Entrevista a Jacobo Díaz Pineda, director general de la Asociación Española de la Carretera
15 de octubre de 2009
¿Podría hacer un balance de estos sesenta años de historia de la asociación?
Desde su fundación hace 60 años, la AEC ha buscado aunar intereses no siempre coincidentes, tratando de convertirse en tribuna desde la que buscar soluciones a los problemas del sector. El reto diario que plantea nuestra fórmula asociativa es precisamente encontrar el punto de equilibrio entre lo público y lo privado, y entre los distintos ámbitos que rodean a la carretera en aras de favorecer el fenómeno viario como elemento imprescindible para el progreso social, económico, cultural y de todo tipo en cualquier comunidad.
Comprobar, 60 años después, que contamos con el respaldo de más de 300 representantes del sector viario nacional e internacional nos lleva a pensar que, durante todo este tiempo, hemos caminado en la dirección correcta.
El sector ha evolucionado muchísimo desde la fundación de AEC. ¿En qué aspectos se ha hecho notar más?
Pero, quizás, uno de los aspectos más relevantes sea el progreso vivido en la red de vías de gran capacidad, cuya longitud supera hoy los 14.000 kilómetros, situándose a la altura de los países europeos más destacados en este sentido. Tampoco debemos olvidar la extraordinaria reducción de las muertes en accidente de tráfico que se viene registrando desde hace cinco años, con tasas superiores al 40%.
Una de las actividades de la asociación es el desarrollo de trabajos de investigación. ¿Qué tipo de estudios realizan? ¿Qué salidas o aplicaciones reales tienen?
¿Podría citar algún ejemplo?
Otra de las líneas de actuación de la AEC con claras aplicaciones prácticas es la participación en grupos de trabajo encargados de redactar normativa específica sobre diversas cuestiones viarias. La asociación ha participado en este sentido en la redacción de las normas tan importantes para la seguridad en carretera como las de los chalecos reflectantes, reductores de velocidad y barreras metálicas de seguridad para motociclistas, entre otras.
¿Cuáles son, a su entender, los actuales retos del sector?
Sin una conservación adecuada es difícil, por no decir imposible, mantener una alta calidad de servicio en consonancia con los países europeos más avanzados en esta materia.
En segundo lugar, tenemos que afrontar el reto del impacto ambiental. En este campo, el progreso está siendo enorme: el uso de materiales reciclados, de técnicas que disminuyen las emisiones nocivas, la fabricación de vehículos más eficientes y menos contaminantes… Sin embargo, a pesar de estos avances, el transporte por carretera sigue apareciendo ante la opinión pública como el principal responsable de la contaminación mundial. Y en el sector viario aún no hemos sido capaces de transformar la imagen negativa y trasmitir esa otra dimensión de la carretera compatible con la protección del entorno.
En este sentido, sorprende que prácticamente nadie aluda a los datos proporcionados por la Agencia Europea de Medio Ambiente. Según este organismo, mientras un autobús con sus plazas ocupadas emite entre 45 y 80 gramos de CO2 por pasajero-kilómetro, un tren de alta velocidad alcanza hasta 165 gramos y un vuelo de corta duración puede llegar a los 240 gramos. Estas cifras dejan al descubierto una dimensión de las carreteras no muy conocida por el gran público que se debería dar a conocer adecuadamente.
¿Son lo suficientemente seguras nuestras carreteras?
Sin embargo, la red convencional es susceptible de muchas mejoras. Por ejemplo, para evitar los accidentes por salida de calzada, los cuales representan más del 30% del total de siniestros. En este sentido, se pueden identificar tramos de la red de carreteras con niveles de contención mejorables (obstáculos fijos, terraplenes…) pero desprovistos de adecuados sistemas de contención. Por ello, hay que incorporar las herramientas más innovadoras para garantizar la seguridad de las carreteras en las fases de planificación, diseño, construcción y explotación. Las auditorías de seguridad vial y las evaluaciones de impacto en seguridad vial han demostrado ser muy útiles, y ya se están aplicando en muchos países desde hace varios años.
Dentro de esta filosofía de trabajo se encuadran las “carreteras que perdonan”, vías cuyo diseño debería minimizar las consecuencias de los accidentes.
A propósito de las quejas de asociaciones de motoristas sobre los quitamiedos en nuestras carreteras, ¿cuál su opinión al respecto?
¿De qué manera solucionaría AEC esta problemática?
¿Qué opina acerca de la prohibición de ir a más de 80 km/h. en el área de Barcelona? ¿Cree que es efectiva? ¿Por qué?
¿Y del carné por puntos?
Este cambio de tendencia ha sido fruto de la suma de diversos factores. Me estoy refiriendo a aspectos como la reforma del Código Penal en materia de tráfico y seguridad vial, el incremento de la vigilancia de nuestras carreteras, la mejora de muchos puntos conflictivos de la red, el aumento de la concienciación ciudadana en materia de seguridad vial, así como el salto cualitativo que ha experimentado en los últimos años la seguridad activa y pasiva de los automóviles.
“La Asociación Española de la Carretera está convencida de que el desarrollo cualitativo y cuantitativo de las infraestructuras viarias ha de ser una prioridad política y social, y a ello dedica sus esfuerzos desde hace más de medio siglo”, explica Díaz Pineda. Para conseguirlo, se sirve de una serie de herramientas –estudios e investigaciones, encuentros sectoriales, y participación en comités técnicos, entre otras–, que pretenden abarcar todos los aspectos concernientes a las carreteras.
La seguridad vial es, sin duda, uno de los más importantes. Y en este campo, puntualiza el director general de AEC, son muchos los estudios y los foros profesionales promovidos por la asociación. Destaca entre ellos la redacción del Libro Verde de la Seguridad Vial, con 77 propuestas que se elevaron hasta el Congreso de los Diputados.
Otro frente de trabajo es la colaboración con las administraciones públicas o entidades privadas para la elaboración de planes de seguridad en carretera específicos. En este sentido, Díaz Pineda destaca el asesoramiento al Banco Interamericano de Desarrollo en la preparación de un plan de seguridad vial para América Latina y Caribe.
Diseño, planificación, construcción y conservación
“Pero la seguridad vial no es nuestro único frente de actuación”, afirma. Aspectos como la financiación de las infraestructuras, el diseño, planificación, construcción, conservación y gestión de carreteras son otros de los campos en los que la AEC está presente. Sin olvidar, por supuesto, los temas medioambientales y tecnológicos, en los que la asociación trabaja de forma continuada. “Todo ello está garantizado por la existencia de una variada y plural base asociativa con representantes de los sectores más pujantes del mundo viario nacional e internacional”, sostiene Díaz Pineda.
Pese a las campañas que alertan sobre el tema, muchos ciudadanos conducen bajo los efectos del alcohol o las drogas. ¿Qué se puede hacer al respecto?
¿Y qué se puede hacer en estos casos?
La AEC cuenta con más de 300 socios procedentes tanto del sector público como del privado. Entre los primeros, representantes de las Administraciones Central, Autonómica y Provincial. Asimismo, AEC colabora con las principales asociaciones que operan, desde diversos ámbitos, en el sector viario. “En el caso de la empresa privada, la representación de sectores es muy nutrida: desde la señalización a las concesionarias, de la construcción y los materiales a la consultoría, pasando por la gestión de las infraestructuras, los sistemas inteligentes de transporte o la seguridad vial”, explica Díaz Pineda.