Impresoras 3D y prótesis
Alex Pring, un niño estadounidense de 6 años, nació con un defecto de nacimiento que le dejó sin brazo. Sus padres no podían permitirse los 40.000 dólares que aproximadamente cuesta una prótesis de este tipo. Así, esta situación llevó a su madre a pedir desesperadamente ayuda en e-Nable, una comunidad online sin ánimo de lucro que colabora para mejorar prótesis de manos utilizando impresoras 3D.
Allí es donde conoció a Albert Manero, estudiante de ingeniería aeroespacial en la Universidad de Florida. Éste se inspiró en un hombre de Sudáfrica que construyó una mano a través de una impresora 3D. De este modo Albert desarrolló un brazo prostético con una tecnología que permite sentir los movimientos en el bíceps de Alex, consiguiendo que pueda mover los dedos y agarrar objetos. Además su batería tiene potencia para durar todo un día sin tener que recargarla.
La mayor ventaja no sólo reside en el precio —cuesta unos 350 dólares— sino en que cuando el brazo se le queda pequeño o necesita alguna mejora puede imprimir más piezas, e incluso cambiar toda la mano por unos 20 dólares y el antebrazo por unos 50 dólares. Y lo mejor de todo es que Manero y sus compañeros han subido los planos de la prótesis a webs como e-Nable y Thingiverse para que otros niños como Alex puedan descargárselos e imprimir su propio brazo.
Asimismo, las impresoras 3D no sólo mejoran la calidad de vida de las personas, también a los animales es posible ayudarles. Inspirándose en el caso del pequeño Alex, Tara Anderson quiso construir algo para Derby, un perro que nació con una discapacidad que no le permite utilizar sus patas delanteras. Como método provisional, se bastaba con la ayuda de un carrito con ruedas. Tara, quien trabaja en una empresa de impresoras 3D en Estados Unidos, quedó conmovida por la historia y decidió diseñar junto a sus compañeras unas patas delanteras para imprimirlas. Al principio las iba a hacer rectas, pero eso no permitiría que Derby pudiese escarbar, por lo que finalmente las diseño en forma de bucle. El resultado es que ahora Derby puede incluso correr de forma saludable.
Las prótesis son una de las aplicaciones más inmediatas de la impresión 3D. Idealmente, cada prótesis tendría que ser personalizada, para adaptarse lo mejor posible al cuerpo y a las necesidades del paciente. Hasta ahora no era así, pero la impresión 3D ha hecho que esto cambie: actualmente se pueden fabricar prótesis personalizadas por una fracción del coste normal. Esto también permite que se puedan utilizar en casos en que eran inviables por su alto coste, como prótesis para niños en edad de crecimiento. Muchas de estas prótesis de bajo coste se pueden imprimir con impresoras personales 3D como la UP! Plus 2. Los vídeos colgados en Internet en los que se ve a niños de 9 o 10 años cogiendo una pelota o una cuchara por primera vez en su vida hablan por sí solos.