Energía renovable y Lean: conexiones muy probables
O cambiamos o nos cambian. Desde hace 3.000 años con la aparición de la gran novedad tecnológica del aquel tiempo, el fuego, todo empezó a cambiar. Lo que supuso la primera forma de control de energía, fue a la postre la herramienta que sirvió para asegurar nuestra propia existencia y el inicio de un proceso de transformación que aun hoy en día continúa. Empezamos entonces a recorrer como especie dos caminos paralelos, uno el de la emisión de CO2 procedente de la combustión de recursos energéticos locales (eso si renovables) y la necesidad de hacerlo de la manera más eficiente y sistemática. Aquellos primeros congéneres nuestros tuvieron que empezar a preguntarse porque sucedía aquel pequeño milagro, y hacerlo posible cada día; tuvieron que aprender a sistematizar las diferentes etapas que daban lugar al fuego. Aquella forma de lo que luego descubrirían era energía que aportó calor y luz en esas largas, muy largas noches de invierno.
Algo parecido sucede hoy con el Lean que, salvando esos 3.000 años de distancia, es el fuego de la transformación de las organizaciones. El Lean aporta energía en forma de inspiración y guía a las empresas, en la larga, muy larga, carrera de la competencia global, en busca de la máxima eficiencia de los recursos productivos.
Y desde hace 3.000 años no hemos parado de cambiar. Hemos desarrollado miles de ideas y aplicado millones de veces aquellas sencillas cosas que hacen posible el milagro de la vida de las organizaciones. Si, cada día algo más, cada día algo mejor, cada día es una oportunidad para cambiar, adaptándonos a la nueva realidad eternamente transformadora. Podemos estar seguros que esta carrera por la máxima capacitación técnica no terminará nunca, como lo hizo y lo hace la propia selección natural de las especies, las organizaciones y los planetas. Nos relevaran nuevas generaciones hasta el fin de nuestro azul planeta, en el que por encima de todo debemos mantener vivo el fuego interior, la inquietud por el siempre mejor, siempre más rápido y siempre más.
Y así, mientras esta enorme bola de agua azul se mantenga con vida, no nos quedará más remedio que apostar de nuevo o seguir apoyando, las energías renovables como modo alternativo de aportar al sistema energético las condiciones para hacer posible que nuestro propio ciclo vital como seres humanos nunca se detenga. Ni más ni menos que asegurarnos que existen las condiciones, como sucede con el ciclo sin fin de la mejora de las organizaciones.
Es el momento
Cuando el horizonte político nacional e internacional se va aclarando poco a poco, solo nos resta preguntarnos ¿Y ahora qué?, ¿Volveremos, o no, a la dependencia de las energías convencionales para el desarrollo económico y social, cuyos impactos ambientales están sobradamente demostrados y a las políticas proteccionistas que impiden la pura competencia por criterios de eficiencia de las organizaciones?
Aparentemente será así si no somos capaces de vislumbrar el potencial transformador que ambas, Lean y Energías Renovables, llevan consigo. La primera, en especial, por su capacidad de contagiar tanto el día a día de los aspectos productivos, como por la ventaja competitiva que la organización puede obtener adoptándola como brújula o cayado, sobre el que la organización consigue transformarse orientándose a lo que de verdad es importante, sus clientes y hacerlo del modo más eficiente posible. El camino es claro con la luz del Lean y la realidad así nos lo reafirma cada día, en medio del tsunami tecnológico del momento (ayer, hoy, siempre).
Las segundas, por su poder de transformación desde el consumidor al productor, como forma de explicitar el propio compromiso individual y colectivo con nuestro futuro común. El problema sigue siendo que nosotros consumidores no nos responsabilizamos de los efectos ambientales de nuestro consumo. Debemos ser conscientes de que la energía viene de alguna parte. No, de Marte no viene todavía.
Ambas comparten igualmente otra característica muy importante, lo difícil, laborioso, complicado no solo de su elección, si no de mantener el compromiso con la elección realizada, mucho más allá del postureo y la auto-justificación. A cada momento surgen tentaciones para abandonar, caminos fáciles y cortos de llegar al mismo objetivo o no.
Mostremos y hagamos realidad nuestro compromiso, al menos no olvidando que existen, que están ahí como una opción lista para ser aprovechadas, para ser utilizadas, para ayudarnos a seguir evolucionando tanto como individuos como personas dentro de nuestras organizaciones en aras de objetivo común de Excelencia en un mundo excelente.
¡Sí señores, más energía renovable para poder seguir buscando la Excelencia con el Lean!.