Entrevista a Antonio Portela Estévez, presidente de Sigaus
En la reunión del pasado diciembre Consejo de Administración de Sigaus, el sistema integrado de gestión de aceites industriales usados que se generan en España, se acordó renovar los cargos de presidente y vicepresidente. La presidencia la ejerce ahora la compañía Repsol Lubricantes y Especialidades, S.A., con la representación de su actual director de Lubricantes, Asfaltos y Especialidades y miembro del Comité Ejecutivo de Downstream Repsol, Antonio Portela Estévez, y la vicepresidencia de Buenaventura González del Campo, director ejecutivo de Eni Iberia, S.L.U. El inicio de la presidencia de Portela no está siendo fácil: Sigaus se debe enfrentar en la actualidad al descenso del precio del crudo, que afecta directamente a la gestión de su residuo y por tanto la labor de esta entidad, que ha optado por intensificar su esfuerzo económico para evitar trasladar a los precios finales de aceite industrial el sobrecoste de su recogida una vez usado.
Antonio Portela, ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Madrid y la École Centrale de Paris, y PDD por el IESE Business School, ha desempeñado su actividad profesional durante más de 20 años en distintas áreas del grupo Repsol, donde ha sido director de Medios de Pago, director de Desarrollo y Red Abanderada en España y, desde hace tres años, director de Lubricantes, Asfaltos y Especialidades.
El pasado diciembre conocíamos su nombramiento como presidente de Sigaus. ¿Cómo valora estos primeros meses al frente de la entidad?
Este primer trimestre del año hemos seguido conviviendo con la tendencia bajista del precio del crudo con la que cerramos 2015. Este desplome y la inestabilidad que esta situación genera en el sector afecta sin duda a una de las principales actividades en las que se sustenta el sistema de gestión del residuo de aceite industrial y por ende a la labor de Sigaus: la regeneración, puesto que los productos procedentes de los aceites usados salen al mercado con menor margen competitivo, perdiendo por tanto ese atractivo frente a los productos de primer refino. Esa reducción de la demanda de estos productos de ‘segunda generación’ lógicamente pone en riesgo el correcto funcionamiento de la cadena de gestión del residuo, especialmente en las operaciones más costosas, como las recogidas en zonas aisladas o de escasa producción de residuo, o a la hora de apostar por la regeneración, que es el proceso que debe primar ambientalmente, pero también el más costoso y complejo.
Ante esta situación, nuestro esfuerzo estos meses se ha centrado en fortalecer nuestro papel como garante de la recogida y gestión del residuo, con el objetivo de no dejar nunca de poner en primer lugar en nuestro orden de prioridades la protección del medio ambiente y la salud de las personas frente a un residuo con tan alto poder contaminante. Esto nos obliga a hacer un importante esfuerzo en materia de aportaciones económicas si queremos cubrir los déficits de las empresas privadas que forman parte de la cadena de gestión, pero estamos dispuestos a hacerlo, aumentando además el control en las operaciones, para que el esfuerzo en materia de financiación obtenga los resultados esperados.
¿Puede adelantarnos algún proyecto que tenga previsto llevar a cabo desde la presidencia?
Los proyectos concretos que llevamos a cabo en la entidad se realizan desde la Dirección General en colaboración con el equipo de profesionales de Sigaus, con el que este año abordaremos, como proyecto más destacado, la implantación de la nueva financiación del sistema, después de que el pasado mes de marzo el Consejo de Administración de Sigaus decidiera asumir, sin trasladar a los consumidores, el aumento del coste de la gestión del aceite usado en España debido a la ya mencionada situación de bajos precios del petróleo y caída en la demanda de los productos regenerados. Este cambio conllevará, sin duda, un importante esfuerzo económico para el SIG. El objetivo es aplicar las medidas necesarias para seguir cumpliendo con las obligaciones de recogida y gestión que ha adoptado Sigaus en nombre de éstas financiando los déficits que se dan en las actividades que realizan los gestores de aceites usados.
Además de presidente de Sigaus, usted es director de Lubricantes, Asfaltos y Especialidades de Repsol. ¿Qué papel juegan empresas punteras como la suya para promover la actividad de Sigaus?
Las empresas del sector de los aceites industriales juegan sin duda un papel clave en toda la cadena de gestión del residuo. De hecho, fue a instancia suya que el sistema de gestión que es Sigaus se creara en 2006, cuando, a través del Real Decreto 679/2006 se hizo obligatorio para ellas hacerse cargo del residuo generado por los productos puestos por ellas en el mercado una vez lleguen al final de su vida útil.
