Aidima interviene en la antigua fábrica de harinas en Pedro Muñoz para evaluar la madera estructural frente al fuego
El Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines, Aidima, ha asesorado sobre el cálculo de la sección eficaz de la madera en el caso de un supuesto incendio en una antigua harinera ubicada en la localidad de Pedro Muñoz, en Ciudad Real, de acuerdo con el Código Técnico de la Edificación (CTE). Los técnicos del Centro Tecnológico han determinado las propiedades mecánicas de la madera de la harinera mediante tecnologías avanzadas de evaluación no destructiva (emisión-recepción de ultrasonidos), han medido las dimensiones de los elementos de madera y han analizado muestras representativas de la madera con el objetivo de determinar su especie y densidad.
En general, la metodología que emplea Aidima para determinar la seguridad frente a incendios, según el documento básico de Seguridad en caso de incendio del CTE, precisa de realizar diversos análisis y ensayos. Con los datos obtenidos se calcula el tiempo de resistencia durante un incendio para las distintas tipologías de edificios.
Recientemente, la Fundación Iberoamericana de Industrias Culturales y Creativas (Fibicc) ha abierto esta harinera, un antiguo edificio dedicado a tal fin años atrás y que tras un período de restauración se utiliza como centro de exposiciones innovadoras, demostrando así que la restauración patrimonial puede constituir de forma viable un impulso cultural y turístico para la zona. El objetivo de Fibicc es impulsar la economía de la cultura apoyando iniciativas que tengan como eje la cultura. ‘La Harinera’ es uno de los pocos edificios que reflejan la importancia que tuvo la tradición industrial harinera en la región de Castilla-La Mancha y en España. Esta fábrica de harinas es un elemento singular en Europa y constituye un bien fundamental del patrimonio industrial europeo. Se conserva con su maquinaría, con algunas piezas datadas en 1860.
Vista exterior de 'La Harinera'.
Según el Plan Nacional de Patrimonio Industrial, se entiende por patrimonio industrial el conjunto de los bienes muebles, inmuebles y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo que han producido las actividades de extracción, de transformación, de transporte, de distribución y gestión surgidas de la “revolución industrial”. Estos bienes, precisa el citado plan, deben entenderse como un todo integral compuesto por el paisaje en el que se insertan, las relaciones industriales en que se estructuran, las arquitecturas que los caracteriza, las técnicas utilizadas en sus procedimientos, los archivos generados durante su actividad y sus prácticas de carácter simbólico.
En la historia reciente, las actividades industriales han dado lugar a sistemas productivos que, en mayor o menor medida, se han añadido a nuestra herencia cultural. Según la organización internacional Ticcih (International Committee for the Conservation of the Industrial Heritage), forman el patrimonio industrial los restos materiales de la tradición industrial que tienen valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico. Estos restos incluyen edificios y maquinaría, plantas, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar, almacenes y depósitos, así como viviendas, infraestructuras, paisajes industriales, productos y procesos.