Multilocalización o cómo competir en un mundo globalizado

La necesidad de ampliar mercado y clientes, la combinación de factores económicos o las estrategias globales-locales han llevado a muchas compañías a encontrar en la multilocalización de sus fábricas o centros productivos una de las mejores fórmulas de negocio para competir globalmente. La multilocalización permite identificar y aprovechar las ventajas de otras regiones, adaptar el negocio a los distintos niveles de madurez de cada mercado y lograr una facturación estable amortiguando el efecto de las circunstancias de cada área local en la que opera.

Se trata, pues, de ganar tamaño exportando a partir del crecimiento físico en una región con inversión directa. Una fórmula que prescinde de intermediarios y, en consecuencia, no encarece el producto y/o servicio, evita la pérdida de control del mismo y de la marca y genera empleo estable y de calidad. Además, gracias a la incorporación de profesionales locales, las posibilidades de lograr mayores ventas son mucho mayores por el mayor conocimiento del mercado.

La personalización masiva en la fabricación ha sido uno de los principales detonantes e impulsores de este fenómeno de la multilocalización. Los clientes demandan productos cada vez más adaptados a sus gustos, pero al mismo tiempo los fabricantes deben seguir produciendo con costes ajustados para mantener la rentabilidad. Todo ello ha forzado un replanteamiento de base de las cadenas de suministro. La respuesta de la industria ha sido precisamente reubicarse, apoyándose en la multilocalización para acercarse más al cliente, haciendo de este modo que el transporte sea más barato y sostenible. Ello exige agilidad de procesos.

Lograrlo ahora es más fácil que nunca gracias a la Industria 4.0. Los nuevos habilitadores tecnológicos (Big Data, Inteligencia Artificial, Machine Learning, Internet de las Cosas (IoT) o Cloud son facilitadores clave de la multilocalización, ya que permite responder a las necesidades de integración entre empresas y/o plantas de fabricación y oficinas o naves locales, eliminando silos de información, promoviendo procesos uniformes y estandarizados, haciendo posible que la comunicación entre los distintos centros sea ágil y en tiempo real.

Es el concepto de Smart Factory, donde plantas, procesos y máquinas están interconectados gracias a la sensorización, software y el universo cloud. Las máquinas en una fábrica inteligente, que colaboran entre sí como parte de la red de plantas, están gobernadas de manera coordinada, considerando todos los aspectos de la producción, como la carga de cada planta, la disponibilidad de las máquinas, los costes de transporte desde la nave hasta el lugar de entrega, el coste de materia prima y las fechas de entrega. De este modo, la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático y los modelos relacionados dotan de inteligencia a la empresa multiplanta haciéndola más competitiva.

Sin embargo, hay que innovar e inculcar una nueva cultura organizativa. En los negocios multiplanta se tiende a ver a la empresa como un conjunto integral y no como centros productivos aislados entre sí. Para ello es necesario contar con una visión empresarial propia y homogénea, así como con las herramientas adecuadas que permitan integrar y coordinar todos los procesos. Todo esto redunda en mejoras en términos de rentabilidad y de competitividad para todo el grupo, decidiendo el centro productivo en función de la mayor eficiencia o plazos de entrega disponibles, maximizando recursos y ofreciendo un mejor servicio final al cliente, con las mismas garantías de calidad y aportando mayor valor añadido.

El reto, pues, es enorme porque además influyen muchos factores exógenos de los que no tenemos control, como es la situación macroeconómica y los hábitos de consumo. Sin embargo, hay otros que sí podemos conocer, como los aspectos regulatorios del país. Por eso, es crucial realizar un estudio previo de las exigencias legales a nivel laboral, comercial y fiscal antes de expandirse, ya que puede repercutir en el éxito o fracaso de la multilocalización.

La transformación digital está evolucionando la industria y los consumidores a velocidad de vértigo y no queda otra que subirse al tren de la digitalización. Es necesario contar con sistemas y soluciones tecnológicas que pasen por la interconectividad e interoperabilidad entre máquinas, materiales, procesos y personas. Solo así se dispone de una visión más holística y se fomenta la creación de sinergias, que dotan de mayor dinamismo y flexibilidad a las estructuras de las empresas multilocalizadas.