Enric Minguella, Gerente de Sonowat
La ingeniería de procesos, apoyada por toda la automatización antes mencionada, ha permitido cambiar estrategias en la concepción de las nuevas máquinas y ha permitido obtener mejores resultados con menores consumos de productos químicos.
Las grandes exigencias de la industria, que ha podido cuantificar la calidad del lavado y del desengrase han provocado la evolución de este sector llevándolo hasta la situación actual. Las legislaciones medioambientales también están provocando evoluciones en la concepción de las máquinas modernas de desengrase industrial.
En general la exigencia generalizada de un lavado y desengrase de calidad, han situado este sector en un proceso indispensable en cualquier línea de producción de una enorme cantidad de industrias que mecanizan, fabrican, tratan o procesan piezas metálicas o de todas las variedades de plásticos. Los controles de calidad permiten detectar y corregir los problemas y disminuir el ratio de rechazo de todos los procesos productivos.
En el lavado esto se cuantifica con la granulometría y la gravimetría de la suciedad en las piezas y en el desengrase con la tensión superficial final de la pieza.
La máquina de lavar debe garantizar que la limpieza de estos conectores cumpla con estas exigencias. Esto ha provocado la aparición de máquinas cada vez más complejas que permitan garantizar condiciones de limpieza altísimas, constantes y estables durante todo el tiempo de funcionamiento de las máquinas de lavar.
Para rizar el rizo en situaciones muy complejas se exige ambos controles, los de una máquina de lavar y los de una máquina de desengrasar. Esto ha provocado la evolución de máquinas combinadas que intercalan procesos acuosos con complementos como ultrasonidos de alto rendimiento, turbulencias dirigibles, recirculaciones etc. con procesos de desengrase con disolventes.
La aplicación de la técnica del vacío durante todo el proceso del desengrase ha permitido controlar en todo momento el flujo del disolvente y así garantizar el cumplimiento con los requisitos legislativos. Esta técnica ha permitido también utilizar otros disolventes para el desengrase industrial como son los hidrocarburos o los alcoholes modificados de la clase A-III.
El uso de estos productos está llevando a resultados y aplicaciones que eran impensables cuando las máquinas eran abiertas.
En general podríamos resumir que estos últimos 15 años han provocado una evolución gigantesca de este sector sofisticando mucho más las máquinas para cumplir con todas las exigencias de calidad, medioambientales y de seguridad laboral. Hoy en día nadie cuestiona que la limpieza y el desengrase industrial forma parte del proceso productivo de cualquier empresa. Ha quedado atrás los tiempos donde el lavado o el desengrase era lo primero de lo que las empresas prescindían en los planes de inversiones.
En cuanto a la evolución del sector, resulta difícil coger la bola de cristal para pronosticar el futuro, pero las tendencias mencionadas en el parágrafo anterior nos indican cada vez más la generalización de disolventes modernos para el uso en máquinas de desengrase.
La trazabilidad de los productos exigirá documentación sobre parámetros de calidad en las máquinas al mismo tiempo que las piezas son lavadas y desengrasadas.
En contra de el rumor que corría hace unos años de la eliminación progresiva de fases de lavado y desengrase, le veo un futuro prometedor a este sector cada vez más tecnificado y también multidisciplinar.
Cada día nos estamos encontrando con aplicaciones y sectores nuevos, impensables años atrás.
Aunque esto no es hacer futurología ya que las máquinas más modernas son capaces de desengrasar y lavar con diversos disolventes, cada vez van a aparecer disolventes y productos más diversos.