Ibstt analiza las ventajas de estas tecnologías
Las Tecnologías Sin Zanja permiten avanzar en el desarrollo de las Ciudades Inteligentes
En el siguiente artículo, Ángel Ortega, presidente de la Asociación Ibérica de Tecnología Sin Zanja (Ibstt), describe qué son las Tecnologías Sin Zanja, qué grado de desarrollo han alcanzado en las ciudades, qué ventajas ofrecen a los ciudadanos y cómo pueden favorecer éstas el desarrollo de las 'Ciudades Inteligentes', sobre todo a la hora de implantar las nuevas redes de fibra óptica y las ‘smart grids’.
¿Qué son las Tecnologías sin Zanja?
Las Tecnologías Sin Zanja son los sistemas y procesos utilizados para realizar todos los trabajos de los servicios enterrados, como las redes de gas, electricidad, fibra óptica, telecomunicaciones, conducción de agua y pasos subterráneos de infraestructuras como carreteras, ferrocarriles, ríos o aeropuertos.
Nuestras empresas trabajan para conseguir una ‘ciudad sin zanjas’. Hoy día se habla de las Smart Cities, ciudades inteligentes basadas en un desarrollo urbano sostenible. Una de las características de este modelo de ciudad es la realización de inversiones en infraestructuras de energía, telecomunicación y transportes que promuevan una calidad de vida de ciudadanos superior, un desarrollo económico y ambiental durable y sostenible y un buen aprovechamiento del tiempo de los ciudadanos.
Las Tecnologías Sin Zanja tienen un papel crucial en el desarrollo de estas ciudades, de las ‘Smart Cities’. Por ejemplo, en nuestro mundo actual no tienen cabida obras que colapsen la circulación de las grandes capitales o dejen sin agua o electricidad zonas financieras y barrios residenciales. Las Tecnologías Sin Zanja permiten llevar a cabo, con menores costes económicos y en tiempo récord, todas las actividades relacionadas con los servicios enterrados. Y todo ello sin generar trastorno a los ciudadanos.
Precisamente sobre este tema se hablará el próximo 28 de mayo, en la jornada ‘El Agua: Una necesidad y una infraestructura vital para las Smart Cities del siglo XXI’, que celebramos en la Universidad pontificia de Comillas ICAI.
Grado de desarrollo de las Tecnologías Sin Zanja en las ciudades
El grado de desarrollo alcanzado por las Tecnologías Sin Zanja en las ciudades es, incomprensiblemente, mucho menor del esperado y deseado. Simplemente viendo los niveles de utilización alcanzados en el resto de países de nuestro entorno más cercano, y no tan cercano.
Los sistemas tradicionales de renovación de redes no consideran mejoras de calidad de vida de los ciudadanos. A la hora de ponerlas en marcha se centran tan solo en la viabilidad de las obras. Los sistemas de renovación sin zanja disminuyen las molestias al ciudadano y el tiempo de ejecución de las obras y se incorporan cada día más como alternativa práctica y económica a su utilización por parte de las empresas de mantenimiento de redes. Con sistemas de gestión podemos predecir cuándo es necesario renovar las redes, con qué métodos y realizar comparaciones de calidad ambiental entre diferentes alternativas. La necesidad de mejorar las infraestructuras subterráneas con especial incidencia en la renovación de las redes de agua es evidente y urgente, tanto en abastecimiento como en saneamiento ya que el 38% de estas infraestructuras tienen más de 30 años.
La redacción de proyectos aplicando Tecnologías Sin Zanja es más sencilla y las afecciones al medio ambiente son mínimas.
La falta de renovación y mantenimiento de las infraestructuras repercute en los servicios que el ciudadano debe recibir e impiden desarrollar un modelo de desarrollo sostenible, que permita avanzar en la consecución de los objetivos medioambientales fijados en la directiva marco del agua. La necesidad de mantener estos sistemas y servicios operativos, así como prepararlos para la próxima generación, supone un reto constante al que debemos hacer frente todos los actores involucrados.