Desde ese momento, la preocupación ambiental ha sido la máxima que se ha priorizado en todas las actuaciones de este sistema de gestión que se ocupa de cumplir con esta responsabilidad de manera conjunta (más del 90% del sector está adherido a Sigaus), y me atrevería a decir que, a día de hoy, este sector es uno de los más concienciados en este sentido. En sus actuaciones siempre está presente el impacto tan negativo que para el medio ambiente y la salud de las personas puede tener este residuo si no se recoge y gestiona correctamente.
En el marco del sistema, todas las empresas adheridas están implicadas en los Planes Empresariales de Prevención (PEP), promovidos por Sigaus que desde 2010, cuando se puso en marcha el primero de ellos, ya han demostrado que el esfuerzo de estas compañías por implantar y desarrollar políticas activas en este sentido es real, a pesar de las actuales dificultades económicas. Considero que las empresas del sector hemos interiorizado este compromiso ambiental, más allá de los requerimientos legales, y éste forma parte ya de la estrategia empresarial de todas y cada una de nosotras.
En esta apuesta por la prevención, el sector nunca deja de trabajar en materia de investigación e innovación para crear nuevos lubricantes más sostenibles, más duraderos y que generen menos emisiones, además de aceites industriales biodegradables. Este compromiso del sector incluye también campañas de información continua y acciones de sensibilización.
Recientemente han presentado los resultados del estudio de PwC acerca de los costes de recogida de aceite usado en España. ¿Nos puede explicar las principales conclusiones de dicho estudio?
Efectivamente, acabamos de conocer los resultados de este estudio independiente, que analiza la evolución de los precios internacionales que afectan a esta actividad, como el petróleo y sus derivados, además de la información suministrada por las principales empresas del sector. Y la principal conclusión que se extrae de él es la tendencia a la baja que están experimentando los ingresos por la venta de los productos fabricados a partir de aceites regenerados o procesados como fuel óleo.
Con la bajada en el precio del petróleo, estos productos dejan de ser competitivos y su demanda disminuye. Todo ello afecta lógicamente a los déficits de financiación a cubrir por parte de Sigaus, que aumentan en todas las fases de la cadena de gestión.
Esto es, precisamente, lo que nos ha llevado a tomar la decisión de poner en marcha un nuevo sistema de financiación, que se aplicará con carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2016, y que supone una subida media de la financiación de la recogida de un 59%. Este cambio ya se ha comunicado a los gestores y a los medios de comunicación.
Explíquenos esta decisión…
El objetivo de este nuevo sistema de financiación es precisamente adaptar ésta al entorno de bajos precios del petróleo, teniendo en cuenta que el barril de Brent ha perdido más de un 30% de su valor en los últimos 6 meses, y aplicando las medias necesarias para seguir cumpliendo con las obligaciones que Sigaus ha asumido en materia de recogida y gestión del residuo, en nombre de sus empresas adheridas. El nuevo sistema supondrá un importante esfuerzo económico para el SIG, que, insisto, será asumido íntegramente por sus empresas adheridas, sin que sea trasladado, por el momento, al consumidor.
¿Cómo afrontarán los fabricantes de aceite este sobrecoste?
Tal como ya hemos comunicado, los fabricantes e importadores de lubricantes han decidido asumir el aumento en el coste de la gestión del aceite usado en España, sin repercutirlo en los precios de los aceites lubricantes. Por tanto, esta subida no afectará a los consumidores. El importe económico adicional que supone la nueva financiación de la recogida saldrá de los diferentes instrumentos financieros con los que contamos en Sigaus, como reservas, inversiones o endeudamiento externo.
Su decisión les llevará a cambiar su sistema de financiación de las distintas operaciones de gestión del aceite usado. ¿En qué consiste?
El nuevo sistema de financiación es progresivo, y se basa en las dos variables que repercuten más claramente en los costes de recogida: la distancia a recorrer hasta el punto productor y el volumen recogido. El objetivo es aportar más dinero en aquellas zonas del territorio que se encuentran alejadas de los grandes núcleos urbanos, como zonas de montaña o desfavorecidas, en las que la recogida supone costes muy elevados y evitar con ello elevados riesgos ambientales.
En este sentido, se ha definido una zonificación de los 8.124 municipios españoles, que va desde un incremento del 10% en el caso de la financiación de las recogidas en 193 municipios —incluyendo todas las grandes ciudades españolas— que, por su cercanía a los centros gestores y la generación de grandes volúmenes de aceite usado, se benefician de importantes economías de escala en la recogida itinerante del residuo. Y en el extremo opuesto, se pagará hasta 4 veces más, es decir, más de 80 euros por tonelada de aceite usado, por la recogida en 6.600 municipios españoles, que representan el 80% del total de municipios, incluyendo todo el medio rural español, en los que recoger el aceite usado requiere largos desplazamientos para obtener pequeños volúmenes.
