Entrevista a Antonio García Rivero, presidente de Fenaex

Desde el pasado mes de julio el sector de la excavación y movimiento de tierras cuenta con una nueva representación a nivel nacional para la defensa de sus intereses. Fenaex, la Federación Nacional de Excavadores, nacía con el objetivo de representar a un sector históricamente dividido y convertirse en el altavoz de los problemas e intereses comunes que atañen al sector. A pesar del notable incremento de actividad del sector, la inflación, la necesidad de renovar las flotas de maquinaria o las dificultades para encontrar operadores de maquinaria suponen quebraderos de cabeza para las empresas y profesionales del sector. Fundada por la Asociación Vizcaína de Excavadores - Bizkaiko Induskari Elkartea (AVE-BIE), la Asociación de Excavadores de Aragón (Aexar) y la Asociación de Excavadores de Cantabria (Aexca), son varias las asociaciones regionales que se están sumando a la Federación. Antonio García Rivero, es su presidente, y en esta entrevista nos cuenta cómo ha sido el nacimiento de la Federación y cómo afronta el sector este momento de intensa actividad, pero también plagado de desafíos.

Antonio García Rivero, presidente de Fenaex.

El de aglutinar en torno a un proyecto común a las distintas asociaciones de excavadores de ámbito provincial o autonómico que existen en España, dando voz al sector en defensa de los intereses que les son comunes. Ello sin olvidarnos, en ningún caso, del propio fortalecimiento de las asociaciones que le representan.

Para las organizaciones que promueven Fenaex, y para las que han apostado por unirse al proyecto, constituye el comienzo de algo muchas veces intentado, y siempre añorado: los cimientos de una casa común que hasta la fecha no hemos podido construir.

En definitiva, un lugar donde trabajar en confianza para que nuestro sector tenga el reconocimiento y el respeto que merece.

La decisión de crear la federación viene de hace ya muchos años. Años en los que las asociaciones de Aragón (Aexar), Bizkaia (AVE-BIE), y Cantabria (Aexca), constataron la necesidad de llegar más allá de sus respectivos ámbitos territoriales, y entendimos que era el momento.

La iniciativa, bien acogida por otras organizaciones, ha recibido el interés de Cataluña (Gremi TMC), Valencia (Avemcop) y Madrid, (Unexma), que ya han formalizado su adhesión al proyecto. Esperamos que, en breve, otra asociación de Madrid (Amaexco), lo haga también.

Sin lugar a duda, la atomización, la falta de la unión y cohesión, son características de nuestra sociedad. Fenaex, como señalaba antes, es un hermoso comienzo.

La fuerza que puede aportar la Federación al sector dependerá de que sepamos transmitir y convencer con nuestro trabajo, pero también, de que seamos capaces de entender que, sin compromiso, sólo queda el lamento, y que éste, nunca ha llevado a ninguna parte.

Podemos afirmar que ha sido un año marcado por una alta tasa de actividad y una rentabilidad lastrada, enormemente, por la subida de los costes de las materias primas y del combustible, que deja en evidencia, una vez más, nuestra histórica incapacidad de trasladar éstos a un precio razonable y digno.

En primer lugar, nuestra propia idiosincrasia, no podemos “echar siempre la culpa al empedrado”. Entre todos hemos contribuido a crear unas condiciones de mercado que, muchas veces, nos devoran a nosotros mismos.

Dicho esto, la subida de las materias primas, los combustibles y la clara falta de consideración mostrada por la Administración para ayudarnos a paliar sus efectos de manera adecuada, no ayudan en nada.

En nuestro sector se trabaja mucho y duro (dicen que nadie se hace rico trabajando; en nuestro gremio, ese axioma se cumple al 100%), con un altísimo grado de inversión. Y también riesgo, para, seamos claros, obtener unos márgenes de beneficios que, en el mejor de los casos, rozan el ridículo. Como se suele decir, es para hacérnoslo mirar.

Realmente no, de ahí la importancia de que todos agitemos el árbol, de que demos la cara apoyando a las organizaciones que nos tienen que representar, llegar y tener voz en donde se dirimen nuestros intereses. Nadie regala nada, y la vida es un juego de intereses.

Para el sector, en principio, supone una merma directa de rentabilidad. Estas decisiones afectan a todos, y cuanto más pequeño, peor.

Nuestro sector, como bien es sabido, es uno de los mayores demandantes de combustible. Su porcentaje sobre los costes se puede mover en la horquilla del 30 al 40%, dependiendo del precio.

Es una vuelta de tuerca más para un gremio que, como el nuestro, es muy poco eficaz a la hora de trasladar los gastos a sus precios.

Desde diferentes organizaciones ya venía hablándose de pasos para conseguir que nuestras empresas pudieran obtener ayudas para la renovación de sus equipos, como ya existe en otros sectores. Debemos poner en valor la labor que se ha realizado por parte de las organizaciones que componen Fenaex, que en diferentes foros han reivindicado este ‘plan renove’.

Vaya desde aquí nuestro más sincero agradecimiento a Jorge Cuartero, director general de Anmopyc, por el apoyo incondicional que nos está brindando para que podamos ver este plan como una realidad.

Ser operador de maquinaria de movimiento de tierras no se consigue de la noche a la mañana. Por un lado, se necesitan itinerarios largos para que los futuros profesionales puedan realizar las tareas más básicas, pero deben complementarse con la práctica en empresas en las que se van a enfrentar a situaciones reales. Para ello es necesario que exista un compromiso por parte de estas para poder darles las oportunidades necesarias y adquirir la experiencia que requiere el puesto. Esto supone un coste añadido y sería necesario el apoyo institucional con subvenciones a la contratación de estas personas.

Desde algunas asociaciones ya se han llevado a cabo iniciativas, pero es necesaria una reflexión profunda que parte, en primer lugar, de las personas que quieran apostar por trabajar en este sector. En segundo lugar, de las empresas, que se comprometan a darles una oportunidad. Y, por último, de la Administración, que apoye a estas últimas.

Trabajar con pocos objetivos, pero definidos: plan renove, profesionalización y formación del sector, por poner algunos ejemplos. Y trabajar para hacer de nuestras organizaciones, entidades sólidas y de futuro para todos.