Sandvik Coromant, al lado de sus clientes para aumentar la competitividad
18 de noviembre de 2009
Fue un encuentro donde lo importante no era vender, sin perder de vista que ése es el objetivo de toda empresa, sino presentarse como un posible colaborador ante todas las empresas asistentes, en un ambiente más de corporativismo que de competidores que pudieron participar y debatir libremente. En definitiva, una reunión de ‘amigos’ informal que se saldó con una cena donde asistieron también las parejas respectivas y, al día siguiente, una visita turística Madrid y un almuerzo en la Cava Baja madrileña.
“Cambiar productividad por competitividad”
Esta es, precisamente, uno de los retos que, en palabras de Eduardo Martín, deben afrontar las empresas: “conseguir aumentar el rendimiento de la capacidad instalada”. Apuntaba además que “Sandvik quiere ayudar a sus clientes a ser más competitivos y un paso adelante puede ser bajar los costes excesivos en el proceso de producción (...) y Sandvik puede ayudarles mirando los costes con otros ojos, especialmente ahora que no se puede compensar el aumento de costes con una subida de precios”.
Para ello, y como puntos fuertes, Sandvik ofrece desde su capacidad de entrega de la mayoría de los pedidos en menos de 24 horas (“en cualquier punto del mundo”) hasta la realización de análisis sobre herramientas, procesos, etc. para elaborar un posterior informe para el cliente. Además, también realizan ejecuciones especiales para cada necesidad e incluso pueden instalar en la empresa cliente máquinas ‘expendedoras’ “siempre y cuando la rotación lo justifique” —puntualizaba Martín.
Sandvik cuenta con más de 7.000 empleados, está presente en 130 países y distribuye sus productos desde 3 centros de distribución (España recibe desde el centro holandés). Con 20 centros de productividad, cuenta con un valor añadido: los centros de aplicación. Pensado para los sectores de la industria aeroespacial, se trata de un proyecto realizado junto con sus clientes, como por ejemplo, piezas para el tren de aterrizaje del Airbus A330. Pero estos centros también se dirigen al sector de la automoción, con el mecanizado, por ejemplo, de nuevos materiales. “Trabajamos codo con codo con el cliente para encontrar la mejor solución o herramienta”.
Preparados, listos... ¡ya!
El cierre de las jornadas fue a cargo del Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, Amadeo Petitbó, que abordó temas espinosos como la globalización, las reacciones de las empresas para adaptarse al cambio, las nuevas estrategias empresariales, cómo diferenciarse, etc. Puntualizando de inicio que participaba en la jornada “porqué estoy de acuerdo con lo que hace esta empresa”, Petitbó —que también fue presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia— fue contundente con la manera de abordar la situación económica por parte de las empresas: “la crisis es negativa, pero en lugar de agonizar hay que preparase en lo posible y estar en la ‘parrilla de salida’ cuando la situación mejore (...) ¿Cuándo? No se sabe, pero hay algo seguro: la empresa competitiva saldrá antes de ella”. Para el Catedrático, cualquier proceso de gran expansión económica lleva implícito el germen de la recesión en un cierto tiempo, “y la Historia está llena de ejemplos”. Y pese a que la globalización ha supuesto un importante revulsivo para las empresas, ofreciendo un mercado mucho mayor donde expandirse, también tiene su reverso, y es la competencia por el precio de producción. También se han globalizado las cifras y “siempre habrá alguien que fabrique algo similar a lo nuestro un 80% más barato. Luego se puede hablar de calidad y garantías, pero la cuestión es que sus productos entran y compiten en nuestro mercado tras la desaparición los aranceles y las demás medidas proteccionistas”.
Con todo, afirmó tajante que si bien la globalización supone la ampliación de mercados, también supone la internacionalización de las empresas “pero con ello, las empresas menos eficientes desaparecerán y, a su vez, serán sustituidas por empresas más eficientes. Esto es lo que se llama encontrar oportunidad en la crisis”.
Para finalizar, Petitbó concluía que ahora, la función de los gobiernos es contribuir a la reducción de los costes en las empresas mientras “que las empresas fabricantes, por su parte, tienen que sobrevivir, como Sandvik, para apretar el acelerador cuando la situación remonte”.