Uno para todos y todos para uno
Roberto Hernando, Ingeniero Industrial y Master en Microelectrónica
27/09/2021La lectura del libro ‘¿Cooperamos?’ de mi apreciado amigo Ramiro Bengochea, me ha animado a darle una vuelta a un tema tan recurrente como es el de la cooperación, colaboración, trabajo en equipo o como queramos llamarle.
Sin duda una de las cooperaciones de referencia en la literatura es la de los Tres Mosqueteros, título que nunca he entendido porque en realidad eran cuatro. Cuatro amigos que compartían como objetivos la búsqueda de la gloria, la defensa del rey y, más especialmente, de la reina y el socorro a los débiles, basados en principios como la lealtad, el valor y la generosidad. Pero, sobre todo, eran cuatro amigos que se lo pasaban muy bien juntos. Desde mi punto de vista, esta es una condición fundamental para que una cooperación con alguien funcione: que sintonicemos o, dicho de forma coloquial, que nos caigamos bien.
Si hacemos una encuesta sobre gente con la que es muy difícil cooperar seguro que saldrán los sinvergüenzas, los aprovechados, los caraduras, los vagos y los prepotentes. También creo que es muy complicado cooperar con los tontos. Si además el tonto se cree listo es aún peor y si al tonto que se cree listo le gusta figurar el obstáculo es casi insalvable. Asimismo, es muy difícil colaborar con personas que no tienen confianza en si mismas. La confianza mutua es clave en la cooperación. Si una persona no tiene confianza en sí misma no será fácil que confíe en los demás.
Como en casi todo, las personas son lo esencial para que un proyecto de cooperación funcione y la cuestión es ¿cómo decidir con quien seremos capaces de trabajar y en quien confiar? Esto es fácil cuando se trata de personas con las que ya tenemos una experiencia previa positiva. También ayuda si alguien en quien confiamos nos da buenas referencias. Una opción es iniciar una colaboración limitada para ir ganando experiencia mutua. Y luego está escuchar a nuestro instinto, o intuición como otros prefieren llamarla, ya que es capaz de procesar detalles que nuestra parte consciente puede pasar por alto.
En su libro Ramiro comenta que competencia y colaboración no son excluyentes y estoy completamente de acuerdo. Según parece tenemos ejemplos en la propia naturaleza. En determinadas zonas de África manadas de leones rivales unen sus esfuerzos ocasionalmente para abatir piezas excepcionalmente grandes. Ahora bien, lo mismo que competencia y colaboración no son excluyentes, creo que en la colaboración son básicos los conceptos de generosidad y confianza, y que se pueden aplicar sin que eso implique necesariamente ser un ingenuo.
Ser generoso, ojo generoso con nuestros propios recursos, no con los recursos ajenos y confiar en las personas, suele dar mejores réditos que planteamientos más controladores y cicateros.
Así pues, yo diría como conclusión que debemos mantener nuestra antena atenta a las oportunidades de cooperación con menos prejuicios, y también que tengamos un poquito más de valentía a la hora de apostar por la generosidad y la confianza en las personas.