Entrevista a Andrés Sánchez de Apellániz, secretario general de Confemetal

Con 35 años a sus espaldas y 76 asociados, puede decirse que la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal) es una organización de solvencia contrastada en este sector industrial. Una experiencia que le confiere la autoridad suficiente para marcar las pautas a seguir ya sea en innovación o temas medioambientales. En este sentido, su secretario general, admite que “el sector del metal cumple la normativa y contribuye a que otros sectores la cumplan”.

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal, Confemetal, tiene siempre como objetivo la defensa de los intereses de las empresas de los distintos segmentos de actividad de la Industria, el Comercio y los Servicios del Sector, en aquellos ámbitos sociales, económicos o políticos en los que se diriman cuestiones de importancia para su presente y su futuro, y coordinar y optimizar el conjunto de los servicios existentes en sus asociaciones miembro.

Los distintos departamentos técnicos de Confemetal ofrecen a sus asociaciones que representan la industria, el comercio y los servicios del metal, tanto a nivel territorial como a nivel sectorial, servicios en las áreas de relaciones laborales, economía y estadística, fiscal, relaciones internacionales, medio ambiente, comunicación y formación a través de la Fundación Confemetal.

Para el secretario general de Confemetal, “la competitividad se ha de cimentar sobre el binomio innovación-formación”.

El sector del metal en España agrupa a unas 110.000 empresas que dan empleo a más de 900.000 trabajadores, supone el 9% del Valor Añadido Bruto español y más del 50 por ciento de las exportaciones. Su inversión en I+D+i representa el 30% la inversión total en ese ámbito.

En Confemetal, cuyo ámbito de actuación es toda España, están representados las ramas de actividad de siderurgia, metalurgia y fundición, aluminio, plomo, cobre, automóvil, bienes de equipo, máquina-herramienta, fabricación de ascensores, telecomunicaciones, electrodomésticos, maquinaria y equipos de climatización, industria del descanso, material eléctrico, electrónica, cubertería y menaje, industria metalográfica, joyería y relojería, montajes y mantenimientos industriales, gestión de residuos y recuperación, cerrajería y seguridad, mantenimiento e instalación de fontanería, gas, climatización y energía solar, instalaciones eléctricas, comercio del automóvil, reparación de automóviles y equipos, repuestos y accesorios de automoción, entre otras.

Todo ello representa aproximadamente el 40% de la producción industrial española.

El ejercicio 2013 ha sido continuación de la crisis que soporta el sector del metal, pero las perspectivas que se abren para nuestra economía en general y para el metal en particular comienzan a ser más optimistas. Siguen existiendo factores de riesgo exteriores e interiores, pero la pérdida de competitividad sufrida por la economía española está comenzando a revertirse y todos los indicadores apuntan a que el círculo vicioso en el que se encontraba sepultada nuestra economía podría haber terminado.

En este momento económico en el que crece el PIB, bajan la prima de riesgo, el desempleo y la inflación, se recuperan la demanda interna, el consumo y la inversión, se alcanza un superávit exterior y, sobre todo, mejora la competitividad de las empresas, quizá el catalizador de la recuperación ha de ser el crédito que todavía no fluye como sería deseable.

La actividad productiva necesita que una vez resuelta la crisis financiera, centrada fundamentalmente en las cajas de ahorro, comience a fluir el crédito tanto para el consumo, que genera actividad, como para la inversión que permite a las empresas afrontar riesgos y crear riqueza.

Sin duda la industria en Europa tiene futuro, pero será necesario trabajar por él y para ello es necesario hacer atractiva la inversión y la actividad. El futuro de la industria en Europa en general y más concretamente en España va a necesitar del esfuerzo de empresarios, técnicos y trabajadores y de que se apueste por vectores de futuro como la formación, la innovación, la fiscalidad favorable, la flexibilidad laboral, la racionalidad energética, el desarrollo racional de las infraestructuras, la promoción exterior y el apoyo a la internacionalización y, sobre todo, por la existencia de un marco legal y social favorable a la actividad industrial.

Sin todo ello será muy difícil afrontar grandes proyectos industriales que impulsen la economía, ni sin que se fortalezca la unidad de mercado o sin una legislación simplificada y clara que favorezca la actividad de emprendedores e inversores.

Para el metal, la tecnología es parte de su identidad. No es posible entender la trayectoria del sector sin la investigación el desarrollo y la innovación que está en primera línea de la gestión en las empresas del Sector.

La cuestión clave es que la competitividad se ha de cimentar sobre el binomio innovación-formación. Otras cuestiones —energéticas, fiscales, laborales, de unidad de mercado…— no son despreciables, pero en la innovación en productos y procesos se juega gran parte de la competitividad de nuestra economía.

En el caso del sector del metal el compromiso es altísimo, no sólo en lo que se refiere al control y la reducción de emisiones y residuos, sino también al reciclaje en el que las industrias metálicas son pioneras y líderes.

Pero, además, el reciclaje y la protección del medioambiente que lleva a cabo la práctica totalidad de los sectores económicos, se apoya en equipos y sistemas desarrollados, producidos y en gran medida operados y mantenidos, por empresas del sector del metal, de modo que no es exagerado decir que el metal es el eje central de la protección medioambiental.

En general, el trabajo que se está haciendo es magnífico. En un escenario poco favorable que, equivocadamente, centra en la actividad empresarial el mayor riesgo medioambiental y desarrolla normativas medioambientales poco racionales y finalmente de dudosa eficacia, el sector del metal cumple la normativa y contribuye a que otros sectores la cumplan.

La existencia de sistemas integrados de gestión de residuos es una garantía de respeto medioambiental y un modelo que asegura el menor impacto medioambiental con unos costes asumibles.

Ficha de Confemetal

• Año de creación: 1979
• Área geográfica en la que actúa: España
• Órganos de gobierno: asamblea general, junta directiva y comité ejecutivo
• Número de asociados: 76
• Tipo de asociados: Organizaciones territoriales y sectoriales de la industria, el comercio y los servicios del sector del metal
• Objetivos: Defensa de los intereses de las empresas de los distintos segmentos de actividad de la industria, el comercio y los servicios del sector del metal
• Servicios al asociado: relaciones laborales, economía y estadística, fiscal, relaciones internacionales, medio ambiente, comunicación y formación
• Localización: Madrid