Muchas ciudades han estado actuando exclusivamente en modo reacción, es decir, reparando las redes de abastecimiento de agua, de saneamiento, las redes eléctricas y gas a medida que iban surgiendo los problemas, pero para posicionarse de cara al futuro, este método de operar ya no vale. Las administraciones municipales tienen que pensar de forma más estratégica, tienen que vencer sus inercias apostando por soluciones innovadoras, eficientes e inteligentes y como buenos servidores de los ciudadanos, deben adelantarse en sus actuaciones a los problemas que sin duda se generarán en un futuro cercano.
Siendo las Tecnologías Sin Zanja uno de los ejes estratégicos en el desarrollo de las Ciudades Inteligentes o Smart Cities, es necesario que su utilización alcance en nuestro país los niveles que ha alcanzado en el resto de Europa, siempre en beneficio de los ciudadanos y el medio ambiente, cumpliendo no sólo con las directrices europeas por obligación sino por convicción. Los ciudadanos europeos somos cada vez más exigentes con nuestros dirigentes políticos y pedimos que nuestras necesidades se transformen en realidades. Queremos que los servicios públicos funcionen y ser considerados como ‘clientes’ y no como ‘abonados’.
Ventajas para los ciudadanos
Entre las ventajas que ofrecen las Tecnologías Sin Zanja a los ciudadanos, destacaría diez que evidencian por qué éstas son clave en el desarrollo de las Smart Cities:
- Cero ruidos: estas tecnologías permiten llevar a cabo operaciones en el subsuelo sin abrir zanja en el pavimento, limitando al mínimo el uso de maquinaria.
- Protección del agua, un recurso natural escaso: las tuberías de agua no siempre son estancas. Las Tecnologías Sin Zanja posibilitan la inspección, el diagnóstico y la reparación de tuberías subterráneas mediante procedimientos rápidos, discretos y poco costosos.
- Aire sin polvo: las obras urbanas contaminan el aire a consecuencia del polvo y los gases emitidos por la maquinaria. Las Tecnologías Sin Zanja minimizan estos perjuicios.
- Respeto por los entornos naturales: las Tecnologías Sin Zanja evitan las agresiones a la flora, fauna y el agua que se filtra hacia las capas freáticas como consecuencia de las obras con zanja.
- Seguridad de trabajadores y viandantes: las zanjas presentan mayor riesgo de accidentes laborales. La aplicación de estas tecnologías elimina este riesgo casi por completo.
- Mantenimiento de la actividad local: la instalación de conductos y cables subterráneos puede realizarse sin interferir en el día a día de los transeúntes.
- Disminución de la contaminación urbana: las obras urbanas con zanjas generan tráfico y su consecuente polución, que se evita con el uso de las Tecnologías Sin Zanja.
- Minimización de los residuos: los escombros de la excavación de zanjas son residuos, y como tal, deben ser trasladados, almacenados y tratados para su posterior uso. Las Tecnologías Sin Zanja dividen por diez el volumen de escombros.
- Reducción de materiales nobles: las zanjas son rellenadas con materiales nobles, recursos naturales caros y escasos. Con Tecnologías Sin Zanja desaparece prácticamente la necesidad de materiales nobles.
- Correcto gasto público en el acondicionamiento urbano: la reparación de zanjas nunca es completa, con el tiempo aparecen filtraciones, fisuras y estancamientos que desembocan en la construcción de una nueva calzada. Un sobrecoste que se evita con la realización de las obras urbanas aplicando Tecnologías Sin Zanja.
Aliadas de las ciudades inteligentes
Las Tecnologías Sin Zanja son tecnologías limpias que minimizan los riesgos ambientales garantizando así el compromiso con la sociedad. Son un eje crucial en el desarrollo de las Smart Cities o Ciudades Inteligentes, son un ejemplo de cómo a través de la investigación y el desarrollo se pueden llevar al mercado soluciones tecnológicas innovadoras que permiten poner en marcha las actuaciones que demanda la sociedad. Siendo imprescindibles para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y del todo necesarias en la transición hacia una economía verde, una economía que no solo mejore el bienestar de las personas sino que también disminuya los riesgos medioambientales y las escaseces ecológicas. Las Tecnologías Sin Zanja son claves para afrontar los retos de la gestión sostenible en las ciudades: es del todo necesario poner el desarrollo tecnológico al servicio de los ciudadanos.
