300 millones de gracias
Estamos todos inmersos en tal vorágine de trabajo que acontecimientos tan felices como este, la celebración del número 300 de Ingeopres, vienen bien para frenar un poco el ritmo, reflexionar, echar la vista atrás y hacer balance de lo experimentado en estos años.
David Muñoz. Director de Ingeopres.
Y este balance, a nivel personal y de empresa, no puede ser otro que muy positivo. Han sido ocho años de grandes satisfacciones, con una revista que no ha parado de crecer dentro de la estructura de Interempresas y que se consolida número a número como un referente en los sectores de la ingeniería civil, hidráulica, urbana, geológico-minera y medioambiental.
Como decía en aquel primer editorial de principios de 2015, recién adquirida la cabecera a Entono Gráfico, recogíamos el testigo con “renovadas ilusiones y con el gran reto de mantener su alto nivel de calidad en los contenidos”. Añadía además que para mí suponía “un verdadero placer y un orgullo” asumir la Dirección de Ingeopres, una revista que ya por aquel entonces atesoraba más de 20 años en el mundo editorial. Pues bien, pasados estos ocho años ya puedo hacer público otro sentimiento que también afloraba con ese nuevo desafío profesional: temor. Y no me cuesta reconocerlo. Miedo a no estar a la altura de lo que suponía y supone Ingeopres para innumerables profesionales que la siguen con devoción. Y no hay más que comprobar las numerosas llamadas y correos que seguimos recibiendo de empresas, universidades, centros tecnológicos y otras entidades pidiéndonos copias de artículos que se han publicado en sus páginas. En definitiva, miedo a esa responsabilidad de generar número a número contenidos que mantuvieran la fidelidad de miles y miles de lectores.
Un temor, un miedo, que se fue disipando con los días gracias a la numerosa ayuda de la que gocé desde el primer día. En primer lugar de Francisco Esquitino, fundador y director de Ingeopres durante más de 20 años. Mi maestro y mi mentor en estos ámbitos. Nunca le podré agradecer lo suficiente su implicación en esta nueva etapa de la revista cuando podría haber optado en esos primeros años de transición por otras muchas actividades. Desde luego, su ADN siempre estará bien presente en Ingeopres.
En segundo lugar, a los numerosos colaboradores, ya sean reconocidos profesionales del sector o empresas representativas, que se han mantenido fieles a esta cabecera durante todos estos años. Como decía en el titular de esta tribuna, “300 millones de gracias” porque sin vosotros esto sería imposible.
Y por último, pero no por ello menos importante, a mis compañeros de viaje dentro de Interempresas en estos ocho años, especialmente a Jonathan Añó, Víctor Zuloaga, Gustau Zariquiey, Sònia Larrosa, Manel Gastón, Enric Agüero, Txell Comellas, Susana Cabrera… y, por supuesto, al inolvidable Josep Cano. ¡Cuánto te echamos de menos, amigo! ¡Cuánta ilusión pusiste en esta revista! A todos vosotros, también 300 millones de gracias.