulfuración del gas natural que se emplea como combustible. Los investigadores de Basf han conseguido resolver este problema utilizando absorbentes de nuevo cuño. En una serie de pasos que se producen en la célula de combustible, se genera hidrógeno a partir del gas natural; los catalizadores que intervienen en ellos se han mejorado, para que sean más económicos y fiables a lo largo del tiempo.
Reservas de calor latente
Los edificios y vehículos absorben calor principalmente a través de las superficies transparentes. Los elementos opacos, como paredes, techos o tejados pueden combinarse con superficies reflectantes que reducen la transferencia de calor, pero las superficies transparentes, como ventanas o elementos de fachada, requieren filtros selectivos para determinadas longitudes de onda.
Basf tiene en marcha una serie de desarrollos en ambas áreas: un sistema de filtro selectivo pasivo, basado en un nuevo tipo de absorbentes orgánicos del IR cercano, que es capaz de proteger los elementos de construcción transparentes de la radiación térmica, mientras que para los elementos opacos se está desarrollando una nueva generación de productos perteneciente a la clase de los pigmentos inorgánicos de efecto especial.