Las empresas que forman Ibstt aportan un discurso ‘Smart’ que no se centra en las infraestructuras TIC, sino que pone el foco en la calidad de vida de las ciudades y la sostenibilidad ambiental, en definitiva, un apuesta clara por el Ciudadano como protagonista indiscutible.
Mínimo impacto ambiental
En este punto, me gustaría plantear una reflexión de sobra conocida por todos: Una ciudad inteligente es aquella que usa la tecnología de una forma racional y ambientalmente sostenible, para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Entonces, en el siglo XXI, era de las Ciudades Inteligentes, por qué seguimos sufriendo en nuestras calles y aceras las molestas e incomodas zanjas, y no empleamos tecnologías inteligentes y eficientes para la instalación, rehabilitación y mantenimiento de nuestras infraestructuras subterráneas: agua, luz, gas, telecomunicaciones como ocurre en el resto de ciudades europeas, inteligentes o quizás no, pero que sí tienen en cuenta los costes sociales y los beneficios a los ciudadanos y al medio ambiente: accidentes, atascos, ruido, polvo, comerciantes, personas invidentes, emisiones de CO2... En España seguimos utilizando los sistemas tradicionales de renovación de redes con apertura de zanja que no consideran mejoras de calidad de vida de los ciudadanos a la hora de ponerlos en marcha, centrándose tan sólo en la viabilidad de las obras.
Debemos evaluar la posibilidad de asumir las Tecnologías Sin Zanja como herramientas clave en la localización, instalación, rehabilitación y mantenimiento de las infraestructuras subterráneas de nuestras ciudades.
Por ejemplo, a la hora de la implementación de las líneas eléctricas de alta tensión, o bien de una red de puntos de recarga para los vehículos eléctricos, sin tener que abrir zanjas por toda la ciudad. Lo mismo a la hora del despliegue de fibra óptica, utilizando la red de alcantarillado existente, y a la vez que crea la infraestructura, es capaz de rehabilitar. Sólo un par de ejemplos de cómo las Tecnologías Sin Zanja son el aliado perfecto para mejorar la calidad de vida en las ciudades inteligentes por sus ventajas medioambientales en comparación con otras tecnologías tradicionales que implican la molesta e incómoda apertura de zanja en las calles.
Son soluciones a medida e inteligentes, tecnologías limpias que minimizan los riesgos ambientales y garantizan el compromiso con la sociedad al evitar ruido, polvo o roturas del pavimento, no perjudican la vida del ciudadano de a pie, comercios, circulación, tráfico. Su empleo reduce hasta el 25% los costes frente a tecnologías tradicionales, disminuyen la duración de la obra, facilitan la elaboración de los proyectos, y reducen las emisiones de CO2 en un 20%. Soluciones innovadoras que los ciudadanos necesitan para un desarrollo sostenible de sus ciudades. Aportando soluciones tecnológicas que cuidan del medio ambiente y que evitan la contaminación acústica y visual tan acusada por los ciudadanos del siglo XXI. Favoreciendo de este modo el acercamiento de la ciudad hacia el concepto de ‘Ciudad Inteligente’.
Casos de éxito
Murcia, Granada, Sevilla, Alicante... son todos ellos casos de éxito en materia de implantación de Tecnologías Sin Zanja en las ciudades. Pero quiero destacar especialmente, por su reciente incorporación, a finales del año pasado, Sant Cugat del Vallés (Barcelona). Con su incorporación, la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), agrupa ya 60 municipios. Son claros ejemplos de la utilización de las Tecnologías Sin Zanja de una manera habitual siguiendo el modelo aplicado por las Smart Cities que ocupan los primeros puestos en el ranking europeo: Londres y París, donde nuestras homólogas cuentan con el apoyo y respaldo de las Administraciones Públicas, que sí tienen en cuenta el impacto social, es decir el valor que representa evitar molestias y accidentes a los peatones o cortes de tráfico. La instalación de una tubería de alumbrado, de gas o de abastecimiento supone desvíos de tráfico, roturas en calles con emisión de ruidos y polvo, retirada de materiales del suelo y subsuelo y la reposición del pavimento. Por el contrario, las Tecnologías Sin Zanja evitan todos estos inconvenientes y, además, lo hacen en menor tiempo. Estudios realizados demuestran que con la aplicación de estas técnicas, se consigue una reducción en las emisiones de CO2 de entre el 78% y el 90% frente a las técnicas que implican apertura de zanja.