¿Disponen ya de datos del volumen de recogida de aceites y lubricantes del pasado año 2015?
En 2015 la cantidad de aceite industrial puesto en el mercado nacional por las empresas adheridas a Sigaus ascendió a casi 292.000 toneladas. El mayor porcentaje se produjo en el sector de la automoción, con más de 161.000 toneladas (un 55% del total), seguido del sector industrial, con un 43% y casi 125.00 toneladas. En tercer lugar se situaron otros sectores, donde apenas se puso en el mercado un 2% del total del lubricante, unas 5.700 toneladas. Un año más superamos los objetivos ecológicos establecidos por ley, tanto para la recogida —por encima del 95%— como para la gestión del residuo generado por estos lubricantes comercializados: Sigaus recuperó un total de 120.700 toneladas de aceites usados de los que casi el 80% fue regenerado para convertirse en bases lubricantes para fabricar nuevo producto, en total casi 92.500 toneladas. El resto del residuo fue valorizado energéticamente para ser usado como combustible, y una pequeña parte, aproximadamente el 1,5%, se recicló materialmente.
¿Tienen previsiones para este año 2016 o habrá que esperar a ver cómo evolucionan los respectivos sectores de sus clientes?
Ésta es una cuestión difícil de estimar, aunque en principio, la previsión para este año es que la evolución de la puesta en el mercado de aceites lubricantes debería ser positiva, aunque insisto en que es aventurado dar cifras. En cuanto al comportamiento de la recogida, todo indica que será muy similar a la del año anterior.
¿Todavía hay empresas en España que usan aceite industrial en sus procesos productivos y que no sólo no están adheridos a un SIG, sino que no los gestionan ni reciclan correctamente? ¿Qué se puede hacer para concienciarlas?
Lo primero sería aclarar que las empresas que utilizan aceites industriales, y generan aceites usados, como muchas del sector metalmecánico, no tienen que adherirse a Sigaus si ese aceite industrial no se pone directamente en el mercado por dichas empresas formando parte de aparatos o equipos. Se trata de productores de aceites usados, no de fabricantes de aceites industriales.
Hacia estos productores, Sigaus dedica una gran parte de su trabajo y esfuerzo precisamente al ámbito de la información. En este sentido, la sensibilización ambiental juega un papel clave para implicar a todos los agentes que forman parte de la cadena de gestión, con el fin de trasladarles la idea de que su papel es fundamental para el correcto funcionamiento del sistema, evitando el impacto en el entorno de un residuo tan peligroso como el aceite industrial usado.
Nuestra labor pasa por poner en marcha herramientas y canales que faciliten esta formación, entre ellos nuestra revista ‘Sigaus Noticias’, la web, nuestras activas campañas de participación en redes sociales, y la labor continua que realizamos en materia de comunicación y relación con los medios, precisamente para dar difusión a este mensaje.
Uno de los mejores ejemplos de este tipo de acciones será nuestra próxima presencia en la Bienal de la Máquina-Herramienta de Bilbao, cita de referencia para un sector donde el aceite lubricante es tan importante. En ella, volveremos a informar sobre las obligaciones tanto para fabricantes de aceites industriales y como para productores de aceites usados.
Para finalizar, ¿cuáles son los retos y objetivos que se plantea Sigaus a medio y largo plazo?
Nuestro principal objetivo desde la presidencia, y desde toda la organización, es continuar trabajando para afrontar los momentos de cambios, económicos y legales, y los desafíos que en este sentido se nos presentarán a lo largo de este año y de los próximos. Nos centraremos sobre todo en reforzar la eficiencia del sistema, que hasta ahora ha funcionado con gran éxito, y su sostenibilidad económica, que seguirá estando garantizada con el nuevo sistema de financiación, nuestra capacidad de adaptación y un estricto control de las operaciones. Para ello, disponemos de bases muy sólidas y una amplia experiencia de casi una década en materia de conocimiento del sector.
Ante el escenario tan complejo que se nos presenta, lo fundamental es continuar ofreciendo un alto grado de seguridad tanto a fabricantes como gestores y Administraciones, así como a todos los ciudadanos. A esto se suma un marco legal estable, pero también transparencia y coherencia por nuestra parte y un fuerte compromiso de protección. Sólo así seremos capaces de continuar ofreciendo la tranquilidad de que el residuo de aceite industrial que inevitablemente se seguirá generando, no afecta a nuestro medio ambiente ni a nuestra salud.