BASF, Sabic y Linde se unen para hacer realidad el primer horno de craqueo de vapor eléctrico
BASF, Sabic y Linde han firmado un acuerdo de colaboración para el desarrollo y la puesta en marcha de soluciones para poner en marcha hornos de craqueo de vapor eléctricos. Las tres empresas ya han trabajado conjuntamente en prototipos que utilizan electricidad, en vez del gas procedente de combustibles fósiles que se suele emplear en el proceso de calentado. A través de esta innovación, que se centra en uno de los procesos esenciales de la industria petroquímica, las firmas colaboradoras tratan de ofrecer una solución prometedora que contribuya de forma decisiva a la reducción de las emisiones de CO2 del sector petroquímico.
Los sistemas de craqueo de vapor son fundamentales en la fabricación de productos químicos básicos, y necesitan mucha energía para descomponer los hidrocarburos en olefinas y aromáticos. Normalmente, esa reacción se produce en sus hornos, a unos 850 grados Celsius de temperatura. Hoy en día, esa temperatura se consigue quemando combustibles fósiles. El objetivo de este proyecto es reducir las emisiones de CO2 utilizando electricidad en este proceso. Al emplear electricidad procedente de fuentes renovables, esta tecnología, nueva en sus aspectos fundamentales, puede reducir las emisiones de CO2 hasta un 90%.
Planta de BASF en Ludwigshafen.
BASF y Sabic han aunado su amplio repertorio de conocimientos técnicos y propiedad intelectual en relación con el desarrollo de procesos químicos y su dilatada experiencia y profundo conocimiento de la utilización de sistemas de craqueo de vapor. Por su parte, Linde ha aportado su propiedad intelectual y conocimiento experto en el desarrollo y ensamblaje de tecnologías para hornos de craqueo de vapor, e impulsará su comercialización en el sector de cara al futuro.
“Esta tecnología marcará un hito en la transición hacia una industria química de bajas emisiones. No solo hemos creado los primeros prototipos de sistemas de craqueo de vapor eléctricos del mundo; también queremos demostrar la fiabilidad de componentes clave cuando se usan en este tipo de reactores a alta temperatura. Para poder impulsar que esta tecnología se produzca a una escala mayor y se aplique en el sector, serán requisitos previos importantes una inversión fuerte y un precio competitivo de la energía renovable”. Son palabras de Martin Brudermuller, presidente del Consejo de Administración de BASF SE. El proyecto se enmarca dentro del programa de I+D de Gestión del Carbono de BASF, con el que la empresa pretende reducir aún más sus emisiones de CO2 más allá de 2030.
Yousef Al-Benyan, vicepresidente y consejero delegado de Sabic, afirma lo siguiente: “Nuestro sector vive una época dorada en lo que a innovación y colaboración se refiere, y, gracias a eso, podemos diseñar y poner en marcha importantes aportaciones a la lucha contra desafíos que nos afectan a todos y exigen una respuesta urgente, como son el uso eficiente de los recursos y la reducción de emisiones de CO2. Este acuerdo agrupa los profundos conocimientos técnicos y el empeño en aplicar soluciones que puedan ayudar a los procesos que requieren gran cantidad de energía de nuestro sector en su camino hacia la conversión en procesos de bajas emisiones. Esta iniciativa, que abandera la sostenibilidad, forma parte de la visión a largo plazo de Sabic y su estrategia para afrontar el cambio climático y transformar el negocio en la senda hacia la neutralidad de carbono”.
“Con este proyecto, ponemos el foco sobre una fuente muy concreta de emisiones de CO2 en la industria. Los hornos de craqueo están entre los sistemas que más CO2 emiten en toda la cadena de valor del sector petroquímico. Estamos ante una tecnología optimizada, que se ha demostrado que funciona, y que ahora redimensionamos por completo, para trabajar con ella a escala industrial, no en el laboratorio. El impacto del proyecto será muy relevante. Y nos enorgullece formar parte de esto”. Así ha hablado Juergen Nowicki, vicepresidente ejecutivo de Linde plc y consejero delegado de Linde Engineering.
Los tres socios han solicitado las ayudas económicas del Fondo de Innovación de la UE y el programa de financiación Descarbonización de la Industria (un nuevo plan que ha lanzado el Ministerio de Medioambiente alemán). En estos momentos, analizan la posibilidad de construir una planta piloto de varios megavatios en el centro que BASF tiene en Ludwigshafen. El objetivo es empezar las obras ya en 2023, si se aprueba su financiación.