España tiene la capacidad para cubrir el déficit de minerales necesarios en el desarrollo tecnológico de la UE
Tradicionalmente asociada a altos niveles de contaminación y degradación ambiental, la actividad minera se enfrenta al doble reto de seguir proporcionando materias primas indispensables para el desarrollo tecnológico europeo al tiempo que afronta su transformación hacia un modelo de minería verde y sostenible apalancado sobre las energías renovables.
Precisamente, para abordar este doble reto, el proyecto de innovación europeo ESMIMET, orientado a generar una red de conocimiento científico-técnico y de I+D+i en torno al desarrollo de las capacidades de minería metálica en las regiones de Castilla y León y Norte y Centro de Portugal, ha presentado las conclusiones de un informe para acelerar la transición del sector en esta zona. El objetivo es evolucionar hacia un modelo de minería metálica sostenible con el ambicioso reto de sustituir el 80% de las fuentes energéticas de origen fósil por fuentes de energía renovables.
Los productos de la minería están presentes en multitud de objetos que rodean nuestra vida cotidiana, como el hormigón de las calles, la taza de café del bar, la encimera de una cocina o incluso los electrodomésticos. La presencia de estos productos será aún más crítica en los próximos años si se quiere abastecer la demanda y el desarrollo de los mercados tecnológicos, del transporte eléctrico y de las energías renovables. Elementos como el wolframio, el niobio, el tantalio, el cobre o el estaño, presentes en los yacimientos españoles, son vitales para el desarrollo tecnológico por sus múltiples aplicaciones en fibra óptica o baterías de teléfonos móviles, entre otras.
Y aunque Europa es el máximo consumidor de metales del mundo, solo es capaz de producir una pequeña fracción (entre el 4% y el 8%) de los materiales que necesita. Lo que hace que las industrias de transformación de la UE dependan de una gran cantidad de materias primas, muchas de ellas de procedencia externa.
Mientras la UE no pueda eliminar este déficit de producción, se hace necesario aumentar la exploración y explotación minera en su propio territorio. Y para ello, el proyecto ESMIMET analiza en su informe las oportunidades y los retos para el aprovechamiento de los recursos minerales metálicos en el Norte y Centro de Portugal y en Castilla y León, por ser un sector estratégico que admite un amplio recorrido de crecimiento y modernización, para aumentar la actividad extractiva al tiempo que se minimizan el impacto y los riesgos ambientales, bajo un modelo socioeconómico que permite el desarrollo sostenible de las regiones mineras.
Como señala Oscar Fadón Loro, de Siemcalsa, sólo los yacimientos de Los Santos-Fuenterroble y Barruecopardo en Salamanca, Otero en Segovia y Valtreixal en Zamora albergan algo más de la mitad de las reservas españolas de wolframio y alrededor del 30% de las reservas de la Unión Europea.
Para afrontar esa transformación, el informe de ESMIMET propone cuestiones como:
- Medir y controlar. El informe señala que la mejor energía es aquella que no se consume y se ahorra. Por ello recomienda que en las explotaciones mineras se cree la figura del gestor energético minero, que se ocuparía de la gestión de la energía y de las acciones encaminadas a su ahorro en toda la explotación. Roberto García, de la Dirección General de Energía y Minas de Castilla y León apunta que “partiendo de los datos de consumo y coste energético es posible definir unos índices de eficiencia energética (IE) que se podrían calcular para cada explotación. Conociendo el IE de la explotación de referencia se podrían comprobar los datos de forma semanal o mensual y observar posibles desviaciones en producción y consumo energético”.
- Sustituir la demanda de combustible fósil. En las industrias de minería metálica durante las fases de perforación, voladura, carga, transporte, vertido y descarga se utilizan actualmente vehículos que consumen mucha energía. El informe propone su sustitución por vehículos eléctricos. Así, dependiendo del tipo de explotación, se podría incluso generar más electricidad de la que se consume: “la industria pesada tiene que adaptarse a nuevas formas de movilidad, más sostenibles y eficientes”. Según ESMIMET, existen vehículos eléctricos que en un día harían la misma ruta 20 veces, generando un excedente total de 200 kWh. Esta energía se volcaría en la red eléctrica mediante un inversor de corriente y se usaría, por ejemplo, para alimentar a otros equipos eléctricos de la mina, lo que combinado con el uso de geolocalización de maquinaría permitiría tener más capacidad, más control de costes de producción, consumo combustible y mejor visibilidad de toda la fase de explotación.
- Aprovechar la energía renovable. En la minería metálica, la mayor demanda eléctrica se encuentra en la planta de beneficio, esta demanda es constante y elevada durante la operación de la planta (para una planta tipo un promedio de 1.168 kwh). Una instalación de energía solar fotovoltaica para autoconsumo en minería metálica técnicamente es viable, ya que se dispone de espacio para la colocación de los paneles solares, infraestructura y un consumo eléctrico alto localizado cerca.
En los últimos diez años los precios de los paneles solares fotovoltaicos han bajado un 90%, con lo que el coste de instalación se ha disminuido de una forma considerable, lo que hace que, en proyectos de gran demanda de energía eléctrica, como es el de la minería, sea viable la instalación de autoconsumo, para la propia fábrica, incluso sin excedentes a red.
Pero según se desprende del informe, las explotaciones mineras que operan durante turnos de 24h, para sustituir la energía convencional en tramos horarios no diurnos donde la fotovoltaica no sería suficiente, necesitarían generar energía eólica, algo posible teniendo en cuenta el potencial eólico de la zona. Por ello, se concluye que, para poder llegar al objetivo de consumo del 80% de energías renovables por parte de una explotación minera, lo más adecuado es un modelo que genere un mix de energía eléctrica eólica-solar fotovoltaica. Esto provocaría que la energía eléctrica que demandan las explotaciones mineras se generase por fuente de energía renovable y además crearía trabajo en la zona, desde la ejecución del parque eólico hasta su mantenimiento.