Potencial de crecimiento
Hay todo un mercado por explotar alrededor de las Tecnologías Sin Zanja y estoy convencido de que su utilización va a crecer hasta situarnos a niveles europeos. Es necesario apostar por la profesionalización de técnicos municipales y responsables de estos servicios urbanos, y por nuestra parte, debemos dar a conocer la existencia y aplicación de estas técnicas a los destinatarios finales de su aplicación: los ciudadanos y los responsables políticos de la construcción y gestión de las ciudades.
Un ejemplo claro de oportunidad para las Tecnologías Sin Zanja es la expansión de la fibra óptica. El despliegue de redes de fibra óptica urbanas destinadas a ofrecer servicios FTTH utilizando las infraestructuras existentes, ha llevado a utilizar innovadoras técnicas NO DIG. La red de alcantarillado varía en cada ciudad tanto por el paso del tiempo como por las condiciones específicas de cada red. Dependiendo de la accesibilidad de los mismos, y atendiendo a los distintos diámetros, se aplica la Tecnología Sin Zanja más adecuada a cada caso. No interfiere con la operación del sistema de alcantarillado, es instalable en tuberías de cualquier material (PVC, hormigón, cerámica, etc.) y es fabricado con materiales anticorrosivos y resistentes al ambiente en el que se instalan. Además, se elimina la necesidad de hacer obra civil en la ciudad, ya que todos los edificios están conectados a la red de saneamiento y, por tanto, la fibra óptica puede llegar fácilmente al interior del edificio a través de los colectores de la red, destacando la importante reducción económica que supone.
Ciudades como Madrid, Santander, Sevilla, Córdoba, Alicante, Almería, Valencia y Castellón tienen acuerdos con las compañías de agua, así como Badajoz los tiene con las compañías de gas para compartir conductos. Esto sitúa a estos ayuntamientos como referentes en este campo y abren la posibilidad de que nuevas empresas puedan posicionarse dentro de su término municipal. Impulsar estas ciudades hacia el concepto real de ‘Smart City’ no sólo es beneficioso para el conjunto de la ciudad en términos de uso doméstico, también se potencia tecnológicamente el tejido empresarial de la ciudad y se modernizarán las formas de trabajar, facilitando el desempeño cotidiano a autónomos y pymes, en definitiva prestando mejores servicios a los ciudadanos.
Es el momento de que los profesionales y la sociedad civil colaboremos para conseguir convertir nuestras ciudades en ‘Smart Cities’, ciudades más inteligentes y seguras, garantizando las necesidades de generaciones futuras. Las barreras para hacerlo “no son tecnológicas -la tecnología existe-, sino políticas y sociales; de comportamiento, "de toma de decisiones”. Las Tecnologías Sin Zanja, a pesar de que llevan utilizándose con éxito por todo el mundo, y desde hace más de 30 años en nuestro país, por desgracia, y salvo honrosas excepciones que ya he comentado, siguen siendo ‘las gran ignoradas por las Administraciones’. Permíteme, reivindicar el diferente valor que se le dan a estas maravillosas tecnologías en Europa, en Estados Unidos y en España. Pese a vivir en un mundo en el que la información y la difusión de los conocimientos son procesos globales, es decir, que somos conocedores del potencial de estas herramientas por los ejemplos que vienen de fuera, el apoyo al desarrollo y divulgación de estas tecnologías por parte del Gobierno deja mucho que desear siendo, como son, unas herramientas clave para desarrollo sostenible de las Ciudades Inteligentes.
Quiero acabar citando unas palabras del Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon en el Día Mundial del Agua, 22 de marzo de 2015"...con mente abierta a nuevas ideas y la innovación, y dispuestos a compartir las soluciones que todos necesitamos para un futuro sostenible."
Hoy, nuestros hijos tienen asumido, sin estudiarlo, que la tercera revolución industrial ha sido la de las telecomunicaciones. Confío en que la próxima generación asuma una cuarta revolución: la del sentido común.