La carta de la ciudad sin zanjas
30 de marzo de 2010
1. Basta de ruido
Las zanjas implican en primer lugar molestias sonoras. Las tecnologías sin zanja limitan, a lo estrictamente necesario, el uso del martillo neumático, así como de otras máquinas. Las tecnologías sin zanja, especialmente en el caso de la rehabilitación de canalizaciones subterráneas, no requieren ninguna excavación. De media, se estima que las tecnologías sin zanja permiten dividir por diez el uso de estos procedimientos ruidosos.
2. No a la reducción de la actividad local
Las zanjas que obstaculizan el libre acceso a los comercios animan a los clientes a abandonar los centros de las ciudades. La instalación de conductos y cables puede realizarse sin este inconveniente gracias a las tecnologías sin zanja.
3. Protejamos el agua
Las tuberías que transportan el agua hasta nuestros grifos así como las que conducen el agua de la lluvia o las aguas residuales a las estaciones depuradoras no siempre son estancas. Por ello, el agua potable y las aguas residuales pueden perderse en el subsuelo… Las consecuencias negativas afectan tanto al medio acuático como al agua potable. Las tecnologías sin zanja posibilitan la inspección, el diagnóstico y la reparación de tuberías subterráneas mediante procedimientos rápidos, discretos y poco costosos.
4. Respiremos un aire sin polvo
Descartemos las malas prácticas de las obras contaminantes. Las obras urbanas contaminan el aire a consecuencia del polvo y los escapes de los motores de la maquinaria que acentúan los riesgos derivados de la contaminación urbana: bronquitis, catarros, asma o cáncer, que amenazan principalmente a la población más frágil, los niños y ancianos. Las obras sin zanja minimizan estos perjuicios y tienen en cuenta la salud de los usuarios.
5. Respetemos los entornos naturales
Los ríos y las reservas naturales son especialmente sensibles a las zanjas, que amenazan su equilibrio natural. Las tecnologías sin zanja permiten evitar las fuertes agresiones que sufren la flora, la fauna y el agua que se filtra hacia las capas freáticas como consecuencia de las obras con zanja.
6. Centro urbano: circular y contaminar menos
Las zanjas estrechan las vías de circulación a lo largo de grandes distancias. Los atascos derivados de estas obras, además de causar descontento y contaminar, suponen una pérdida importante de tiempo, ya sea de trabajo o de ocio. Los vehículos de los servicios de urgencias y los transportes públicos también se ven afectados. Las tecnologías sin zanja liberan el centro de las ciudades.
7. Consigamos presupuesto para el acondicionamiento de la ciudad
Por muchas precauciones que se tomen, las zanjas siempre dejan marcas en la calzada. El deterioro de las mismas se acelera y esto tiene un elevado coste para la población. Las filtraciones de agua, las fisuras y los estancamientos afectan inevitablemente a la solidez de la calzada y comprometen la comodidad del usuario. Finalmente, la única solución es reparar y reparar de nuevo hasta acabar construyendo una nueva calzada. El municipio paga y los vecinos quedan descontentos. Hacer obras sin zanja libera financiación para otras mejoras de la ciudad.
8. Zanjas: ojo con la seguridad
Las obras de reparación o instalación de redes son una fuente de inseguridad para usuarios y operarios. A pesar de la vigilancia de las zonas en obras, las zanjas profundas presentan un riesgo mayor de cara a los accidentes laborales. Se estima que en las obras con zanja hay una muerte al mes. La seguridad es mayor en el caso de las obras sin zanja.
9. Guardemos los materiales nobles para nuestro patrimonio
Cuando se cava una zanja el volumen debe ser rellenado con materiales de los llamados nobles. Se trata de recursos naturales extraídos de las canteras. Dichos materiales no sólo presentan un coste elevado, sino que son cada vez más escasos. Se produce, por tanto, de un despilfarro de nuestras riquezas. Con las tecnologías sin zanja, desaparece, casi por completo, la necesidad de materiales nobles.
10. Minimicemos los escombros
Cuando se excava una zanja, se produce un volumen de tierra considerable en proporción a la reducida cantidad de canalización o cable soterrado. Ahora bien, este volumen de tierra se considera automáticamente un residuo. Dichos escombros pasan a ser evacuados a un lugar de almacenamiento temporal y luego son transformados para su reutilización. Una vez terminado este proceso son enviados a otro lugar para un nuevo uso. Este proceso es costoso y contaminante. Las tecnologías sin zanja permiten dividir por diez el volumen de escombros.
La firma de ‘La carta de la ciudad sin zanjas’ se realizó en el acto de clausura de la XI Jornada Internacional de Tecnología Sin Zanja, ‘Por una Ciudad Sin Zanjas’, un evento celebrado el pasado 12 de noviembre de 2009 en San Sebastián, que reunió a 250 expertos en canalizaciones subterráneas de todos los servicios: agua, saneamiento, gas, electricidad y telecomunicaciones.